mayo 2016

La Iglesia en la Argentina celebró entre sábado y domingo la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, en la que los obispos presidieron la misa y encabezaron la tradicional procesión con el Santísimo Sacramento, además de dedicar un momento a la adoración eucarística junto con los fieles.

La celebración del Corpus Christi se enmarcó en el Año de la Misericordia convocado por el papa Francisco, el Bicentenario de la Independencia y en la preparación del XI Congreso Eucarístico Nacional, que se realizará del 16 al 19 de junio en Tucumán.

En las homilías, los obispos reflexionaron sobre el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces, destacaron párrafos del mensaje “Bicentenario de la Independencia. Tiempo para el encuentro fraterno de los argentinos” y llamaron a vivir el compromiso eucarístico.

Mons. Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús): "La victoria de Cristo en la Eucaristía nos viene a transformar y dar una fuerza increíble, porque con nuestras propias fragilidades no seríamos capaces de llevarlas adelante. Hoy es importante reconocerlo a Jesús presente en la Eucaristía. Reconocerlo, contemplarlo, adorarlo, quedarnos con Él y pedirle fuerzas para que nuestra vida sea Cristo-céntrica, una vida que participe del misterio de Cristo que con su Palabra transformó el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre Divina”; y cuantas veces celebramos el misterio, cuantas veces hacemos -en nombre de la Iglesia- la Eucaristía, también tenemos que pasar por esa transformación. Si Cristo pasa y entra, le tenemos que decir 'Señor quédate con nosotros porque atardece', y si el Señor se queda, nuestra vida es transformante y transformadora”. Texto completo de la homilía

Mons. Luis Urbanc (Catamarca): "Señor Jesús, danos la gracia de sentir hambre de Ti, para que podamos comprender al que pasa hambre de pan, de cultura, de cariño, de trabajo, de respeto, de dignidad, de salud, de integridad, de educación, de inclusión, y que nos acerquemos humildemente a ellos para ayudarlos a saciarse de los bienes que Tú repartes en abundancia por medio de nuestro compartir. Señor Jesús, enséñanos a partirnos y a repartirnos como Tú en favor de nuestros hermanos hasta la entrega de la propia vida como lo hiciste Tú y lo celebramos en cada Eucaristía. Que aprendamos de Ti no sólo a dar algo, sino a darnos, puesto que esto hiciste en favor de toda la humanidad y nos lo dejaste como memorial para que hagamos lo mismo, con la certeza de que vale la pena porque Tú lo santificas y significas. Todo lo que nos indicas hacer es lo mejor. Que lo sepamos y lo practiquemos". Texto completo de la homilía

Mons. Luis Collazuol (Concordia): "El drama de la pobreza y el de la soledad sacuden nuestra conciencia; la misericordia nos mueve a dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos. Las obras de misericordia corporales son uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios. Las obras de misericordia no son sólo un ejercicio individual; reclaman un mayor compromiso de todos: Estado y sociedad civil, varones y mujeres, docentes y alumnos, esposos y esposas, padres e hijos, empresarios y obreros, juntos, cada uno desde su lugar, comprometidos por la vida digna de todos los habitantes de nuestra querida Nación". Texto completo de la homilía

Mons. Santiago Olivera (Cruz del Eje): “Él nos invita a nosotros a hacernos Eucaristía. Hacer de nuestra vida una entrega… La multiplicación de los panes y peces no es sólo para saciar el hambre humano, sino más bien como signo de que siempre, a los discípulos de hoy, que demos de comer a la hambrienta multitud. El alimento que tenemos que presentar es la fe en Jesucristo y acerca a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a Jesucristo, que es el camino, la verdad y la vida verdadera. Y que juntos nos reunamos cada vez más para celebrar la Eucaristía, que es por excelencia el amor que se entrega”. Audio de la homilía

Mons. Gabriel Barba (Gregorio de Laferrere): “La Eucaristía ‘hace a la Iglesia’, desde nuestras comunidades, como Iglesia que somos, debemos abrir puertas que construyan fraternidad. Que testimonien a Dios a nuestros hermanos. Siendo artífices de una nueva realidad. Ciudadanos comprometidos que anuncian el Evangelio y construyen una sociedad con valores ciertos, concretos y verdaderos. No de palabras bellas que no se sostienen en la realidad. Para eso el alimento del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Para que seamos comunidades vivas que transformen el mundo”. Texto completo de la homilía

Mons. Marcelo Colombo (La Rioja): “La fiesta de Corpus no nos deja en la contemplación piadosa de Cristo entregado por amor. Arraigados en Él, nuestra mirada afectuosa nacida de la fe nos tiene que llevar a esas otras miradas de preocupación y búsqueda del bien de los hermanos, como la Virgen María en Caná, como San Nicolás con los pobres de su tiempo, como San Francisco Solano junto a los aborígenes pisoteados en su dignidad, como monseñor (Enrique) Angelelli en nuestra Rioja de los años 70, como el padre Joaquín, generoso y activo en el Hogar de Ancianos San José que atraviesa tantas necesidades en La Rioja de hoy y no logra la solidaridad permanente de nuestra sociedad y de sus instituciones”. Texto completo de la homilía

Mons. Jorge Lugones SJ (Lomas de Zamora): "La comunión con Dios y con los hermanos nos compromete porque la comunión tiene consecuencias sociales. Comulgar con Jesús en la Eucaristía implica recibir una gracia santificante que refuerza mi amistad con Dios y con el prójimo, y por lo tanto exige ejercitar las obras de misericordia. La bondad del pan, el hacerse pan para los demás como Jesús, que se parte y reparte para fortalecer y saciar a su pueblo, nos invita a ser sencillos, pobres, mansos, tiernos como el pan. A descubrir nuestra vocación de pueblo, como decimos los obispos, una participación que implica: 'Exponerse, descubrirse, comunicarse, encontrarse… dejar circular la vida, la simpatía, la ternura y el calor humano'". Texto completo de la homilía

Mons. Antonio Marino (Mar del Plata): "Las formas de hambre y de pobreza que padecen los hombres son muy variadas. Hay hogares donde escasea el pan y falta el trabajo para lograrlo dignamente. Sabemos que la palabra "pan" tiene una amplitud de significados. Hay también un hambre espiritual y padecimientos del alma. Los niños y los jóvenes, en especial, experimentan el enorme esfuerzo de encontrar sentido y rumbo, en una sociedad donde las familias han perdido la capacidad de educar y orientar. Hay carencias de afecto no sólo en los niños sino también en los ancianos. Muchos buscan a tientas la verdad y una vida más lograda y más plena. De necesidades y privaciones está llena esta tierra. Ante este panorama de dolencias y de hambre material y sed de sentido, en esta solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, resuenan con renovada fuerza las palabras del Señor: 'Denles de comer ustedes mismos'". Texto completo de la homilía

Mons. Ariel Torrado Mosconi (Nueve de Julio): “Ante la inquietud poco comprometida de los discípulos, Jesús los hace responsables a ellos: ‘Denles ustedes de comer’. También nosotros debemos procurar no quedarnos en estériles lamentos o en quejas lastimosas sino que debemos hacernos cargo de ofrecerle pan al hermano. Pero no se trata de regalar lo que se debe ganar con esfuerzo. El llamado del Señor ‘denles ustedes’ es una exhortación al trabajo nuestro y al de enseñar a trabajar. Trabajar por el bien común, superar la mentalidad del subsidio fácil y recomponer la cultura del trabajo. ¡Qué hermoso y digno es que el pan llegue a nuestra mesa como fruto del esfuerzo! Y que ese pan sobreabunde, para que podamos compartirlo y para que llegue hasta la mesa de los más pobres”. Texto completo de la homilía

Mons. Juan Martínez (Posadas): "Quiero en el contexto del Corpus pedir al Señor por nuestra Patria al celebrar el bicentenario de la independencia por la inclusión de todos los argentinos especialmente por todos aquellos que padecen desde hace años distintos tipos de exclusión. Pedimos que replique en nuestro corazón el mandato del Señor: 'Que amemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos'. Por todos los prójimos, pero especialmente por los más pobres y excluidos. Son ellos nuestros hermanos y queremos tenerlos presente en nuestro corazón. No tiene mucho sentido cuantificar la pobreza, si hay más o menos pobres, sabemos con certeza que los hay. Lo importante es que todos, sobre todo la dirigencia social y no solo los políticos, tengamos presente a los pobres en sus diversas manifestaciones y busquemos siempre incluirlos en toda proyección". Texto completo de la reflexión

Mons. Marcelo Martorell (Puerto Iguazú): “La Eucaristía es un convite ofrecido a todos los hombres para saciar su hambre de Dios y de vida eterna. Es el mismo Dios que se hace presencia y alimento para todos. La celebración de esta fiesta nos invita -en la fe- a amar la Eucaristía, que es el mismo Dios presente realmente entre nosotros. Nos invita a que cada día nos sintamos más hambrientos de ella y que sepamos conducir hacia Jesús Eucaristía a quienes todavía permanecen indiferentes, para que cambiando su corazón puedan descubrir y vivir Su presencia real en la Eucaristía y encontrándole a Él puedan convertirse en discípulos y misioneros suyos en un mundo que necesita del testimonio de que es posible vivir el amor de Dios y construir una sociedad ordenada según el querer de Dios”. Texto completo de la homilía

Mons. Carlos Tissera (Quilmes): "Jesús es el que nos une en la única mesa de los hermanos, donde el Padre da el alimento para cada uno, para todos: Jesús. Él quiere que comamos juntos. Hoy como ayer, Jesús sigue estando con nosotros, en medio nuestro, cuando abrimos el corazón para compartir los 'cinco panes y dos pescados' que tenemos. El milagro que provoca el amor. Jesús, el Señor de la historia, es el Dios hecho pan. Hoy también, en esta Argentina del Bicentenario, queremos decirle a Jesús, como los discípulos de Emaús, en el camino de la historia: 'Quédate con nosotros, Jesús'”. Texto completo de la homilía

Mons. Luis Fernández (Rafaela): "Un inmenso río de creyentes que cada domingo sale de su casa y humildemente, sin ruido; inmenso río que agrupa a los cristianos provenientes de ciudades y pueblos, colonias y campos, para encontrarse con la comunidad, y la presencia del Señor que lo llena todo y hace nuevas todas las cosas. De este modo se alcanzan las periferias de las que habla el papa Francisco, que son las geografías de los todavía no evangelizados y las de cuantos se encuentran distantes del corazón y se han distanciado, pero que esperan con vivo deseo el reencuentro de una comunidad eclesial que los extraña, y por eso como Jesús sale en búsqueda de la oveja perdida y al encontrarla la carga sobre sus hombros y la lleva con ternura a la comunidad. Estas abarcan a los denominados `'alejados', que han recibido un primer anuncio de la buena noticia y después se han alejado de la fe por las vicisitudes de la vida, pero también como propusimos en los objetivos diocesanos estos son 'los buscadores de Dios' todavía escondidos, que viven en el corazón la nostalgia de lo que hoy estamos celebrando, el infinito amor misericordioso de Dios, presente en la Eucaristía". Texto completo de la homilía

Mons. Miguel Ángel D’Annibale (Río Gallegos): “El ministerio de la Eucaristía nos invita a descubrir que el misterio eucarístico es un misterio ofrecerse y multiplicar. De ofrecer lo que tenemos, lo poco que tenemos, porque qué son para la transformación de las realidades según el evangelio lo que cada uno es y cada uno puede brindar. Cinco panes y cinco peces. Puestos en la mano de Jesús esos cinco panes y cinco peces transforman la realidad, lo hemos visto cuántas veces. Tenemos el testimonio de gente que simplemente con dejar abierta una puerta, dejando entrar a una persona que venía en una misión, se empezó a gestar un camino que no imaginaba la persona que abrió la puerta y tampoco el misionero”.

Mons. Sergio Buenanueva (San Francisco): “La Eucaristía le recuerda a la Iglesia que su lugar en la compleja vida de los hombres no es el poder, la estrategia política, el cálculo o la viveza criolla. Si intenta promover así el Evangelio, traiciona tanto al Evangelio como a la misma política, cuya noble naturaleza pervierte, escandalizando a propios y extraños. La Eucaristía, memoria de la Pascua del Señor, le recuerda a la comunidad cristiana que su lugar en la historia humana es el del pan y el vino, allí donde obra el Espíritu que sondea los corazones, atrae la libertad e ilumina la conciencia con el único poder que es realmente congruente con la naturaleza de Dios: el amor humilde del Cordero que, inocente, inerme y entregado, dona la paz al mundo”. Texto completo de la homilía

Mons. Martín Fassi (auxiliar de San Isidro): “La fiesta del Corpus Christi es celebrar entonces, la cena de Jesús que se entrega en Pascua, muerte y resurrección para que todos tengan un lugar en el Reino de Dios. Jesús vino para todos, entonces la Eucaristía nos invita a participar de este pensamiento y de este querer de Jesús, participar de su Reino que es la voluntad del Padre. Decir ‘Amén’ cada vez que comulgamos es decir amén a este deseo inclusivo de Dios, para que todos tengan un lugar en la mesa de la vida. El día de Corpus vamos a ir por la calle proclamando que creemos en esta verdad. Al caminar por la calle también decimos “Amen” a una comunidad, Iglesia, para que todos tengan acceso a la vida, todos puedan tener un lugar en la mesa de la vida, sin excluir a nadie, invitando a todos porque todos somos hijos de Dios”. Texto completo de la reflexión

Mons. Eduardo García (San Justo): “Hacer memoria de Jesús es ser semejantes a Él, siendo entrañablemente misericordiosos, sirviendo la mesa grande para todos, sirviendo la mesa donde se produce sufrimiento, allí donde están las víctimas, los empobrecidos, los maltratados por la vida o por la injusticia de los hombres, las mujeres golpeadas y atemorizadas, los extranjeros sin papeles, los que no encuentran sitio ni en la sociedad, ni en el corazón de las personas. Servir una mesa en la que puedan sentarse los que están en la cuneta de la vida, los que no tienen todo en regla, ‘haciendo lo mismo que Jesús’”. Texto completo de la homilía

Mons. Pedro Daniel Martínez Perea (San Luis): “Al comulgar, Jesucristo nos asimila. Él transforma nuestra inteligencia y nuestra voluntad, cambia nuestros criterios y nuestros comportamientos, pues nos hace ‘otro Cristo’, y vemos la vida como Él la mira... Las sociedades entran en decadencia cuando se apartan de la ley natural y de la ley de Dios... Que Jesucristo eucaristía, nos dé la fuerza para perseverar en el buen combate, volviendo a la ley natural y la ley de Dios. Que la Eucaristía sea nuestra fuerza, y nos dé la luz y la paz para transmitir con fidelidad aquello que Dios nos ha enseñado”.

Mons. Adolfo Uriona (Villa de la Concepción del Río Cuarto): "¿Cómo podían cumplir ese mandato con sólo cinco panes y dos pescados? Comprobamos que el milagro lo hace el Señor pero él quiere que ellos, en lugar de despedir a la multitud, aporten lo poco que tenían. Además, una vez bendecidos los panes, Cristo quiere que sean distribuidos por las pobres manos de los discípulos; los hace participar del milagro como mediadores. Este milagro no tiene el sentido de saciar el hambre de un día sino que es un signo de que Cristo salva a la humanidad de sus dolencias ofreciendo su Cuerpo y su Sangre. Sin embargo, siempre hay que pasar por estos dos gestos: ofrecer lo poco que tenemos y somos, recibir de Jesús el pan partido y distribuirlo a todos". Texto completo de a homilía.

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Los Cascos Blancos presentes en Siria ver más
Buenos Aires (AICA): El presidente de la Comisión Cascos Blancos de la Cancillería argentina, embajador Alejandro Daneri, y los directores mundiales de la Fundación Pía Autónoma de Derecho Pontificio Scholas Occurrentes, profesores José María del Corral y Enrique Adolfo Palmeyro, celebraron un convenio de cooperación e intercambio para desarrollar programas de interés humanitario a través del asesoramiento, capacitación y transferencia de información científica y técnica.
La Comisión Cascos Blancos y la Fundación Scholas Ocurrentes firmaron el domingo 29 de mayo un acuerdo de trabajo y cooperación en el marco de la VI Cumbre Mundial de Scholas Occurrentes, que se desarrolló en la Ciudad del Vaticano.

El presidente de la Comisión Cascos Blancos de la Cancillería argentina, embajador Alejandro Daneri, y los directores mundiales de la Fundación Pía Autónoma de Derecho Pontificio Scholas Occurrentes, profesores José María del Corral y Enrique Adolfo Palmeyro, celebraron un convenio de cooperación e intercambio para desarrollar programas de interés humanitario a través del asesoramiento, capacitación y transferencia de información científica y técnica.

Ambas entidades realizarán en la Misión San Benito de Mangundze, sede de Scholas Mozambique, un nuevo Proyecto de Asistencia Humanitaria de Cascos Blancos, que incluye el desplazamiento de voluntarios expertos con el objeto de mejorar las competencias de atención primaria de la salud en la comunidad. Las enfermedades y problemas más comunes que afectan a la región son: malaria, tuberculosis, HIV, desnutrición, diarrea, escasez de agua y saneamiento deficiente.

El embajador Daneri participó de los Encuentros Internacionales de Jóvenes y asistió al Seminario Cátedras Scholas, dentro de las distintas actividades y problemáticas abordadas en la agenda de la Cumbre.

Asimismo, la Misión Humanitaria de la Comisión Cascos Blancos encabezada por la canciller Susana Malcorra, destinada a asistir a refugiados del conflicto sirio en territorio libanés, a principios del corriente mes, contó con la participación de Scholas Occurrentes para investigar y encontrar soluciones concretas a las problemáticas planteadas en los campos de refugiados.

La tarea que desarrolla la Comisión Cascos Blancos se basa en la cooperación, solidaridad y participación comunitaria orientada a la asistencia internacional.

La comisión trabaja junto a organismos internacionales como también federales, provinciales y municipales para asistir a damnificados, capacitar voluntarios y poner a disposición insumos de ayuda y recursos locales. Sus programas promueven la gestión integral de riesgo para construir herramientas que disminuyan la vulnerabilidad y refuercen la resiliencia de las comunidades afectadas que atiende al principio de No Indiferencia de los Estados por el cual se rige el accionar de la actual gestión de la Cancillería Argentina.

En tanto, Scholas Occurrentes es una fundación inspirada y promovida por Su Santidad el Papa Francisco, cuya visión es transformar el mundo en una sociedad inclusiva a través de la mejora de la educación y la integración de las comunidades. Su tarea está focalizada en los sectores de menores recursos que permita a sus habitantes el acceso a una vida digna y al goce de sus derechos fundamentales a través propuestas pedagógicas, deportivas y artísticas con el compromiso de diversos actores sociales.

Actualmente, Cascos Blancos ha establecido diversos acuerdos de acción humanitaria junto con organizaciones internacionales, con el objetivo de potenciar el alcance de su tarea a través del trabajo en red junto a entidades con las cuales comparte propósitos.+

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Ciudad del Vaticano (AICA): La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de junio de 2016 es: “Para que los ancianos, marginados y las personas solitarias encuentren, incluso en las grandes ciudades, oportunidades de encuentro y solidaridad.” Su intención evangelizadora es: “Para que los seminaristas y los novicios y novicias tengan formadores que vivan la alegría del Evangelio y les preparen con sabiduría para su misión.”
La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de junio de 2016 es: “Para que los ancianos, marginados y las personas solitarias encuentren, incluso en las grandes ciudades, oportunidades de encuentro y solidaridad.”

Su intención evangelizadora es: “Para que los seminaristas y los novicios y novicias tengan formadores que vivan la alegría del Evangelio y les preparen con sabiduría para su misión.”.+

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Rosario (Santa Fe) (AICA): El Encuentro Nacional de Juventud, organizado por la Pastoral Nacional de Juventud, se realizará en octubre del 2017, en Rosario (Santa Fe), y los preparativos ya comenzaron. El fin de semana del 28 y 29 de mayo, el equipo organizador realizó la primera reunión.
En octubre de 2017, la ciudad de Rosario (Santa Fe), será sede del Encuentro Nacional de Juventud (ENJ), organizado por la Pastoral Nacional de Juventud.

Con la aprobación de los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), los organizadores de esta jornada se reunieron, en Rosario, el fin de semana del 28 y 29 de mayo, para comenzar con los preparativos del encuentro.

Los coordinadores generales, Valeria Raccone, Mariano García y Dario Rizzuto, participaron de la jornada, junto a los directores y subdirectores de cada una de las áreas del ENJ, provenientes de las provincias de San Luis, San Juan, Misiones, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires.

También, estuvieron acompañados por el presbítero Darío Rotondo, asesor nacional, y el equipo de la arquidiócesis de Rosario.+

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La Plata (Buenos Aires) (AICA): Corpus Christi es una fiesta típicamente católica, que nos recuerda una verdad central de nuestra fe, es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, comenzó su semanal reflexión el sábado 28 de mayo, el arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, quien quiso asociar la fiesta del Corpus con la celebrada el domingo pasado: la Santísima Trinidad porque tenía la impresión de que para muchos católicos Dios se convierte en una especie de nebulosa lejana y no verdaderamente personal. Nosotros creemos que Dios es uno en esencia y tres en las personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
“Esta tarde, con las primeras vísperas, comienza la celebración de Corpus Christi, una fiesta típicamente católica, que nos recuerda una verdad central de nuestra fe. Una fiesta central y cordial porque suscita en nosotros muchos recuerdos muy bellos que es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo”, comenzó diciendo en su habitual reflexión en el programa televisivo Claves para un Mundo Mejor, el sábado 28 de mayo, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer.

“Es una verdad de la fe -expresó-, en ella afirmamos que creemos que nuestro Señor Jesucristo está verdadera, real y sustancialmente presente en el Santísimo Sacramento del altar, bajo las especies consagradas. Vemos pan pero no es pan sino que es el Cuerpo de Cristo, vemos vino pero no es vino sino que es la Sangre de Cristo. Es lógico que ante este misterio admirable tratemos de vivirlo con alegría del modo que podamos todos participar”.

Después el prelado dijo que quería asociar la fiesta del Corpus con la solemnidad celebrada el domingo pasado: la Santísima Trinidad porque tenía “la impresión de que para muchos católicos Dios se convierte en una especie de nebulosa lejana y no verdaderamente personal. Nosotros creemos que Dios es uno en esencia y tres en las personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es algo que todo el tiempo lo estamos afirmando. Hacemos la señal de la cruz “a los piques”, rezamos el Gloria “a los piques” y a veces no nos damos cuenta de lo que estamos diciendo, cuando estamos enunciando el misterio admirable de Dios”.

Explicó que los cristianos recibieron “la revelación de que Dios es así, porque el Padre envió a su Hijo y porque el Hijo, a lo largo de toda su enseñanza y de los milagros que realizó y sobre todo con su Muerte y su Resurrección, dio testimonio de la verdad del Padre. Además nos envió al Espíritu Santo. Podemos decir que hay un movimiento de descenso: el Padre envía al Hijo y el Hijo, cumpliendo la voluntad del Padre y la obra redentora que el Padre le encargó, envía al Espíritu Santo, que es el que anima a la Iglesia y a cada uno de nosotros. Pero hay también un movimiento de ascenso en que el Espíritu Santo, que habita en nuestro corazón, cuando estamos en gracia de Dios, nos une a Jesús, nos hace comprender lo que Jesús enseñó y, entonces sí por medio de Jesús, podemos dirigirnos al Padre ya que nosotros somos hijos de Dios porque participamos de la filiación divina de Jesús. Por eso asocio el misterio de la Santísima Trinidad al hecho de la Encarnación y la Redención, la Pascua”.

Recordó que al adorar el Cuerpo y la Sangre de Jesús no se debe olvidar que “él es uno de los miembros de la Santísima Trinidad y por medio de él podemos llamar Padre a Dios porque además por medio de Él tenemos al Espíritu Santo”.

“Sobre estas ideas -dijo monseñor Aguer- quisiera hacer un comentario de mucha actualidad. Lo que les acabo de decir es Catecismo puro, y equivale a recordar lo que aprendimos de chicos. Ocurre hoy que, en muchos ambientes católicos, existe como una especie de tentación por el oriente no cristiano, tentación por el budismo y por el budismo zen. Hay gente muy elegante, muy ilustrada y demás, que se interesa por el budismo y cree que todo es lo mismo”.

“Primero digamos que el budismo no es una religión sino que es una filosofía. En todo caso una moral o una ética, una manera de vivir, pero el budismo no cree en un Dios personal. Nosotros creemos en un Dios tripersonal, uno en esencia y tres en las personas. Por eso Dios no es esa especie de nebulosa que es todo o nada. Dios es lo que es: Padre, Hijo y Espíritu Santo y nosotros podemos entablar una relación personal con las personas divinas”.

Las macanas de un monje benedictino
“Digo esto -aclaró- porque cada tanto nos llega algún experto, algún especialista, que viene a hacer propaganda del budismo. Hace poco, con motivo de la Feria del Libro y luego con motivo de Tecnópolis, estuvo un monje benedictino austríaco llamado Daniel Steindl-Rast que pasó tres años en un monasterio budista y vino a decirnos que todo es lo mismo. Dice que existe una especie de río subterráneo de la espiritualidad y que cada uno de los aljibes o las religiones, o las maneras de encontrarse con Dios, se conecta con ese río. O sea que, prácticamente, es todo lo mismo. Les leo lo que ha dicho en un reportaje en un diario importante de Buenos Aires: “La espiritualidad humana es como el agua subterránea. Cada tradición crea un aljibe diferente pero todos llegan al mismo lugar. Si en los diálogos religiosos se comparan los diferentes aljibes no se llega a ningún lado porque todos son distintos pero si en lugar de hablar de los aljibes se los usa para llegar hasta donde te quieren llevar que es la espiritualidad entonces se da la comunión”. Quiere decir que lo mismo da si vos creés que Dios es uno en tres personas, si vos creés que Dios es el todo, creés que Dios es la nada, creés en un Dios que no es personal o que no es un ser lo mismo da. Yo digo, este hombre tiene 89 años, la tradición benedictina detrás, la gran tradición de la Iglesia, se pasa tres años en un monasterio budista y viene a decir estas macanas. Acá algo no funciona”.

El arzobispo platense manifestó que notaba que “estas cosas caen bien a la paquetería o a la burguesía, pero no las entiende la gente sencilla. Esto no es pastoral popular sino que es un macaneo para pseudointelectuales, para gente que cree que tiene una gran espiritualidad. Fíjense como, de un modo sutil, este monje está reemplazando la verdadera espiritualidad cristiana que tiene que ver con el don del Espíritu Santo, por una especie de espiritualidad general, todos somos espirituales… Todo es lo mismo y la verdad es que todo no es lo mismo”.

Al final de su reflexión, monseñor Aguer señaló que “la solemnidad de la Santísima Trinidad que celebramos el domingo pasado y la solemnidad del Corpus Christi nos muestran la realidad de la revelación cristiana. No hay una espiritualidad genérica. Nosotros tenemos el don del Espíritu Santo y tenemos una gran tradición de santos y de místicos, de textos que podemos leer empezando por los Padres de la Iglesia, siguiendo por los grandes medievales y luego Santa Teresa o San Juan de la Cruz, y por los místicos del Siglo XX y los grandes escritores y santos del Siglo XX”.

“Por eso -concluyó- el diálogo religioso es una cosa y debemos dialogar con todos pero no mezclarnos, no confundirnos. Nosotros guardamos nuestra identidad católica y creemos que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo y lo creemos porque el Hijo se hizo hombre, se encarnó, murió y resucitó por nosotros y está presente en el Santísimo Sacramento del Altar”.+

Texto completo de la reflexión

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Obispos patagónicos advierten sobre el fuerte impacto del “tarifazo” en la región

Neuquén (AICA): Los obispos de la Región Patagonia-Comahue enviaron una carta a los ministros Juan José Aranguren, de Energía, y Rogelio Frigerio, del Interior, para transmitirles preocupación por el fuerte impacto producido por los aumentos “desmesurados” del gas y de la electricidad en las provincias que comprende a las provincias de Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Advierten sobre el “reclamo doloroso” de los vecinos patagónicos, sobre todo de los más pobres, y piden la reconsideración de las medidas tomadas a fin de evitar “situaciones insostenibles”.
Los obispos de la Región Patagonia-Comahue enviaron una carta a los ministros Juan José Aranguren, de Energía, y Rogelio Frigerio, del Interior, para transmitirles preocupación por el fuerte impacto producido por los aumentos “desmesurados” del gas y de la electricidad en las provincias que comprende a las provincias de Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

“No nos cabe duda son aumentos que en algún momento debían darse, particularmente en los grandes centros urbanos que contaban con servicios subsidiados por el Estado, pero lamentamos que estos aumentos no hayan sido hechos gradualmente, sobre todo teniendo en cuenta que el invierno no es benévolo en la Patagonia y que en las provincias más australes del país se prolonga durante todo el año. Por eso se necesita imperiosamente gas y electricidad”, reclamaron en la misiva.

Los prelados patagónicos advirtieron que “el reclamo doloroso de nuestra gente” llega a diario a través de sacerdotes, agentes de Pastoral y Cáritas parroquiales que “se sienten impotentes frente a las angustias de los más pobres y necesitados y de tantas Pymes, que ven peligrar su continuidad comercial con la consiguiente pérdida de empleos que ello significaría”.

Firman la misiva los obispos Virginio Bressanelli SCJ (Neuquén), Fernando Croxatto (auxiliar de Comodoro Rivadavia), Marcelo Cuenca (Alto Valle del Río Negro), Juan José Chaparro CMF (San Carlos de Bariloche), Miguel Ángel D’Annibale (Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Comodoro Rivadavia), Esteban Laxague SDB (Viedma), José Slaby C.ss.R. (Esquel), Fernando Bargalló (emérito de Merlo-Moreno), Marcelo Melani SDB (emérito de Neuquén), Néstor Navarro y José Pedro Pozzi SDB (eméritos de Alto Valle del Río Negro).

Texto de la carta
Los Obispos de la Región Patagonia-Comahue, que comprende a las Provincias de Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego, decíamos en el mensaje de Pascua de este 2016: “A la luz de Cristo Resucitado re-proponemos la ‘Opción Preferencial por los Pobres’, como compromiso de que en el centro de nuestra mente, de nuestras actitudes, de nuestros gestos y de las políticas públicas ha de estar siempre la persona humana, y no un desarrollo a cualquier precio. Queremos re-proponerla como hilo conductor que guíe un progreso humano, justo, integrador y fuente de felicidad para todos, libre de intereses partidarios o corporativos que suelen ocultar mezquindad, injusticias y marginación de personas”.

Precisamente desde este punto de vista nos dirigimos a ustedes para compartirles nuestra profunda inquietud por los alcances, ciertamente no buscados pero sí causados, por los aumentos desmesurados de los servicios esenciales como son el gas y la electricidad.

No nos cabe duda son aumentos que en algún momento debían darse, particularmente en los grandes centros urbanos que contaban con servicios subsidiados por el Estado, pero lamentamos que estos aumentos no hayan sido hechos gradualmente, sobre todo teniendo en cuenta que el invierno no es benévolo en la Patagonia y que en las provincias más australes del país se prolonga durante todo el año. Por eso se necesita imperiosamente gas y electricidad.

El reclamo doloroso de nuestra gente nos llega a diario a través de nuestros Sacerdotes, Agentes de Pastoral y Caritas Parroquiales que se sienten impotentes frente a las angustias de los más pobres y necesitados y de tantas Pymes, que ven peligrar su continuidad comercial con la consiguiente pérdida de empleos que ello significaría.

Señores Ministros: con ánimo confiado nos dirigimos a ustedes a fin de hacerles llegar el pedido de reconsideración de las medidas tomadas a fin de evitar situaciones insostenibles que generan angustia en las familias e inclusive en Escuelas y obras de Promoción Social de muy escasos recursos, injustamente gravadas por un peso insoportable.

Nos sumamos además así a los reclamos y pedidos que se están haciendo desde nuestras Gobernaciones, Instituciones Civiles y Comerciales y no pocas ONG, que perciben que este ajuste para la gran mayoría de nuestra Región Patagónica resulta imposible de pagar y atenta a la paz social.

Pedimos al Señor Jesús los ilumine en sus decisiones y los saludamos atentamente.+

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Mons. Zecca instó a saciar el hambre de Dios y el hambre de los necesitados

San Miguel de Tucumán (AICA): Saciar el hambre de Dios a través de la Eucaristía, pero también el hambre “de aquello que necesitamos para subsistir”, como el alimento, el trabajo, la salud y la educación, dijo el arzobispo de San Miguel de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, en su homilía de la misa del Corpus Christi. Finalizada la misa, celebrada en la plaza Independencia, se presentaron la nueva custodia, patena y cáliz que se exhibirán durante el XI Congreso Eucarístico, que tendrá lugar del 16 al 19 de junio. La pieza litúrgica, obra del escultor Juan Carlos Pallarols, fue realizada utilizando innumerables joyas de oro y plata que aportaron los fieles tucumanos a modo de ofrenda.
Saciar el hambre de Dios a través de la Eucaristía, pero también el hambre “de aquello que necesitamos para subsistir”, como el alimento, el trabajo, la salud y la educación, dijo el arzobispo de San Miguel de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, en su homilía de la misa del Corpus Christi, celebrada en la Plaza Independencia ante una multitud de fieles que asistieron para manifestar su devoción a Jesús Eucaristía. Entre los asistentes se hallaba el gobernador de la provincia, Juan Manzur, el intendente de la ciudad, Germán Alfaro y otras autoridades.

El arzobispo animó al pueblo y a las autoridades a continuar trabajando unidos en pos del próximo Congreso Eucarístico Nacional (CEN), que se celebrará en la capital tucumana el próximo 16 de junio.

“Sabemos que estamos en un momento difícil, dijo monseñor Zecca, en donde hay ajustes que hay que hacer en la economía, por eso honraremos al Señor con un hermoso congreso eucarístico, digno y austero”.

“Jesús alimentó a la multitud –explicó el arzobispo- no solamente dándole de comer para seguir manteniendo la existencia, sino que a la vez nos da el pan que nos lleva a la vida eterna. Por eso es pan para los peregrinos, pan en el doble sentido: el que sostiene la vida actual y aquel que nos prepara para el encuentro definitivo con el señor más allá de la historia y de este mundo”.

“Tenemos hambre de Dios, a veces sin saberlo. Dios quiso quedarse entre nosotros en la presencia de la eucaristía que es memorial de su sacrificio. Hambre de Dios, de su misericordia, de paz, de amor fraterno, de educación, de alimentos, de trabajo. Hay que saciar el hambre que tenemos, el hambre de Dios ante todo, pero también aquello que necesitamos para subsistir”, señaló el arzobispo tucumano.

Monseñor Zecca agregó: “En el Padre Nuestro el Señor nos enseña a pedir el pan de cada día. A pedir el pan de hoy; mañana pediremos el de mañana. Y con ello nos enseña a confiar en la Providencia del Padre, que es providente y que se adelanta a todo. Es importante tener confianza en la Providencia del Padre, porque eso es lo que nos da la más segura protección, lo que nos permite descubrir que nunca estamos solos”, indicó.

Finalmente el prelado se refirió al delicado momento económico que vive el país y la provincia, e invitó a ayudar a los que más lo están sufriendo. “Sabemos que estamos en un momento difícil, en donde hay ajustes que hay que hacer en la economía y hay algunos que los están sufriendo más que otros. Estamos en el Año de la Misericordia y vamos a buscar, junto con Cáritas, algún modo de ir acompañando mejor, con más eficacia ciertos planes para poder amortiguar la necesidad de los que más están sufriendo”, explicó .


Una nueva custodia para el Congreso Eucarístico

Finalizada la misa tuvo lugar la presentación de la nueva custodia, patena y cáliz que se exhibirán durante el XI Congreso Eucarístico, que tendrá lugar del 16 al 19 de junio.

La pieza litúrgica es obra del escultor Juan Carlos Pallarols y fue realizada utilizando innumerables joyas de oro y plata que aportaron los fieles tucumanos a modo de ofrenda.

La custodia bajó luego a la calle y presidió una larga procesión que pasó por la Casa Histórica y luego volvió a la plaza Independencia para cerrar la celebración.+

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Mons. Puiggari llamó a que “ser Eucaristía” sea un anhelo y compromiso

Paraná (Ente Ríos) (AICA): “Confiemos y tengamos la certeza que desde la Eucaristía se transformará el mundo y recibiéndolo a Jesucristo y adorándolo en el Santo Sacramento aprenderemos a vivir la auténtica vida cristiana que es eucarística: amar como Jesús nos enseña, en oblación, en entrega permanente al servicio del Padre y de nuestros hermanos. ¡Ser Eucaristía! Que éste sea, precisamente, nuestro constante anhelo y compromiso, para que al ofrecimiento del cuerpo y de la sangre del Señor, se acompañe el sacrificio de nuestra existencia”, pidió el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, al presidir la celebración del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Paraná en el atrio de la catedral Nuestra Señora del Rosario, de Paraná.
“La fiesta del Corpus Christi, que estamos celebrando, nos ofrece la ocasión para profesar nuestra fe, manifestar nuestra adoración y amor por la Eucaristía. Es la fiesta del grandísimo don que nos hace Jesús antes de su pasión”, destacó y agregó: “Éste es el día que recordamos y celebramos el milagro de la presencia divina bajo las especies del pan y del vino en la Eucaristía”.

“Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía memorial de la Pascua del Señor , como lo estamos haciendo hoy acá, ‘se hace realmente presente este acontecimiento central de salvación y se realiza la obra de nuestra redención’. En cada Eucaristía, en la de hoy, y en la que se perpetúa por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz, es el memorial de su Pascua, sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de amor, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura, como nos enseña el Concilio”, subrayó.

El arzobispo dio gracias a Dios por “el crecimiento de la devoción eucarística en nuestra arquidiócesis, por las nuevas capillas de adoración perpetua, por el crecimiento de la adoración en casi todas las parroquias, por las misiones de niños, todo lo cual es motivo de esperanza porque la Iglesia crece con la Eucaristía” y pidió la gracia de que “siga acrecentando el amor a Jesús Eucaristía, que cada vez más descubramos la centralidad del domingo, la Pascua semanal”.

“Confiemos y tengamos la certeza de que desde la Eucaristía se transformará el mundo y recibiéndolo a Jesucristo y adorándolo en el Santo Sacramento aprenderemos a vivir la auténtica vida cristiana que es eucarística: amar como Jesús nos enseña, en oblación, en entrega permanente al servicio del Padre y de nuestros hermanos. ¡Ser Eucaristía! Que éste sea, precisamente, nuestro constante anhelo y compromiso, para que al ofrecimiento del cuerpo y de la sangre del Señor, se acompañe el sacrificio de nuestra existencia”, pidió.

Por último, monseñor Puiggari rogó a María, mujer Eucarística, que “ayude a descubrir este gran tesoro, que es su Hijo Jesucristo, escondido bajo las especies del pan y del vino. Que toda nuestra vida y misión tenga su fuente y culmen en Ella”.+

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Mons. Stanovnik: “La Eucaristía es don y tarea, regalo y misión”

Corrientes (AICA): El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió la misa y procesión del Corpus Christi, en la plaza España, donde recordó que “La Eucaristía es don y tarea, regalo y misión” y destacó que en el marco del Bicentenario de la Independencia y del próximo Congreso Eucarístico Nacional, los católicos “queremos dar gracias a Dios y reforzar los lazos que nos unen en un mismo proyecto nacional para bien de todos” y también que “cada misa se haga más y más firme la decisión y el propósito de vivir y crecer juntos”.
El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió la misa y procesión del Corpus Christi, en la plaza España, donde recordó que “Jesús nos invita a entrar en comunión con su Cuerpo y con su Sangre, con toda su persona, para ser uno con Él en el amor del Padre y del Espíritu Santo”.

“A nosotros no nos interesa un Dios todopoderoso, distante y frío. Además, un dios con esas características no tiene nada que ver con el Dios que se reveló en Jesús. Un Dios cercano, paciente, misericordioso, humilde y siempre atento a las necesidades de los hombres”, diferenció, y agregó: “Su poder se hace sentir, sobre todo, a través de su corazón compasivo, siempre dispuesto a perdonar”.

El prelado reflexionó sobre el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces, y afirmó que la bendición de Jesús “multiplica el pan porque toca el corazón de los hombres y los transforma en corazones sensibles, solidarios y atentos a las necesidades de los otros. Esa bendición hace que el pan material y los bienes espirituales circulen y alcancen para todos”.

“La Eucaristía es don y tarea, regalo y misión”, subrayó en la homilía.

El arzobispo correntino preguntó a los fieles si “creemos realmente en el poder de su palabra, creemos realmente que el amor hecho servicio humilde, especialmente a las personas más vulnerables, multiplican los bienes para todos y es mucho más poderoso que el egoísmo mezquino de guardarse para sí los pocos panes y peces con la falsa ilusión de poder salvarse solos”.

“Creemos que Jesús continúa hoy multiplicando el pan de la justicia, de la misericordia, del perdón, del cuidado de la casa común, y del trabajo”, planteó.

Monseñor Stanovnik dijo que en el marco del Bicentenario de la Independencia y del próximo Congreso Eucarístico Nacional, los católicos “queremos dar gracias a Dios y reforzar los lazos que nos unen en un mismo proyecto nacional para bien de todos” y también que “en cada misa se haga más y más firme la decisión y el propósito de vivir y crecer juntos”.+

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Mons. Azpiroz: “Consuela que seguimos gritando ni una más o ni uno menos”

Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA): “Lo saben las familias visitadas por el dolor y hoy estamos llorando un gran dolor. Y sabemos que quitar el cuerpo del lugar que corresponde es el drama más grande que una comunidad puede tener. Todos hoy lloramos. Consuela saber que la sangre derramada por amor es mucho más que la que ha sido derramada por el odio. Consuela hoy saber que seguimos gritando ni una más o ni uno menos. La sangre derramada por todos dice Jesús”, recordó el arzobispo coadjutor de Bahía Blanca, Fray Carlos Azpiroz Costa, en alusión al crimen de una niña que conmueve a esa ciudad bonaerense, en el marco de la misa y la procesión del Corpus Christi.
Una multitud estimada en 5 mil personas acompañó este domingo la celebración de Corpus Christi por las calles de la ciudad de Bahía Blanca y que luego participó de la misa en el Club Altense.

La procesión salió de la parroquia María Auxiliadora, luego de más de 18 horas de adoración al Santísimo Sacramento, y siguió por Murature y luego por Bernardo de Irigoyen. Frente al Hogar del Anciano, los fieles se detuvieron para rezar por los abuelos.

La misa fue concelebrada por el arzobispo coadjutor de Bahía Blanca, Fray Carlos Azpiroz Costa, el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Guillermo Garlatti, y numerosos sacerdotes.

En la homilía, monseñor Azpiroz Costa recordó que del mismo modo que el pan adquiere a través de signos especiales la esencia de la Eucaristía, la vida misma del hombre corresponde al gesto propio de Dios al ofrecerla.

“Del mismo modo Dios nos toma, nos elije, nos bendice, nos parte para ser compartido en comunidad y nos ofrece como señal viva de su amor. Los mismos gestos de la consagración eucarística que celebramos en su nombre hasta su regreso”, afirmó.

Monseñor Azpiroz Costa hizo referencia al reciente hallazgo sin vida de la niña Micaela Ortega, de 12 años y desaparecida hace 35 días, al expresar que deseaba desde el dolor de la pérdida y del sentido que adquiere el hecho, que este acontecimiento no haya sido en vano

“Lo saben las familias visitadas por el dolor y hoy estamos llorando un gran dolor. Y sabemos que quitar el cuerpo del lugar que corresponde es el drama más grande que una comunidad puede tener. Todos hoy lloramos. Consuela saber que la sangre derramada por amor es mucho más que la que ha sido derramada por el odio. Consuela hoy saber que seguimos gritando ni una más o ni uno menos. La sangre derramada por todos dice Jesús”, concluyó.+

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“Que cada día podamos unir más celebración y vida”, pidió el arzobispo de Rosario

Rosario (Santa Fe) (AICA): El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, presidió la misa del Corpus Christi en la explanada del Hospital Centenario de Rosario, donde pidió que “cada día podamos unir más celebración y vida, que cada día podamos con la gracia del Señor, unificar nuestra vida, para que los gestos externos correspondan a la vivencia de corazón, para que los gestos de misericordia correspondan interiormente a esa ofrenda de nuestra vida al Señor y de ese modo testificar de amor de Dios y cumplir con la misión que el Señor nos encomienda. Que cada día nos haga hombres y mujeres más eucarísticos”.
El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, presidió la misa del Corpus Christi en la explanada del Hospital Centenario de Rosario, hasta donde llegaron peregrinos desde distintos lugares de la arquidiócesis para participar de la eucaristía en el marco del Año de la Misericordia y el Bicentenario de la Independencia Nacional.

La solemnidad de Corpus Christi finalizó con una procesión con el Santísimo por el interior del Hospital Centenario y luego por la calles de la ciudad hasta la parroquia Inmaculada Concepción, distante a cuatro cuadras del centro asistencial.

El prelado destacó que la Eucaristía es “el sol que ilumina nuestras almas, a Jesucristo en su cuerpo y en su sangre, en su alma y divinidad y lo hacemos en este año de la misericordia, el Papa nos ha invitado a contemplar la infinita misericordia de Dios y podamos conocer más ese amor misericordioso, sobre todo los hombres y la humanidad”.

“Que grande e infinita es la misericordia que nunca llegaremos a tocar hasta el fondo, siempre nos llenará de asombro, siempre podemos ir descubriendo cuanto amor, cuanta compasión Dios tiene con nosotros los hombres”, aseguró, y agregó: “Ciertamente que esta gran compasión y misericordia nos la ha manifestado al enviarnos a su hijo Jesucristo entregó su cuerpo y derramó su sangre para el perdón de nuestros pecados y resucito glorioso al tercer día para darnos la vida nueva”.

El arzobispo afirmó que “contemplar a Cristo en la Eucaristía es ensimismarnos con esa infinita misericordia de Dios para todos y cada uno de nosotros” y señaló que Jesús invita “a ser instrumentos de Cristo para que así como lo reconocemos presente en el sacramento eucarístico, lo reconozcamos presente en nuestros hermanos enfermos”.

“Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos conmigo lo hicieron, cada vez que fueron a visitar a un enfermo me visitaron a mí, este es el gran misterio, Jesús se identifica con los que sufren , en este caso , hoy en el hospital”, recordó.

“En esta misa pedimos por los enfermos pero también les agradecemos , pedir que el Señor nos haga cada vez más eucarísticos, más comprometidos con nuestros hermanos que sufren y rogar también por aquellos que los atienden de forma permanente, los médicos, los agentes de salud, para que sean realmente instrumentos de esa misericordia del Padre, procurando la salud de los enfermos , utilizando su ciencia para que nuestros enfermos sean aliviados o curados y rogar al Señor que siempre estos lugares sean lugares de vida, donde se ame , se respete y se cuide la vida de nuestros hermanos”, subrayó.

Por último, monseñor Martín pidió que el gesto de manifestar públicamente la fe en la celebración del Corpus “sea expresión de nuestro corazón, que cada día podamos unir más celebración y vida, que cada día podamos con la gracia del Señor, unificar nuestra vida, para que los gestos externos correspondan a la vivencia de corazón, para que los gestos de misericordia correspondan interiormente a esa ofrenda de nuestra vida al Señor y de ese modo testificar de amor de Dios y cumplir con la misión que el Señor nos encomienda. Que cada día nos haga hombres y mujeres más eucarísticos”.+

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Mons. Cargnello: “Tenemos que asumir el desafío de hacer la patria un hogar”

Salta (AICA): El arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, presidió la misa y procesión del Cuerpo y Sangre de Cristo, en la que recordó que los cristianos están llamados a “escuchar al Señor, que aun en medio de una sociedad marcada por mucho de cueva, espera de nosotros puentes que la conviertan en hogar, para eso está el pan y el vino de la Eucaristía, para eso Jesús se hace presente y me transforma, se hace mío para que yo lo haga de todos”. “Por eso la Eucaristía cambia la memoria y el presente. Esta es la hora en que los cristianos tenemos que asumir el desafío de hacer la patria un hogar”, subrayó.
El arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, afirmó que la solemnidad del Corpus Christi es una hermosa ocasión para celebrar y recordar el Bicentenario de la Independencia, y explicó que “no sólo porque prolonga en la ciudad lo que hemos celebrado en Güemes sino porque como fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor nos pone a la vuelta de la mesa y nos pone a la vuelta de una casa, de un hogar”.

“Si hay una imagen que, desde la Iglesia, quiere acompañar esta celebración, como una invitación a descubrir el presente y proyectarnos en el futuro es la imagen de la casa. Y nada mejor que la Eucaristía, que es memoria, para poder mirar la casa con una memoria agradecida, que se va purificando en la verdad y descubriendo el llamado profundo de esa misma historia”, subrayó al presidir la misa y procesión del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

El prelado sostuvo que “la celebración del Corpus en este clima del Bicentenario es una invitación a asumir nuestra propia vida, la vida de nuestras familias, la vida de nuestra provincia, la vida de nuestra patria y del mundo. Es una invitación a descubrir, con tenacidad, aquello que de cueva puede haber también por culpa mía y no tener miedo de cambiar el corazón.

“Por eso, hay una mesa tendida, que nos habla de hogar, hay un Dios que se hace pan y se hace vino para darnos fuerza, uniéndonos en torno a la mesa, es el misterio de la Eucaristía, para darnos capacidad de alegría, por eso se hace vino y para impulsarnos a ser capaces de construir la casa, que es hogar. Quisiéramos pedirle al Señor en la Eucaristía que nos dé la fuerza para asumir nuestra historia y ser capaces de enfrentar este presente”, agregó.

Tras preguntar si “puede alguien convertir en bendición una memoria herida por la experiencia dura de tanto dolor, sufrimiento, injusticia o frustraciones”, respondió: “Hay uno, se llama Jesucristo. Él es el comienzo de una memoria nueva, porque asumiendo el hecho más duro de ser matado, convierte ese hecho en la entrega de todo su ser y en el comienzo de la vida en la resurrección”.

El arzobispo salteño destacó que “la bendición que transforma la memoria, también redimensiona nuestro presente. La Eucaristía une el pasado, el presente y el futuro, es el sacramento de la unidad del tiempo y el espacio ¿Cómo puede cambiar el presente?”

“La Eucaristía es el permanente entregarse de Cristo, derramando su sangre en el aquí y en el ahora. No vengo a comer una palabra muerta, no vengo a comer un Cristo quieto, vengo a comer un Cristo que sigue siendo hoy manantial de entrega”, añadió.

Monseñor Cargnello instó a “transformar el presente de nuestra patria, de nuestras familias, aceptar al Cristo que viene en el pan y en el pobre, creer en la bondad del Señor y de su proyecto, creer en la posibilidad de un presente que puede ser transformado si somos honestos, generosos y fraternos, si vencemos mezquindades, si apostamos por una ciudad mejor, por una provincia mejor, por una patria mejor”.

“Nosotros estamos llamados a escuchar al Señor, que aun en medio de una sociedad marcada por mucho de cueva, espera de nosotros puentes que la conviertan en hogar, para eso está el pan y el vino de la Eucaristía, para eso Jesús se hace presente y me transforma, se hace mío para que yo lo haga de todos. Por eso la Eucaristía cambia la memoria y el presente. Esta es la hora en que los cristianos tenemos que asumir el desafío de hacer la patria un hogar”, concluyó.+

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Mons. Franzini: “Queremos que se afiance definitivamente la auténtica reconciliación”

Mendoza (AICA): “Queremos que el pan de la convivencia justa y fraterna no falte en la mesa de nadie. Queremos que el pan de la tierra, el techo y el trabajo sean una realidad para todos en nuestra Patria. Queremos que el pan del diálogo y el encuentro alimente nuestra vida familiar y social. Queremos, finalmente, que en este Bicentenario se afiance definitivamente la auténtica reconciliación de todos los argentinos”, destacó el arzobispo de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini, al presidir este sábado la misa y procesión del Corpus Christi en la basílica de San Francisco.
“Caminar por las calles de la ciudad manifestando nuestra fe eucarística nos estimula y compromete a convertirnos en auténticos ‘adoradores’, es decir, hombres y mujeres que han puesto a Dios en el centro de sus vidas y sólo a Él están dispuestos a adorar. Pero también nuestra peregrinación nos urge a ser auténticos servidores de la reconciliación fraterna, más que nunca en tiempos de singular crispación social y desencuentro como los que vivimos”, destacó el arzobispo de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini, al presidir este sábado la misa y procesión del Corpus Christi en la basílica de San Francisco.

El prelado aseguró que “éste es el significado más profundo de nuestro próximo Congreso Eucarístico Nacional, que se celebrará en Tucumán en el próximo mes de junio, como un aporte de la Iglesia a las celebraciones del Bicentenario de la Independencia en este año que estamos transitando”.

“La fe católica ha marcado desde los inicios nuestra vida como Nación y la celebración del Bicentenario es una providencial oportunidad para hacer memoria agradecida de esa presencia y de humilde reconocimiento de cuánto nos falta todavía en el camino de fidelidad a la fe recibida, que se plasme en un estilo de convivencia caracterizado por una auténtica amistad social”, subrayó citando la carta pastoral de Cuaresma que escribió junto con el obispo auxiliar de Mendoza, monseñor Dante Gustavo Braida.

Tras sintetizar el mensaje de los obispos por el Bicentenario, afirmó que “como a los discípulos hace dos mil años, también hoy el Señor nos dice ‘denles de comer ustedes mismos’ y multiplica de manera admirable nuestras pocas fuerzas como hizo con aquellos primeros cinco panes y dos pescados”.

Monseñor Franzini sostuvo que el objetivo es que “el Pan de la Palabra y de la Eucaristía llegue a todos, sobre todo a quienes aún no se han encontrado con el Señor. Que el pan de la convivencia justa y fraterna no falte en la mesa de nadie. Que el pan de la tierra, el techo y el trabajo sean una realidad para todos en nuestra Patria. Que el pan del diálogo y el encuentro alimente nuestra vida familiar y social”.

“Queremos, finalmente, que en este Bicentenario se afiance definitivamente la auténtica reconciliación de todos los argentinos, para que podamos hacer realidad la Nación justa, solidaria e independiente que soñaron nuestros mayores y en cuya construcción cada uno de nosotros, hombres y mujeres de fe, habremos de poner nuestro mejor empeño. Por eso, una vez más, decimos confiados: ¡Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos!”, concluyó.+

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Mons. Aguer: La Eucaristía es el mayor don de la misericordia divina

La Plata (Buenos Aires) (AICA): Una nutrida cantidad de fieles de la arquidiócesis de La Plata participó, el sábado 28 de mayo, de la fiesta del Corpus Christi y de la Jornada de la Misericordia que se celebró en adhesión al Año Jubilar de la Misericordia. La misa fue presidida en la catedral platense por el arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, y concelebrada por sus obispos auxiliares, Mons. Nicolás Baisi y Mons. Alberto Bochatey OSA, y decenas de sacerdotes diocesanos y religiosos. En su homilía Mons. Aguer destacó que ¨la Eucaristía es el mayor don de la misericordia divina¨.
Una nutrida cantidad de fieles de la arquidiócesis de La Plata participó, el sábado 28 de mayo, de la fiesta del Corpus Christi y de la Jornada de la Misericordia que, con el lema Misericordiosos como el Padre, se celebró en adhesión al Año Jubilar de la Misericordia.

La santa misa fue presidida en la neogótica catedral platense por el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, y concelebrada por sus dos obispos auxiliares, monseñor Nicolás Baisi y monseñor Alberto Germán Bochatey OSA, y decenas de sacerdotes diocesanos y religiosos, procedentes de los cinco partidos (La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena y Punta Indio), que conforman la arquidiócesis de La Plata.

En su homilía monseñor Aguer destacó que "la Eucaristía es el mayor don de la misericordia divina" y propuso, como gran desafío pastoral, "trabajar para que los bautizados vayan a misa", ya que la Argentina es uno de los países con menor concurrencia de católicos a la misa dominical.

El prelado destacó, asimismo, la gran cantidad de fieles presentes, especialmente niños, y tuvo especiales palabras de reconocimiento a los monaguillos de las distintas parroquias que en gran número participaron de la celebración.

Al término de la misa se llevó a cabo la procesión con el Santísimo Sacramento. Este año tomó por la calle 51 y recorrió cinco cuadras, hasta la plaza Islas Malvinas en 19 y 51.

Allí monseñor Aguer impartió la bendición final con el Santísimo y a continuación los sacerdotes atendieron confesiones. En diversos puestos preparados al efecto se presentaron las catorce obras de misericordia, corporales y espirituales. Igualmente, en distintos espacios de animación, se promovió la participación de los laicos en las distintas obras de misericordia que la arquidiócesis tiene a su cargo. Muchos fieles llevaron como donaciones pañales M y G y leche larga vida.

En los catorce puestos hubo religiosos y laicos comprometidos con distintas obras de misericordia en colegios, hospitales, cárceles y hogares de niños, entre otros. Se buscó, así, mostrar lo que se está haciendo y numerosos fieles se comprometieron a sumarse a las diferentes iniciativas.

Grupos musicales católicos aportaron igualmente su cuota festiva y de compromiso. Los niños y jóvenes, como era previsible, se destacaron por su alegre participación. Iban y venían repartiendo invitaciones a los distintos apostolados y mostrando lo que se realiza. Asimismo, grupos de scouts católicos repartieron la merienda a los concurrentes.

Originalmente, esta Jornada Arquidiocesana de la Misericordia se había anunciado para el sábado 2 de abril último, en el tercer aniversario del trágico temporal e inundación de La Plata, el 2 de abril de 2013, y en el 34º aniversario del desembarco en las Islas Malvinas. El alerta meteorológico emitido para la región, horas previas al encuentro, motivó que fuera postergado. En una posterior reunión del Consejo Presbiteral, monseñor Aguer resolvió unir la Jornada con Corpus y resaltar, de ese modo, la unión de la Eucaristía, sacramentum caritatis, con la misericordia.

La lluvia tampoco faltó en esta jornada. Cuando estaba terminando se hizo presente con intensidad. "Una muestra -destacó un sacerdote- de que el Señor nos regaló un buen tiempo para rezar, festejar, escucharnos y aprender. El agua del final nos recordó, igualmente, que siempre debemos ser cobijo para nuestros hermanos. Y que cualquier tiempo es bueno para ser misericordioso".+

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San Miguel de Tucumán (AICA): El orfebre Juan Carlos Pallarols presentó la nueva custodia en la que se exhibirá el Santísimo Sacramento durante el XI Congreso Eucarístico Nacional (CEN 2016), que se realizará del 16 al 19 de junio en San Miguel de Tucumán con el lema “Jesucristo, Señor de la Historia, te necesitamos”. La custodia fue realizada gracias a los pedacitos de joyas de oro y plata que donaron los fieles tucumanos.
El orfebre Juan Carlos Pallarols presentó la nueva custodia en la que se exhibirá el Santísimo Sacramento durante el XI Congreso Eucarístico Nacional (CEN 2016), que se realizará del 16 al 19 de junio en San Miguel de Tucumán con el lema “Jesucristo, Señor de la Historia, te necesitamos”.

La custodia fue realizada gracias a los pedacitos de joyas de oro y plata que donaron los fieles tucumanos.

"Durante los últimos seis meses gran parte de mi tiempo lo dediqué a esta custodia hermosa inspirada en la antigua, realizada por mi abuelo en la época del primer Centenario, pero que lamentablemente fue robada del Museo de Arte Religioso", escribió Pallarols en su cuenta de Facebook.

En enero de 2011 ladrones entraron por un boquete hecho en el techo del Museo de Arte Sacro que funciona en la catedral Nuestra Señora de la Encarnación, y se llevaron dos custodias, una de oro y otra de plata.

La Fundación Amigos del Museo le pidió a Pallarols el diseño y la realización de una nueva custodia para ser utilizada durante el XI Congreso Eucarístico Nacional.

La primera custodia, que también había sido realizada en el taller Pallarols por su abuelo, fue encargada por el obispo Bernabé Piedrabuena.+

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Córdoba (AICA): Falleció el jueves 26 de mayo, Leandro Andrés Lanzotti, gerente general y fundador de Buena Nueva Comunicación (BNC), un centro de producción de servicios de comunicación orientado a la difusión de valores.
El comunicador Leandro Andrés Lanzotti -fundador de Buena Nueva Comunicación (BNC), un centro de producción de servicios de comunicación orientado a la difusión de valores- falleció el jueves 26 de mayo, a causa de un accidente automovilístico, mientras pasaba unos días de descanso en la provincia de Córdoba.

Como comunicador, desarrolló sucesivos proyectos en el mercado audiovisual católico. Entre estos destaca SIPCATV, un sistema de distribución de programación que conforma una de las redes de canales de televisión católica más importante del continente, así como la serie televisiva internacional “Testigos”.

Buena Nueva Comunicación, fundada en 1983, cuenta con 30 años de experiencia en la producción y distribución de televisión y video. El área de producción se complementa con tareas de investigación, formación y asesoría sobre comunicación social: producción de mensajes, obtención de fondos, diseño y estrategias multimediáticas, entre otros.

En una entrevista que concedió a Radio Vaticana en 2014, Lanzotti sintetizó uno de los grandes objetivos de su trabajo: “Comprometerse para que la comunicación católica posea calidad profesional”.

“Es una enorme pérdida para todos los comunicadores que nos referenciamos a una comunicación que promueve valores cristianos”, lamentaron desde la institución Signis Argentina, de la cual BNC es miembro institucional.+

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El 1° de junio rezar por la paz con los niños sirios, pidió Francisco ver más
Ciudad del Vaticano (AICA): En sus palabras previas al rezo del Ángelus -luego de la misa celebrada por el jubileo de los diáconos- el papa Francisco recordó que el próximo miércoles 1° de junio, se celebra la Jornada Internacional del Niño y “las comunidades cristianas de Siria, tanto católicas como ortodoxas, vivirán juntos una especial oración por la paz que tendrá de protagonista a los niños”. “Los niños de Siria invitan a los niños de todo el mundo a unirse a su oración por la paz”, dijo el Papa.
En sus palabras previas al rezo del Ángelus -luego de la misa celebrada por el jubileo de los diáconos- el papa Francisco recordó que el próximo miércoles 1° de junio, se celebra la Jornada Internacional del Niño y “las comunidades cristianas de Siria, tanto católicas como ortodoxas, vivirán juntos una especial oración por la paz que tendrá de protagonista a los niños”. “Los niños de Siria invitan a los niños de todo el mundo a unirse a su oración por la paz”, dijo el Papa.

También antes de rezar, el pontífice saludó nuevamente a los miles de diáconos “venidos de Italia y de diversos países”. “Gracias por su presencia aquí hoy, pero sobre todo ¡de la presencia de ustedes en la Iglesia!”, exclamó.

En los demás saludos, Francisco habló de la “tradicional peregrinación que se celebra hoy en Polonia en el Santuario mariano de Piekary”. “Que la Madre de la Misericordia sostenga a las familias y a los jóvenes en camino hacia la Jornada Mundial de Cracovia”, dijo recordando la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará a finales de julio.

Asimismo saludó a los peregrinos de la Asociación europea de los históricos Schützen; a los participantes del “Camino del Perdón” promovido por el Movimento Celestiniano; y a la Asociación Nacional para la tutela de las energías renovables, empeñados en una obra de educación para cuidar la creación; y también la Jornada Nacional del Alivio, finalizada a ayudar a las personas a vivir bien la fase final de la existencia terrena.

“Invocamos por estas intenciones la intercesión de la Virgen María, mientras le confiamos la vida y el ministerio de todos los diáconos del mundo”, concluyó Fracisco.+

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En la mañana de este domingo 29 de mayo, miles de diáconos participaron, en la explanada de la basílica de San Pedro de la misa que presidió el papa Francisco en ocasión del Jubileo de los diáconos, uno de los actos previstos del Año Santo de la Misericordia.

El pontífice instó a los diáconos a estar disponibles en la vida, ser mansos de corazón y permanecer en constante diálogo con Jesús para servir a los más pobres y testimoniar a Cristo puesto que el servicio es el único camino para ser discípulo de Jesús.

En la homilía, el Santo Padre comentó la lectura de San Pablo de la liturgia del día y afirmó que los términos apóstol y servidor “están unidos, no pueden separarse jamás; son como dos caras de una misma moneda: quien anuncia a Jesús está llamado a servir y el que sirve anuncia a Jesús”.

“El discípulo de Jesús no puede caminar por una vía diferente a la del Maestro, sino que, si quiere anunciar, debe imitarlo, como hizo Pablo: aspirar a ser un servidor. Dicho de otro modo, si evangelizar es la misión asignada a cada cristiano en el bautismo, servir es el estilo mediante el cual se vive la misión, el único modo de ser discípulo de Jesús. Su testigo es el que hace como él: el que sirve a los hermanos y a las hermanas, sin cansarse de Cristo humilde, sin cansarse de la vida cristiana que es vida de servicio”.

El Papa aseguró que “el siervo aprende cada día a renunciar a disponer todo para sí y a disponer de sí como quiere. Si se ejercita cada mañana en dar la vida, en pensar que todos sus días no serán suyos, sino que serán para vivirlos como una entrega de sí”.

Porque “quien sirve no es un guardián celoso de su propio tiempo, sino más bien renuncia a ser el dueño de la propia jornada. Sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un don recibido de Dios para a su vez ofrecerlo: sólo así dará verdaderamente fruto”.

Asimismo Francisco señaló que “Dios, que es amor, llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente, comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores”.

“Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es imitar a Dios en el servicio a los demás: acogerlos con amor paciente, comprenderlos sin cansarnos, hacerlos sentir acogidos, a casa, en la comunidad eclesial, donde no es más grande quien manda, sino el que sirve”.

Por último, el pontífice dijo a los diáconos que “para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón restaurado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro” y concluyó su homilía invitando a “rezar con confianza cada día por esto, pedir que seamos sanados por Jesús, asemejarnos a él”.

Homilía del papa Francisco en la misa del jubileo de los diáconos
“«Servidor de Cristo» (Ga 1,10). Hemos escuchado esta expresión, con la que el apóstol Pablo se define cuando escribe a los Gálatas. Al comienzo de la carta, se había presentado como «apóstol» por voluntad del Señor Jesús (cf. Ga 1,1). Ambos términos, apóstol y servidor, están unidos, no pueden separarse jamás; son como dos caras de una misma moneda: quien anuncia a Jesús está llamado a servir y el que sirve anuncia a Jesús.

El Señor fue el primero que nos lo mostró: él, la Palabra del Padre; él, que nos trajo la buena noticia (Is 61,1); él, que es en sí mismo la buena noticia (cf. Lc 4,18), se hizo nuestro siervo (Flp 2,7), «no vino para ser servido, sino para servir» (Mc 10,45). «Se hizo diácono de todos», escribía un Padre de la Iglesia (San Policarpo, Ad Phil. V,2). Como hizo él, del mismo modo están llamados a actuar sus anunciadores. El discípulo de Jesús no puede caminar por una vía diferente a la del Maestro, sino que, si quiere anunciar, debe imitarlo, como hizo Pablo: aspirar a ser un servidor. Dicho de otro modo, si evangelizar es la misión asignada a cada cristiano en el bautismo, servir es el estilo mediante el cual se vive la misión, el único modo de ser discípulo de Jesús. Su testigo es el que hace como él: el que sirve a los hermanos y a las hermanas, sin cansarse de Cristo humilde, sin cansarse de la vida cristiana que es vida de servicio.

¿Por dónde se empieza para ser «siervos buenos y fieles» (cf. Mt 25,21)? Como primer paso, estamos invitados a vivir la disponibilidad. El siervo aprende cada día a renunciar a disponer todo para sí y a disponer de sí como quiere. Si se ejercita cada mañana en dar la vida, en pensar que todos sus días no serán suyos, sino que serán para vivirlos como una entrega de sí.

En efecto, quien sirve no es un guardián celoso de su propio tiempo, sino más bien renuncia a ser el dueño de la propia jornada. Sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un don recibido de Dios para a su vez ofrecerlo: sólo así dará verdaderamente fruto. El que sirve no es esclavo de la agenda que establece, sino que, dócil de corazón, está disponible a lo no programado: solícito para el hermano y abierto a lo imprevisto, que nunca falta y a menudo es la sorpresa cotidiana de Dios.

Servidor abierto a la sorpresa, a las sorpresas cotidianas de Dios. El siervo sabe abrir las puertas de su tiempo y de sus espacios a los que están cerca y también a los que llaman fuera del horario, a costo de interrumpir algo que le gusta o el descanso que se merece.

El servidor no se aferra a sus horarios, me hace mal al corazón cuando veo en las parroquias el horario de tal hora a tal hora, después no están las puertas abiertas, no hay cura, no hay diácono, no hay laico que reciba a la gente, esto hace mal. Descuidar los horarios, tener este coraje de descuidar los horarios. Así, queridos diáconos, viviendo en la disponibilidad, su servicio estará exento de cualquier tipo de provecho y será evangélicamente fecundo.

También el Evangelio de hoy nos habla de servicio, mostrándonos dos siervos, de los que podemos sacar enseñanzas preciosas: el siervo del centurión, que es curado por Jesús, y el centurión mismo, al servicio del emperador.

Las palabras que este manda decir a Jesús, para que no venga hasta su casa, son sorprendentes y, a menudo, son el contrario de nuestras oraciones: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo» (Lc 7,6); «por eso tampoco me creí digno de venir personalmente» (v.7); «porque yo también vivo en condición de subordinado» (v. 8). Ante estas palabras, Jesús se queda admirado. Le asombra la gran humildad del centurión, su mansedumbre.

La mansedumbre es una de las virtudes de los diáconos, cuando el diácono es humilde y servidor y no juega a evitar a los curas, no, es manso.

Él, ante el problema que lo afligía, habría podido agitarse y pretender ser atendido imponiendo su autoridad; habría podido convencer con insistencia, hasta forzar a Jesús a ir a su casa. En cambio se hace pequeño, discreto, manso, no alza la voz y no quiere molestar. Se comporta, quizás sin saberlo, según el estilo de Dios, que es «manso y humilde de corazón» (Mt 11, 29). En efecto, Dios, que es amor, oír amor llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente, comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores.

Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es imitar a Dios en el servicio a los demás: recibirlos con amor paciente, comprenderlos sin cansarnos, hacerlos sentir acogidos, en casa, en la comunidad eclesial, donde no es más grande quien manda, sino el que sirve (cf. Lc 22,26). Y nunca retar, nunca. Así, queridos diáconos, en la mansedumbre, madurará vuestra vocación de ministros de la caridad.

Además del apóstol Pablo y el centurión, en las lecturas de hoy hay un tercer siervo, aquel que es curado por Jesús. En el relato se dice que era muy querido por su dueño y que estaba enfermo, pero no se sabe cuál era su grave enfermedad (v.2). De alguna manera, podemos reconocernos también nosotros en ese siervo.

Cada uno de nosotros es muy querido por Dios, amado y elegido por él, y está llamado a servir, pero tiene sobre todo necesidad de ser sanado interiormente. Para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón curado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro.

Nos hará bien rezar con confianza cada día por esto, pedir que seamos sanados por Jesús, asemejarnos a él, que «no nos llama más siervos, sino amigos» (cf. Jn 15,15).

Queridos diáconos pueden pedir cada día esta gracia en la oración, en una oración donde se presenten las fatigas, los imprevistos, los cansancios y las esperanzas: una oración verdadera, que lleve la vida al Señor y el Señor a la vida.

Y al servir en la celebración eucarística, allí se encontrará la presencia de Jesús, que se entrega, para que ustedes se den a los demás. Así, disponibles en la vida, mansos de corazón y en constante diálogo con Jesús, no tendrán temor de ser servidores de Cristo, de encontrar y acariciar la carne del Señor en los pobres de hoy”.+

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En la mañana de este domingo 29 de mayo, miles de diáconos participaron, en la basílica de San Pedro de la misa que presidió el papa Francisco en ocasión del Jubileo de los diáconos, uno de los actos previstos del Año Santo de la Misericordia.

El pontífice instó a los diáconos a estar disponibles en la vida, ser mansos de corazón y permanecer en constante diálogo con Jesús para servir a los más pobres y testimoniar a Cristo puesto que el servicio es el único camino para ser discípulo de Jesús.

En la homilía, el Santo Padre comentó la lectura de San Pablo de la liturgia del día y afirmó que los términos apóstol y servidor “están unidos, no pueden separarse jamás; son como dos caras de una misma moneda: quien anuncia a Jesús está llamado a servir y el que sirve anuncia a Jesús”.

“El discípulo de Jesús no puede caminar por una vía diferente a la del Maestro, sino que, si quiere anunciar, debe imitarlo, como hizo Pablo: aspirar a ser un servidor. Dicho de otro modo, si evangelizar es la misión asignada a cada cristiano en el bautismo, servir es el estilo mediante el cual se vive la misión, el único modo de ser discípulo de Jesús. Su testigo es el que hace como él: el que sirve a los hermanos y a las hermanas, sin cansarse de Cristo humilde, sin cansarse de la vida cristiana que es vida de servicio”.

El Papa aseguró que “el siervo aprende cada día a renunciar a disponer todo para sí y a disponer de sí como quiere. Si se ejercita cada mañana en dar la vida, en pensar que todos sus días no serán suyos, sino que serán para vivirlos como una entrega de sí”.

Porque “quien sirve no es un guardián celoso de su propio tiempo, sino más bien renuncia a ser el dueño de la propia jornada. Sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un don recibido de Dios para a su vez ofrecerlo: sólo así dará verdaderamente fruto”.

Asimismo Francisco señaló que “Dios, que es amor, llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente, comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores”.

“Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es imitar a Dios en el servicio a los demás: acogerlos con amor paciente, comprenderlos sin cansarnos, hacerlos sentir acogidos, a casa, en la comunidad eclesial, donde no es más grande quien manda, sino el que sirve”.

Por último, el pontífice dijo a los diáconos que “para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón restaurado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro” y concluyó su homilía invitando a “rezar con confianza cada día por esto, pedir que seamos sanados por Jesús, asemejarnos a él”.

Homilía del papa Francisco en la misa del jubileo de los diáconos
“«Servidor de Cristo» (Ga 1,10). Hemos escuchado esta expresión, con la que el apóstol Pablo se define cuando escribe a los Gálatas. Al comienzo de la carta, se había presentado como «apóstol» por voluntad del Señor Jesús (cf. Ga 1,1). Ambos términos, apóstol y servidor, están unidos, no pueden separarse jamás; son como dos caras de una misma moneda: quien anuncia a Jesús está llamado a servir y el que sirve anuncia a Jesús.

El Señor fue el primero que nos lo mostró: él, la Palabra del Padre; él, que nos trajo la buena noticia (Is 61,1); él, que es en sí mismo la buena noticia (cf. Lc 4,18), se hizo nuestro siervo (Flp 2,7), «no vino para ser servido, sino para servir» (Mc 10,45). «Se hizo diácono de todos», escribía un Padre de la Iglesia (San Policarpo, Ad Phil. V,2). Como hizo él, del mismo modo están llamados a actuar sus anunciadores. El discípulo de Jesús no puede caminar por una vía diferente a la del Maestro, sino que, si quiere anunciar, debe imitarlo, como hizo Pablo: aspirar a ser un servidor. Dicho de otro modo, si evangelizar es la misión asignada a cada cristiano en el bautismo, servir es el estilo mediante el cual se vive la misión, el único modo de ser discípulo de Jesús. Su testigo es el que hace como él: el que sirve a los hermanos y a las hermanas, sin cansarse de Cristo humilde, sin cansarse de la vida cristiana que es vida de servicio.

¿Por dónde se empieza para ser «siervos buenos y fieles» (cf. Mt 25,21)? Como primer paso, estamos invitados a vivir la disponibilidad. El siervo aprende cada día a renunciar a disponer todo para sí y a disponer de sí como quiere. Si se ejercita cada mañana en dar la vida, en pensar que todos sus días no serán suyos, sino que serán para vivirlos como una entrega de sí.

En efecto, quien sirve no es un guardián celoso de su propio tiempo, sino más bien renuncia a ser el dueño de la propia jornada. Sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un don recibido de Dios para a su vez ofrecerlo: sólo así dará verdaderamente fruto. El que sirve no es esclavo de la agenda que establece, sino que, dócil de corazón, está disponible a lo no programado: solícito para el hermano y abierto a lo imprevisto, que nunca falta y a menudo es la sorpresa cotidiana de Dios.

Servidor abierto a la sorpresa, a las sorpresas cotidianas de Dios. El siervo sabe abrir las puertas de su tiempo y de sus espacios a los que están cerca y también a los que llaman fuera del horario, a costo de interrumpir algo que le gusta o el descanso que se merece.

El servidor no se aferra a sus horarios, me hace mal al corazón cuando veo en las parroquias el horario de tal hora a tal hora, después no están las puertas abiertas, no hay cura, no hay diácono, no hay laico que reciba a la gente, esto hace mal. Descuidar los horarios, tener este coraje de descuidar los horarios. Así, queridos diáconos, viviendo en la disponibilidad, su servicio estará exento de cualquier tipo de provecho y será evangélicamente fecundo.

También el Evangelio de hoy nos habla de servicio, mostrándonos dos siervos, de los que podemos sacar enseñanzas preciosas: el siervo del centurión, que es curado por Jesús, y el centurión mismo, al servicio del emperador.

Las palabras que este manda decir a Jesús, para que no venga hasta su casa, son sorprendentes y, a menudo, son el contrario de nuestras oraciones: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo» (Lc 7,6); «por eso tampoco me creí digno de venir personalmente» (v.7); «porque yo también vivo en condición de subordinado» (v. 8). Ante estas palabras, Jesús se queda admirado. Le asombra la gran humildad del centurión, su mansedumbre.

La mansedumbre es una de las virtudes de los diáconos, cuando el diácono es humilde y servidor y no juega a evitar a los curas, no, es manso.

Él, ante el problema que lo afligía, habría podido agitarse y pretender ser atendido imponiendo su autoridad; habría podido convencer con insistencia, hasta forzar a Jesús a ir a su casa. En cambio se hace pequeño, discreto, manso, no alza la voz y no quiere molestar. Se comporta, quizás sin saberlo, según el estilo de Dios, que es «manso y humilde de corazón» (Mt 11, 29). En efecto, Dios, que es amor, oír amor llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente, comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores.

Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es imitar a Dios en el servicio a los demás: recibirlos con amor paciente, comprenderlos sin cansarnos, hacerlos sentir acogidos, en casa, en la comunidad eclesial, donde no es más grande quien manda, sino el que sirve (cf. Lc 22,26). Y nunca retar, nunca. Así, queridos diáconos, en la mansedumbre, madurará vuestra vocación de ministros de la caridad.

Además del apóstol Pablo y el centurión, en las lecturas de hoy hay un tercer siervo, aquel que es curado por Jesús. En el relato se dice que era muy querido por su dueño y que estaba enfermo, pero no se sabe cuál era su grave enfermedad (v.2). De alguna manera, podemos reconocernos también nosotros en ese siervo.

Cada uno de nosotros es muy querido por Dios, amado y elegido por él, y está llamado a servir, pero tiene sobre todo necesidad de ser sanado interiormente. Para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón curado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro.

Nos hará bien rezar con confianza cada día por esto, pedir que seamos sanados por Jesús, asemejarnos a él, que «no nos llama más siervos, sino amigos» (cf. Jn 15,15).

Queridos diáconos pueden pedir cada día esta gracia en la oración, en una oración donde se presenten las fatigas, los imprevistos, los cansancios y las esperanzas: una oración verdadera, que lleve la vida al Señor y el Señor a la vida.

Y al servir en la celebración eucarística, allí se encontrará la presencia de Jesús, que se entrega, para que ustedes se den a los demás. Así, disponibles en la vida, mansos de corazón y en constante diálogo con Jesús, no tendrán temor de ser servidores de Cristo, de encontrar y acariciar la carne del Señor en los pobres de hoy”.+

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