La fe en Dios es el principio que da fundamento a la equidad social



Santa Fe (AICA): “La fe en Dios creador y Padre de todos los hombres es el principio que da fundamento a la equidad social. La Doctrina Social de la Iglesia se nos presenta, en este sentido, como la resonancia temporal del Evangelio. Cuando falta conciencia del don como algo recibido, es difícil comprender el significado de la vida como tarea y compromiso”, advirtió el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, en su reflexión semanal. El prelado recordó, además, que “a la dimensión comunicativa del ‘agua viva’ la llamamos en la Iglesia compromiso misionero” y aseguró que “comprender esta dimensión de la vida cristiana es vivir con madurez la condición de discípulo y misionero de Jesucristo”.

El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, reflexionó sobre el relato del encuentro de Jesús con la Samaritana, y consideró que de se desprenden tres aspectos: la iniciativa de Dios, la sed del hombre como apertura espiritual y la dimensión misionera”.

“Estos elementos que hacen a una antropología cristiana dan el marco a toda tarea espiritual y misionera en la vida de la Iglesia. Jesucristo no es un agregado para el hombre, sino la presencia de Dios que le responde y no lo abandona. Jesucristo es, por lo tanto, un derecho y necesidad que tiene el hombre, como una obligación de la Iglesia de predicarlo”, explicó en su alocución semanal.


El prelado advirtió que “no es posible entender la iniciativa de Dios sino partimos del hombre en cuanto ser racional y espiritual, es decir, de alguien con una capacidad de pregunta y de búsqueda. Esta condición es expresión de esa sana indigencia del hombre que lo lleva a decirle al Señor: ‘dame de beber de esa agua’. Hay una sed que es signo de apertura y camino. Hay, en cambio, un estar satisfecho que nos cierra y es signo de pobreza”.


“El valorar la inteligencia, la dignidad humana como la apertura espiritual del hombre como hijo de Dios, es la condición que supone el Evangelio. Esta ‘agua viva’, que es don y presencia de Jesucristo, lo convertirá al hombre, además: ‘en manantial que brotará hasta la vida eterna’. La vida de Dios es comunicativa y nos convierte en manantiales; es más, sólo la conservamos cuando la comunicamos. A esta dimensión comunicativa del ‘agua viva’ la llamamos en la Iglesia compromiso misionero. Comprender esta dimensión de la vida cristiana es vivir con madurez la condición de discípulo y misionero de Jesucristo”, explicó.


El arzobispo santafesino consideró que es necesario tomar conciencia “del destino universal de los bienes, y citó a San Gregorio Magno, quien decía: “El rico es un administrador de lo que posee; dar lo necesario a quien carece de ello es una obra que hay que cumplir con humildad, porque los bienes no pertenecen a quien los distribuye”.


“La fe en Dios creador y Padre de todos los hombres es el principio que da fundamento a la equidad social. La Doctrina Social de la Iglesia se nos presenta, en este sentido, como la resonancia temporal del Evangelio. Cuando falta conciencia del don como algo recibido, es difícil comprender el significado de la vida como tarea y compromiso”, concluyó.+

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