La tecnología deja escapar aspectos fundamentales de la humanidad



La Plata (Buenos Aires) (AICA): Al reflexionar sobre la relación entre la tecnología y la educación, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, advirtió que, a veces, la técnica se convierte en “una especie de monstruo que hacía del hombre un esclavo”. “Parece que ahora la gente está tan ocupada manejando el ¨smartphone¨ (y todas estas maravillas cada vez más pequeñas que nos permiten estar en otro lugar a la vez que permanecemos donde estamos) que no necesita atender a quien tiene delante suyo, como si éste no importara demasiado”, criticó. Señaló en este sentido que “todos tenemos tantas cosas que hacer y los padres, a lo mejor, están empeñados y preocupados en su trabajo y no tienen tiempo para escuchar a sus hijos, para mirar a sus hijos a los ojos”, por esto propuso “pensar en esto porque me parece que si lo dejamos escapar se escapa un aspecto fundamental de humanidad”.

Al reflexionar sobre la relación entre la tecnología y la educación, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, destacó que “en el siglo XX el desarrollo de la técnica le ha permitido al hombre adquirir un dominio extraordinario sobre la naturaleza y ese desarrollo ha sido fuente de producción y de trabajo”.

El prelado señaló, sin embargo, que muchos autores también advierten “ese desarrollo tecnológico ha adquirido una complejidad, un gigantismo y una autonomía tal que algunos hablaron del ‘demonio de la técnica’, como que finalmente el hombre quedaba sometido, como apéndice, a su creatura. Observaron que la técnica se convertía en una especie de monstruo que hacía del hombre un esclavo”.


Asimismo, compartió un informe de “Cuantified Impressions” (Impresiones Cuantificadas), en el que se analiza “el cambio colectivo que se verifica en ‘la era del smartphone’”.


El estudio constata, indica monseñor Aguer, que “se pierde la costumbre de mirarse a los ojos en una comunicación, en una conversación cualquiera. Eso se va convirtiendo, dice esta institución, en un arte en vías de extinción. A lo mejor no lo hemos pensado nunca esto sobre qué importancia puede tener en una conversación, en una comida, etc., el mirarse a los ojos. No hacía falta, porque se trataba de una actitud espontánea, de educación elemental”.


“Parece que ahora la gente está tan ocupada manejando el smartphone (y todas estas maravillas cada vez más pequeñas que nos permiten estar en otro lugar a la vez que permanecemos donde estamos) que no necesita atender a quien tiene delante suyo, como si éste no importara demasiado. Dicen que es muy común, en las personas en la franja de los 20 a los 30 años, que mientras están cenando con amigos están al mismo tiempo siguiendo los resultados de los partidos de fútbol o mandando mensajes a otras personas”, ejemplificó.


“Esta constatación es importante, porque muestra qué realidades sencillamente humanas pueden escamotearse cuando uno se deja atrapar por el instrumento y se convierte en una especie de apéndice del mismo”, agregó.


El arzobispo platense sostuvo que el fondo del asunto es que “mirarse a los ojos en una conversación es una señal de respeto, en primer lugar, y también de confianza. Yo estoy mirando ahora a la cámara pero en realidad los estoy mirando a todos ustedes, estoy imaginando esa platea virtual que me está escuchando y me permite entrar a sus casas. ¿Y si yo estuviera mirando para otro sitio o manipulando una cosa o mandando un mensajito de texto?”.


“Estas pequeñeces son, después de todo, fundamentales especialmente cuando se proyectan en una sociedad y se van convirtiendo en hábitos culturales. Perdemos de vista cosas muy sencillas, profundamente humanas, pero estamos orgullosos porque manejamos todos los instrumentos de la técnica”, precisó.


Monseñor Aguer manifestó que hasta la cara que ponemos expresa sentimientos y reconoció que “hay chicos y sobre todo adolescentes que se quejan de que no hablan mucho con sus padres, de que no se les ofrece oportunidad de hacerlo, de que no son escuchados por sus padres. Claro, todos tenemos tantas cosas que hacer y los padres, a lo mejor, están empeñados y preocupados en su trabajo y no tienen tiempo para escuchar a sus hijos, para mirar a sus hijos a los ojos”, por esto propuso “pensar en esto porque me parece que si lo dejamos escapar se escapa un aspecto fundamental de humanidad”.+


Texto completo de la alocución



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