Mensaje del Papa a los jóvenes cubanos: Sueñen que su país puede ser mejor

Cracovia (Polonia) (AICA): “¡Ábranse a cosas grandes! No tengan miedo, no sean tiquismiquis ¡Sueñen que el mundo con ustedes puede ser distinto! ¡Sueñen que Cuba con ustedes puede ser distinta y cada día mejor! ¡No se rindan! En este empeño, es importante, es preciso abrir el corazón y la mente a la esperanza que da Jesús”, expresó el el papa Francisco en el videomensaje que envió, a los 1.400 jóvenes que participan en la La Habana (Cuba) en unas jornadas organizadas hasta el 31 de julio en comunión con la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Cracovia 2016.
“¡Ábranse a cosas grandes! No tengan miedo, no sean tiquismiquis ¡Sueñen que el mundo con ustedes puede ser distinto! ¡Sueñen que Cuba con ustedes puede ser distinta y cada día mejor! ¡No se rindan! En este empeño, es importante, es preciso abrir el corazón y la mente a la esperanza que da Jesús”, expresó el papa Francisco en el videomensaje que envió, a los 1.400 jóvenes que participan en la La Habana (Cuba) en unas jornadas organizadas hasta el 31 de julio en comunión con la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Cracovia 2016.

En el video que se proyectó ayer en la noche, el Santo Padre aseguró su cercanía a los jóvenes y los invitó a hacer de sus jornadas “una especial ocasión para el fomento de la cultura del encuentro, la cultura del respeto, la cultura de la compresión y del perdón recíproco. Eso es ‘armar lío’; eso es soñar. Y los jóvenes tienen que ‘armar lío’”.

Para ello les aconsejó hacer vivo el Evangelio en sus propias vidas. Déjense transformar por las palabras del Evangelio “que ‘son espíritu y vida’; esas palabras que son concretas, concretas como la vida, porque ya a la edad de ustedes se habrán dado cuenta que la vida es concreta, no son sueños, la vida es concreta, o la tomás como viene, concreta, o fracasás”.

Asimismo, los invitó a que en el Vía Crucis recuerden que no se puede amar a Dios sin amar a los hermanos. “La Cruz es un amor concreto para una vida concreta”, afirmó.

“Cuando atraviesen la Puerta Santa, déjense contagiar por este amor – si me escucha un médico me va a retar – enférmense, enférmense de amor, así aprenderán a mirar siempre a los demás con misericordia, con cercanía, con ternura, sobre todo a quien sufre y a quienes tienen necesidad de ayuda”, añadió.

Luego, cuando estén “ante Jesús Sacramentado: acompáñenlo, porque en Él, y solo en Él van a encontrar la fuerza para seguir el proyecto de felicidad más hermoso y constructivo de nuestras vidas; porque, ¿saben?, el amor es constructivo, el amor no destruye ni al enemigo, el amor siempre construye”.

“Y, cuando sean enviados por los obispos como Testigos de la Misericordia, recuerden que el deseo más hermoso del Maestro es que no le tengan miedo a nada. Chicos y chicas, no le tengan miedo a nada, sean libres de las ataduras de este mundo y anuncien a todos (…) que Jesús es capaz de darles nueva vida, de resucitarlos”, señaló.

En ese sentido, les recordó las palabras del Venerable Padre Félix Varela: “ustedes ‘son la dulce esperanza de la patria’”. “Para ser portadores de la esperanza, será necesario que no pierdan esa capacidad de soñar. Recuerden que en la objetividad de la vida tiene que entrar esa capacidad soñadora, y que quien no tiene la capacidad de soñar está clausurado en sí mismo”.

Francisco también les pidió recordar que “la esperanza sabe sufrir para llevar a cabo un proyecto, pero tampoco olviden que ella da vida, es fecunda. Y con esa esperanza no serán estériles, sino que darán vida a los demás, harán patria, harán Iglesia, harán cosas grandes”.

Además les recordó que llamado a “construir ‘la amistad social’, aunque se piense diferente. No es necesario que todos piensen igual, no, no, todos tienen que unirse en la ‘amistad social’”, porque hay un objetivo común: “ese deseo de soñar y ese amor a la patria”.

Asimismo, alentó a construir puentes “con la palabra, con el deseo, con el corazón”. “Muchachos y muchachas, reunidos en La Habana, pero con el corazón puesto en Cracovia: ¡no se desencuentren! ¡Vayan juntos! Tiendan puentes, siempre con la mano tendida”, exhortó.

Finalmente, el Pontífice se refirió a la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba. “Ella desde hace más de 400 años acompaña la fe, la esperanza y el encuentro entre todos los cubanos. Pongo a sus pies, todo lo hermoso que su Hijo les regalará en estos días. Y recuerden las palabras de Ella en Caná: ‘Hagan lo que él les diga’.

“Les aseguro mi cercanía y mi oración por ustedes y por todo el amado pueblo cubano, a la vez que, con particular afecto, los bendigo. Y como siempre les pido: recen por mí. Un abrazo y un puente”, culminó.+

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