El Obispo envió a marplatenses a misionar en Añatuya



Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA): El domingo de la fiesta del Bautismo del Señor el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió una santa misa en la iglesia catedral de los santos Pedro y Cecilia, en la que envió a un grupo de personas marplatenses a misionar en Añatuya, provincia de Santiago del Estero. La Eucaristía fue concelebrada por dos obispos que están visitando en estos la ciudad balnearia, monseñor Ramón Dus, arzobispo de Resistencia y Don Lucio Andrice Muandula, obispo de Xai-Xai, Mozambique, África.

“Esta fiesta del Bautismo del Señor -dijo en la homilía monseñor Marino-, la vinculamos con el envío misionero de un grupo que desde nuestra diócesis va a una de las regiones más necesitadas del país, necesitada en distintos sentidos, incluyendo el aspecto de la evangelización. Por tanto, les doy mi bendición como obispo, para todos los miembros del grupo misionero, y para el sacerdote que los preside”.

“También en esta santa misa -agregó el obispo marplatense- doy la bienvenida a monseñor Lucio Muandula, obispo de Xai Xai, Mozambique, diócesis con la cual desde hace años la Iglesia marplatense tiene una relación de colaboración misionera”.


“También me acompaña en esta celebración eucarística monseñor Ramón Dus, arzobispo de Resistencia, acompañado de formadores del seminario y de seminaristas. Para todos ellos les doy mi más cálida bienvenida. No hay forma más eficaz de expresar la comunión que nos vincula que con la celebración eucarística, y en ella manifestamos nuestra unidad”.


Tras estos párrafos iniciales, monseñor Marino se refirió a la celebración del Bautismo. “En este día -dijo- tenemos que tomar consciencia de nuestro bautismo, en él el Espíritu Santo ha venido a purificarnos de la herencia del pecado y nos une vitalmente a Cristo, hijo de Dios y así somos hijos de un mismo Padre. Entre nosotros circula una misma vida, la del espíritu de Cristo, miembros de la Iglesia, este es el título de mayor dignidad del hombre. Predicar esto es la misión de la Iglesia: Dios nos llama ser sus hijos, pertenecemos a una misma familia; este es el gozo de la Iglesia y debemos anunciarlo. Cuando alguien cree que no es fruto de la casualidad, sino que Dios lo considera su hijo, lo ama, esta persona cambia” destacó el prelado.


“Renovemos entonces la conciencia de nuestra dignidad, también la de nuestra visión. Por el sacramento del Bautismo todos quedamos comprometidos en la tarea misionera de la Iglesia en el anuncio mediante nuestra conducta y nuestras palabras por el cual somos en el mundo la fragancia de Cristo, atrayendo. Cuando esto se vive con plena convicción, nuestras vidas se convierten en un anuncio”, concluyó el obispo marplatense.


Evangelizar más allá de las fronteras de la diócesis

Desde el 15 de enero, y hasta los primeros días de febrero, el grupo misionero estará en la diócesis de Añatuya, en la localidad de Monte Quemado, al norte de la provincia de Santiago del Estero, en el límite con el Chaco y Salta, región conocida como el Chaco santiagueño. “Allí vamos por primera vez, ya hemos ido a Añatuya, a Tintina, cuatro años seguidos. Este año vamos a Monte Quemado, y el sacerdote a cargo, que nos recibirá, nos pidió ser misioneros en el pueblo, esta vez, no iremos tanto a la zona rural, sino a la localidad que si bien es pequeña, tiene dos parroquias”, señaló el presbítero Daniel Oscar Climente, párroco de Batán, quien acompaña al grupo misionero diocesano.


“Este primer año es para conocerse con la gente, y nos pidieron llegar a los jóvenes del lugar con actividades especiales para ellos. En las misiones lo más importante es la visita casa por casa, y allí se da el espacio para el diálogo, el encuentro, la oración. También en esos días de misión se hacen convocatorias a los jóvenes, a las familias, con la misa diaria, pero también con películas, una charla, o alguna otra actividad que el sacerdote nos pide que hagamos para convocara a la gente y llevar el mensaje de Jesús, en esta oportunidad en el encuentro, la comunidad”, agregó el padre Climente.


El sacerdote, haciendo referencia a la preparación, expresó que “nos hemos ido reuniendo durante todo el año, preparándonos con la formación misionera, espiritual. El grupo está formado por varias personas, somos más de veinte pero no vamos todos a Monte Quemado, los que no viajan sostienen a los misioneros que sí, con su oración y esa es la otra parte importante de esta misión”, concluyó.+



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