Mons. Castagna: “En el Pesebre de Belén se recupera la sabiduría”

Mons. Castagna: “En el Pesebre de Belén se recupera la sabiduría”

Buenos Aires (AICA): “Cuando los grandes de este mundo, autocalificados cristianos, vuelvan a postrarse ante la humilde representación del Pesebre de Belén, como cuando eran niños, podrán recuperar la sabiduría que los capacite para resolver problemas, hoy tan distantes de ser resueltos. Cristo, hecho un Niño recién nacido, es la respuesta de la Sabiduría a las inquietas búsquedas de nuestros contemporáneos. No producirá aportes técnicos o científicos, pero introducirá cambios en los legítimos protagonistas de la ciencia y de la técnica, de la política y de la legislación, de la educación y de la seguridad”, aseguró el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, en su sugerencia para la homilía y el mensaje de Navidad.
El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, afirmó que “cuando los grandes de este mundo, autocalificados cristianos, vuelvan a postrarse ante la humilde representación del Pesebre de Belén, como cuando eran niños, podrán recuperar la sabiduría que los capacite para resolver problemas, hoy tan distantes de ser resueltos”.

“Cristo, hecho un Niño recién nacido, es la respuesta de la Sabiduría a las inquietas búsquedas de nuestros contemporáneos. No producirá aportes técnicos o científicos, pero introducirá cambios en los legítimos protagonistas de la ciencia y de la técnica, de la política y de la legislación, de la educación y de la seguridad”, subrayó en la sugerencia para la homilía y el mensaje de Navidad.

“La gracia de Cristo hace buenas personas, sea cual fuere la misión que les corresponda desempeñar en la sociedad”, agregó, e interpeló: “Si las cosas no parecen salir bien, ¿no será porque las buenas personas no se atreven a litigar con quienes personifican la mentira y la inconducta moral?”

Monseñor Castagna pidió recordar la advertencia de Jesús, cuando dice: “Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz”.

“La gracia de Cristo, ofrecida y celebrada por la Iglesia, hace buenas personas y las compromete en la renovación de la sociedad que componen, incluso con quienes se consideran increyentes, pero que desean ser honestos y rectos”, aseveró.

Texto de la sugerencia

1.- La Navidad es el llamado de Dios al amor. A pesar de los esfuerzos empeñados por borrar la fe de los corazones creyentes, por parte de quienes intencionalmente lo pretenden, la Navidad ha quedado grabada de manera indeleble en la historia de la humanidad. Dios vela por mantener ese indicio sobrenatural, como llamado divino. Nadie podrá impedir que el Mensaje navideño resuene en ámbitos culturales y religiosos de todo el mundo. Es la oportunidad, siempre renovada, de recordar la presencia del “Niño que se nos ha dado”. Una presencia viva y vivificadora de la que tienen necesidad todos los hombres. La supresión o sustitución intencionada de la Navidad, de cara al futuro, en algunas expresiones del arte y de la cultura contemporánea, produce en los corazones sentimientos de indecible soledad. El árbol ornamentado de las fiestas navideñas no se suma, lamentablemente, al humilde Pesebre que rememora el nacimiento del Hijo de Dios encarnado. Con frecuencia lo sustituyen o desproveen de su tradicional sentido religioso.

2.- Dios regala su amor y su perdón. Ocurre lo mismo con el intercambio de obsequios, envueltos en papel de lujo, que tiene poco que ver con el tembloroso envoltorio en el que Dios regala su amor y su perdón al mundo empobrecido por el pecado. La pobreza de Belén ha sido el marco adecuado para depositar, “envuelto en pañales y recostado en un pesebre” (Lucas 2, 7), el único y verdadero tesoro que los hombres esperaban, que hoy mismo esperan y necesitan. Es deber pastoral de la Iglesia recuperar el verdadero contenido de la Navidad que, no obstante las deformaciones introducidas en su celebración, mantiene su vigencia. San Francisco de Asís, y su mística invención del Pesebre, aún tiene algo que decirnos al respecto. El Evangelio, llevado a la vida por el santo, es el legítimo inspirador de esas plásticas representaciones, calificadas por la prudencia mundana como “ingenuas”. Sin embargo, es allí donde se encuentra la puerta de acceso a la auténtica sabiduría. En la exhortación de Jesús - a “hacerse como niños” - se advierte que su respuesta constituye la condición indispensable para “entrar en el Reino” (Mateo 18, 3). Es el Reino de la Verdad, de la Justicia y de la Santidad.

3.- En el Pesebre de Belén se recupera la sabiduría. Cuando los grandes de este mundo, auto calificados cristianos, vuelvan a postrarse ante la humilde representación del Pesebre de Belén, como cuando eran niños, podrán recuperar la sabiduría que los capacite para resolver problemas, hoy tan distantes de ser resueltos. Cristo, hecho un Niño recién nacido, es la respuesta de la Sabiduría a las inquietas búsquedas de nuestros contemporáneos. No producirá aportes técnicos o científicos pero introducirá cambios en los legítimos protagonistas de la ciencia y de la técnica, de la política y de la legislación, de la educación y de la seguridad. La gracia de Cristo hace buenas personas, sea cual fuere la misión que les corresponda desempeñar en la sociedad. Si las cosas no parecen salir bien, ¿no será porque las buenas personas no se atreven a litigar con quienes personifican la mentira y la inconducta moral? Recordemos la advertencia de Jesús: “Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz”. (Lucas 16, 8) La gracia de Cristo, ofrecida y celebrada por la Iglesia, hace buenas personas y las compromete en la renovación de la sociedad que componen, incluso con quienes se consideran increyentes, pero que desean ser honestos y rectos.

4.- Cristo ha nacido para todos. El ecumenismo orienta a encontrar, con el deseo común del bien y de la verdad, un punto de convergencia. Es allí donde quienes manifiestan el propósito de hacer las cosas bien se encuentran y relacionan cordialmente. La presentación del Misterio de Cristo es el ofrecimiento del Bien apetecido y de la Verdad ansiosamente buscada. Al mismo tiempo constituye el generador insustituible de una sociedad que debe fundarse en el amor. Todos los caminos se cierran cuando el sendero que conduce al amor verdadero aparece obstruido - como en la actualidad - por el odio y la delincuencia fratricida. En la simplicidad del Santo Pesebre está el amor de Dios, ofrecido al mundo. Me refiero a este mundo, arruinado por la irresponsabilidad humana, e insistentemente llamado por Dios a recuperar la salud en la concordia y en la paz. El saludo habitual de “¡Feliz Navidad!” supone el esfuerzo generoso de todos los agentes sociales - y sus beneficiarios - para que el Bien anhelado no deje a nadie fuera de su alcance. El Don de la Navidad posee un contenido espiritual sin el cual se produce el vacío, que sólo Dios puede llenar. Ese Niño es Dios que viene a colmar, con su adorable presencia, el vacío existencial de todos los mortales, sin excepción alguna. ¡Feliz y Santa Navidad!.+

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