El Señor nos pide ser pacientes y sin mancha



Ciudad del Vaticano (AICA): El Señor nos pide ser pacientes y sin mancha, caminando siempre en su presencia, afirmó, este viernes, el papa Francisco durante la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El santo padre subrayó que el Señor siempre escoge su propio modo para entrar en nuestra vida y esto requiere paciencia por nuestra parte, porque no siempre se deja ver por nosotros. Según informa Radio Vaticana, participó en la misa un grupo de empleados del Departamento de Salud e Higiene, acompañados por el director, doctor Patrizio Polisca.

El Señor nos pide ser pacientes y sin mancha, caminando siempre en su presencia, afirmó, este viernes, el papa Francisco durante la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El santo padre subrayó que el Señor siempre escoge su propio modo para entrar en nuestra vida y esto requiere paciencia por nuestra parte, porque no siempre se deja ver por nosotros. Según informa Radio Vaticana, participó en la misa un grupo de empleados del Departamento de Salud e Higiene, acompañados por el director, doctor Patrizio Polisca.

El Papa hizo su reflexión partiendo de la primera lectura de hoy y del evangelio para indicar cómo el Señor decide involucrarse "en nuestras vidas, en la vida de su pueblo". Abraham y el leproso. "Cuando venga el Señor –dijo, no siempre lo hace de la misma manera. No existe un protocolo de la actuación de Dios en nuestra vida ","no existe". Una vez, añadió, "lo hace de una manera, otra vez lo hace de otra”, pero siempre lo hace. "Siempre, insistió, se da este encuentro entre nosotros y el Señor":


“El Señor escoge siempre su modo de entrar en nuestra vida. Muchas veces lo hace muy lentamente, de forma que nos arriesgamos a perder un poco la paciencia: ‘Pero el Señor, ¿cuándo? Y rezamos, rezamos…. Y no llega su intervención en nuestra vida. Otras veces, cuando pensamos en lo que el Señor nos ha prometido, es tan grande que somos un poco incrédulos, un poco escépticos y como Abraham –un poco a escondidas- Sonreímos…. Dice en esta Primera Lectura que Abraham esconde su cara y sonríe… Un poco con escepticismo: ‘Pero como puedo yo, con casi cien años tener un hijo, si mi mujer tiene 90 años?’.


El mismo escepticismo, reflexionó, lo tendrá Sara, en el encinar de Mambré, cuando tres ángeles dicen lo mismo a Abraham. “Cuántas veces nosotros, cuando el Señor no aparece –dijo el Papa- no hace el milagro y no hace lo que queramos que Él haga, nos volvemos impacientes o escépticos”.


“Pero no lo hace, a los escépticos no lo puede hacer. El Señor se toma su tiempo. Pero incluso Él, en esta relación con nosotros, tiene mucha paciencia. No sólo nosotros debemos tener paciencia: ¡Él también la tiene! ¡Él nos espera! ¡Y nos espera hasta el final de la vida! Pensemos en el buen ladrón, que justo al final, reconoció a Dios. El Señor camina con nosotros, pero muchas veces no se deja ver, como en el caso de los discípulos de Emaús. El Señor se implica en nuestra vida, ¡Esto seguro! Pero muchas veces no lo vemos. Esto nos exige paciencia. Pero el Señor que camina con nosotros también tiene mucha paciencia con nosotros”.


El papa profundizó así, sobre "el misterio de la paciencia de Dios, que al caminar, camina a nuestro ritmo". A veces en la vida, constató, "las cosas se vuelven muy oscuras, hay tanta oscuridad allí, que queremos, si estamos en problemas, bajar de la cruz". Esto, dijo, "es el momento preciso: la noche es más oscura, cuando se aproxima la madrugada. Y siempre cuando nos bajamos de la cruz, lo hacemos cinco minutos antes de que llegue la liberación, en el momento más grande de la impaciencia".


"Jesús en la Cruz, sintió que lo desafiaban: ‘¡Baja, baja! ¡Ven!’. Paciencia hasta el final, porque Él tiene paciencia con nosotros. Él entra siempre, está involucrado con nosotros, pero lo hace a su manera y cuando Él piensa que es mejor. Solo nos dice lo que le dijo a Abraham: ‘Camina en mi presencia y sé perfecto', sé irreprensible, es la palabra correcta. Camina en mi presencia y trata de estar por encima de cualquier reproche. Este es el camino con el Señor y Él interviene, pero tenemos que esperar, esperar el momento, caminando siempre en su presencia y tratando de ser irreprensibles. Le pedimos esta gracia al Señor: caminar siempre en su presencia, tratando de ser irreprensibles”.+



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