Encuentro de Guadalupe: Hacia una cultura cristiana que reciba el Kerygma



Ciudad de México (AICA): El Encuentro y Peregrinación “Nuestra Señora de Guadalupe: Estrella de la Nueva Evangelización en el Continente Americano”, que se desarrolla del 16 al 19 de noviembre en el auditorio del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México, vivió ayer, lunes 18 de noviembre, una jornada muy intensa. Terminada la tarea de los grupos de trabajo, los participantes escucharon las ponencias de los cardenales Sean Patrick O’Malley OFM Cap, arzobispo de Boston; José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y Óscar Rodríguez Maradiaga SDB, arzobispo de Tegucigalpa, quienes respondieron al tema “Cultura y sociedad en el continente americano: misión y contribución de la Iglesia”.

El Encuentro y Peregrinación “Nuestra Señora de Guadalupe: Estrella de la Nueva Evangelización en el Continente Americano”, que se desarrolla del 16 al 19 de noviembre en el auditorio del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México, vivió ayer, lunes 18 de noviembre, una jornada muy intensa.

Terminada la tarea de los grupos de trabajo, los participantes escucharon las ponencias de los cardenales Sean Patrick O’Malley OFM Cap, arzobispo de Boston; José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y Óscar Rodríguez Maradiaga SDB, arzobispo de Tegucigalpa, quienes respondieron al tema “Cultura y sociedad en el continente americano: misión y contribución de la Iglesia”.


Durante su intervención, el cardenal O’Malley advirtió sobre el tránsito de un “catolicismo cultural a un catolicismo intencional”, por lo cual es muy importante trabajar con los católicos que no se van y permanecen en la Iglesia, “quienes quedan más fortalecidos y con más disposición de convertirse en discípulos y misioneros”.


Habló también sobre la importancia de aprender las lecciones de los abusos a menores, a fin de que “la protección de los niños sea una prioridad y evitar improvisaciones”.


Otra advertencia tuvo que ver con los factores culturales que debilitan el matrimonio, por lo que es importante preparar a los jóvenes para la vocación al matrimonio y la paternidad.


Partiendo de la experiencia actual con los migrantes en los Estados Unidos, hizo un llamado a trabajar más estrechamente con las Iglesias de América Latina, a fin de atender con presbíteros y misioneros a las nuevas comunidades de hispanos que crecen en Norteamérica.


El cardenal Rodríguez Maradiaga identificó durante su ponencia que en la actualidad hay un espacio cultural -fragmentado y plural-, el cual debería ser integrado a través de una auténtica cultura cristiana.


Por otro lado, se mostró convencido de que lanzar la Misión Continental “exige una decisión y audacia, que entienda y atienda las actuales circunstancias, las cuales no deben verse como problemas, sino como oportunidades”.


Invitó a que la Iglesia ratifique su opción por los jóvenes, a través de una pastoral juvenil organizada, “que no esté circunscrita a eventos, sino un camino de formación y compromiso que permita arraigar y hacer crecer la fe”.


Ante esto, recordó que el “éxito” del cristianismo pasa “por la calidad del mismo, que no es otra cosa que la santidad”.


“Para encender un fuego creativo, solidario y heroico, requiere una conversión pastoral de todos”, concluyó.


Por su parte, el cardenal Robles Ortega hizo un llamado “a reconocer los signos de los tiempos”, y a dirigir la mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad actual.


Explicó que hoy en día ya no se transmite la fe –como era antes--, a través de la educación o la familia, que era un vehículo seguro para la transmisión de la fe. “Hoy esto viene siendo erosionado, es deficiente o se detiene”, advirtió.


Prosiguió diciendo que un reto para la Iglesia es “conseguir que la fe se haga cultura”, evitando que el cristianismo sea transmitido solamente “como un bagaje cultural o conjunto de valores pero sin Cristo, dado que esto le hace perder su real atractivo”.


Hay una necesidad de presentar el Kerygma, acotó, porque este “no es una moral o una tradición”, sino “el anuncio gozoso de Cristo que se deja encontrar, quien con su resurrección ha vencido a la muerte”.


Es la predicación de este anuncio “el que coloca las bases para que la moral y cultura recomiencen desde Cristo, y así, nos haga perseverar en la virtud, la paciencia y la bondad para también anunciarlo”, dijo.


“Hay que reproponer la presentación del Kerygma, con dinamismo, que saque de la parálisis, y se convierta en el núcleo de nuestra predicación”, fueron sus palabras finales.+



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