Mons. Castagna: “Se necesita una recta educación de la libertad”


Mons. Castagna: “Se necesita una recta educación de la libertad”




Buenos Aires (AICA): El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna consideró que “es preciso despertar la predisposición de escuchar a quienes corresponda. Ello incluye un aprendizaje de humildad que debe ser incorporado a la educación familiar, escolar, profesional y popular” y tras advertir que se perciben “las quejas de una sociedad lastimada por el maltrato, la intolerancia, la mezquindad y la criminalidad”, aseguró que “la solución de fondo no consiste en ampliar las cárceles y agravar las leyes para una represión más eficaz”. “Sin una recta educación de la libertad, para elegir el bien y rechazar el mal, cualquier proyecto represivo oscila entre la ineficacia y la reacción violenta. En este aspecto poco se ha avanzado, por lo contrario, se ha retrocedido”, sostuvo.

El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, aseguró que “el mundo actual está sensibilizado contra los mitos y las fábulas”, por lo que “exige, quizás sin proponérselo, que se les diga toda la verdad. Es la que el Evangelio presenta, mediante sus testigos acreditados. ¿Por qué no abandonar prejuicios y escuchar como niños lo que nos relatan quienes conocen, desde sus orígenes, el Hecho celebrado? Me refiero a los Apóstoles de Jesús, que han dejado vivo su testimonio y lo transmiten por la Tradición y la constante fe de la Iglesia”.

“Es preciso despertar la predisposición de escuchar a quienes corresponda. Ello incluye un aprendizaje de humildad que debe ser incorporado a la educación familiar, escolar, profesional y popular. Percibimos las quejas de una sociedad lastimada por el maltrato, la intolerancia, la mezquindad y la criminalidad”, advirtió en su sugerencia para la homilía del próximo domingo.


El prelado sostuvo que “la solución de fondo no consiste en ampliar las cárceles y agravar las leyes para una represión más eficaz. Sin una recta educación de la libertad, para elegir el bien y rechazar el mal, cualquier proyecto represivo oscila entre la ineficacia y la reacción violenta. En este aspecto poco se ha avanzado, por lo contrario, se ha retrocedido”.


Texto de la sugerencia


1.- Maria vive de la fe. A partir de la Encarnación Maria vive de la fe dando a Pablo, por anticipado, una exacta formulación a su lúcida enseñanza: "El justo vive de la fe". El último Domingo de Adviento presenta lo que está en el origen de este acontecimiento navideño. Es el anuncio del Ángel de Dios a la joven y humilde Virgen. En el clima creado por su intervención, Dios se revela enamorado - en esa Santa Virgen - de la humanidad, no obstante empeñada en permanecer alejada de Él. Somos parte de esa humanidad que Dios ama. Somos personalmente amados por nuestro Creador y Padre. Es urgente tratar este tema en el dia en que lo celebramos, o intentamos celebrarlo. Me refiero a la Navidad 2014, dentro de cuatro dias. Es Dios mismo Quien nos recuerda cuánto nos ama. Necesitamos lucidez para conocer esa Verdad y ser partícipes convencidos de lo que festejamos. He oìdo las más extrañas interpretaciones, con el fin de justificar el encuentro de familiares y amigos, y de esa forma explicar el feriado del calendario universal. No todos muestran interés por celebrar "a lo cristiano" el acontecimiento cristiano. La ignorancia explica esas disímiles posturas.

2.- La verdad de la Navidad. Todas las aproximaciones son válidas, pero, no podemos quedarnos en ellas, sin recurrir a la verdad histórica que las atrae y sustenta. El mundo actual está sensibilizado contra los mitos y las fábulas. Exige, quizás sin proponérselo, que se les diga toda la verdad. Es la que el Evangelio presenta, mediante sus testigos acreditados. ¿Por qué no abandonar prejuicios y escuchar como niños lo que nos relatan quienes conocen, desde sus orígenes, el Hecho celebrado? Me refiero a los Apóstoles de Jesús, que han dejado vivo su testimonio y lo transmiten por la Tradición y la constante fe de la Iglesia. Es preciso despertar la predisposición de escuchar a quienes corresponda. Ello incluye un aprendizaje de humildad que debe ser incorporado a la educación familiar, escolar, profesional y popular. Percibimos las quejas de una sociedad lastimada por el mal trato, la intolerancia, la mezquindad y la criminalidad. La solución de fondo no consiste en ampliar las cárceles y agravar las leyes para una represión más eficaz. Sin una recta educación de la libertad, para elegir el bien y rechazar el mal, cualquier proyecto represivo oscila entre la ineficacia y la reacción violenta. En este aspecto poco se ha avanzado, por lo contrario, se ha retrocedido.


3.- El clamor de los humildes. La Salvación, que únicamente viene de Dios, debe ser acogida con la sencillez de María y la pobreza de los pastores de Belén. Difícil actitud, que excluye toda ficción, pero que capacita a leer la misteriosa intervención de Dios, sin títulos académicos ni poder adquisitivo alguno. Los pobres sin ambiciones y los marginados humildes son los privilegiados y llevan la delantera en el ingreso al Reino. Atraen la mirada de Dios y son elegidos para formular la Verdad que la humanidad necesita para salvarse. Cuando los poderosos política y económicamente valoren la humildad de los pobres y excluidos de este mundo como la valora Dios, adquirirán la sabiduría para ordenar la sociedad que deben gobernar; es decir: los mandatarios no defraudarán a sus mandantes y sus colaboradores serán auténticos ministros o servidores. ¿Así lo piensan quienes se presentan como candidatos para ejercer el poder político? Algunas expresiones, vertidas en el transcurso de las diversas campañas electorales, parecen acercarse teóricamente a ese ideal. Pero, quienes creen en Cristo no podrán desoír el mensaje y el clamor de sus hermanos más humildes.


4.- Cristo debe ser predicado al mundo. En pocos días adoraremos al Pobre Niño de Belén y leeremos, en esa conmovedora escena, la Verdad que el mundo necesita para dejar de ir a los tumbos. Por eso Cristo debe ser predicado a todos, sin ánimo proselitista, sino para que el Evangelio sea propuesto a la libertad, saneada por la Redención, de quienes aún gimiendo bajo el yugo del pecado, esperan la Salvación nacida en la Noche fría y Santa de Belén.+



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