Francisco explicó a los periodistas su emoción en Albania




Ciudad del Vaticano (AICA): En el vuelo de regreso a Roma, el Santo Padre respondió a las preguntas de tres periodistas albaneses que cubrieron su viaje apostólico a Albania. “Mi viaje fue un mensaje, una señal que quise dar”, dijo Francisco y al referirse a su emoción, hasta las lágrimas -en su encuentro con el clero albanés-, expresó que: “Escuchar a un mártir hablar de su martirio, ¡es muy fuerte! Y esos testigos hablaban como si estuvieran hablando de otro, con una sencillez y una humildad. Me hizo mucho bien.”

En el vuelo de regreso a Roma, el Santo Padre respondió a las preguntas de tres periodistas albaneses que cubrieron su viaje apostólico a Albania. “Mi viaje fue un mensaje, una señal que quise dar”, dijo Francisco y al referirse a su emoción, hasta las lágrimas -en su encuentro con el clero albanés-, expresó que: “Escuchar a un mártir hablar de su martirio, ¡es muy fuerte! Y esos testigos hablaban como si estuvieran hablando de otro, con una sencillez y una humildad. Me hizo mucho bien.”

¿Su Santidad comenzó el viaje con una idea sobre los albaneses? Personas que sufrieron, pero que también son tolerantes. ¿Encontró alguna otra cualidad justa para que el águila vuelva al nido?

“El albanés no es solamente tolerante: es hermano. Tiene la capacidad de la fraternidad, y todavía más: esto se nota en la convivencia, en la colaboración entre: islámicos, ortodoxos y católicos. Colaboran juntos, pero como hermanos. Y luego, algo que me llamó la atención desde el principio, es la juventud del país. El más joven de Europa. Pero se ve que Albania tiene un desarrollo superior en la cultura y también en el gobierno, gracias a esta hermandad”.


Desplazándose por el bulevar principal de Tirana, bajo los retratos de los sacerdotes martirizados durante el régimen comunista, en un país donde el ateísmo de Estado estuvo impuesto hasta hace 25 años ¿Que ha sentido?

“Estuve estudiando durante dos meses ese período tan difícil de Albania, para entenderlo y estudié también los orígenes. Sus raíces culturales, son hermosas y fuertes, de gran cultura, desde el principio. Por lo que respecta a aquel período fue un período cruel: el nivel de crueldad era terrible. Cuando vi aquellas fotos. Pero no sólo fueron católicos, también los ortodoxos, también los musulmanes, y cuando pensé en lo que les decían: "No tienes que creer en Dios". "Yo creo". Y ¡bum!, los mataban. Por eso digo que los tres componentes religiosos han dado testimonio de Dios y ahora dan testimonio de la fraternidad”.


Albania es un país de mayoría musulmana. Pero su visita ha tenido lugar en un momento en que la situación mundial es muy inestable: Usted mismo dijo que la tercera guerra mundial ya ha comenzado. Su mensaje en esta visita ¿es sólo para los albaneses, o va más allá?

“No: va más allá. Albania construyó un camino de paz, de convivencia y de cooperación que va más allá, toca a otros países que también tienen raíces étnicas diferentes. Es un país de mayoría musulmana en sí, pero no es un país musulmán. Es un país europeo. Albania es un país de Europa, por su cultura, la cultura de la convivencia, también por la cultura histórica que tuvo”.


Después de Albania ¿cuáles son los próximos viajes?

“El 25 de noviembre a Estrasburgo, para hablar ante el Consejo de Europa y el Parlamento Europeo, Y luego, el 28 -tal vez- Turquía, para estar allí en la festividad de San Andrés, con el patriarca Bartolomé”.


Vimos que tiene una visión de Albania diferente de la de los europeos. Eligió visitar como primer país de Europa uno de la periferia, uno que no pertenece a la Unión Europea. ¿Qué puede decir a los que miran sólo a Europa de los “poderosos”?

“Mi viaje fue un mensaje, una señal que he querido dar.”'


Todos lo vimos llorar, creo que por primera vez. ¿Se conmovió mucho en el encuentro con el clero que parece haber sido el momento más emotivo de su viaje?

“Escuchar a un mártir hablar de su martirio, ¡es muy fuerte! Creo que todos los que estábamos allí, estábamos emocionados: todos. Y esos testigos hablaban como si estuvieran hablando de otro, con una sencillez y una humildad. Me hizo mucho bien.”+



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