Frente a la violencia, monseñor Buenanueva llama a “mirar la resurrección”

San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó esta semana sobre la Argentina “enferma de violencia” y las preguntas que esta realidad suscita, sobre todo “en los que intentamos vivir como discípulos de Jesús”.
Monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, obispo de San Francisco, reflexionó en su columna semanal sobre la violencia que en estos días se vive en el país, en particular a partir de la muerte del Emanuel Balbo, el hincha cordobés que murió salvajemente en el estadio Mario Kempes durante un partido entre los clubes Belgrano y Talleres de Córdoba.

“Lo que más me impactó fue gente riéndose. Sí: mientras transcurría la tragedia, algunos reían”, describió el obispo, comparando la secuencia con un relato de los sobrevivientes de los campos de concentración que describe crudamente el ahorcamiento de un niño de 14 años, que sostiene: “mientras Dios callaba, los verdugos reían”.

“Quedan muchas preguntas así en el corazón, sobre todo de los que intentamos vivir como discípulos de Jesús, en esta Argentina enferma de violencia”, lamenta el obispo, y propone “mirar la resurrección de Cristo” que, considera, “no puede ser reducida a un milagro: algo extraordinario que deja pasmados a quienes creen en ella. Es mucho más”.

Para los cristianos, explica monseñor Buenanueva, “la resurrección es la intervención más fuerte de Dios en la historia humana. Resucitó a Jesús, su Hijo, ‘por nosotros’, para que seamos libres y vivamos con la misma plenitud de vida de Jesús”.

Al resucitar a Jesús, afirmó, “Dios ha confirmado el modo cómo Jesús encaró la vida. Que su persona, sus gestos, actitudes y palabras han revelado cómo Dios ve las cosas y, sobre todo, lo que sueña para la humanidad”.

“Jesús hizo de la cercanía y el cuidado del más débil y vulnerable la expresión más alta de los mismos sentimientos de Dios”, aseguró el prelado, y agregó que con la resurrección, “el Padre ha pronunciado su sí más claro y fuerte a cada hombre y mujer de este mundo, superando incluso su mismo acto creador” y ratifica que cada vida es digna, valiosa y merecedora de un respeto infinito.

Para la fe cristiana, “el más genuino representante de Dios en la tierra es cada ser humano, creado a imagen y semejanza de su Hijo Jesucristo”.

“La violencia que terminó con la vida de Emanuel sólo es posible porque otros ven, aprueban y ríen”, aseveró el obispo, y pronunció un llamado a salvar la vida “abriendo los ojos para que vean, los oídos para que escuchen y los labios para que hablen. Que veamos la humanidad herida. Que escuchemos los gritos de auxilio de un hermano. Y que digamos en voz alta que somos seres humanos, no cosas”.

“La risa de los verdugos no tiene la última palabra”, aseguró monseñor Buenanueva, y recordó que “mientras los inocentes mueren, Dios no calla. Llora, sufre y muere con ellos. Y resucita desde la muerte. Y, haciendo esto, abre los ojos para que veamos las cosas como Él las ve, y obremos como Él obra”.+

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