Lo bueno y lo malo, y la paciencia de Dios

Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): ¨¡Qué simple, pero qué real!¨, exclamó Mons. Rubén Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, al efectuar en su programa radial ¨Compartiendo el Evangelio¨, una exégesis del conocido pasaje evangélico donde Jesús narra la parábola del trigo y la cizaña. Del buen trigo y la cizaña y la paciencia de Dios.
"¡Qué simple, pero qué real!", exclamó monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, al efectuar en su programa radial "Compartiendo el Evangelio", una exégesis del conocido pasaje evangélico donde Jesús narra la parábola del trigo y la cizaña. Del buen trigo y la cizaña y la paciencia de Dios.

"La cizaña -señaló el prelado- puede venir de afuera, cuando otro te puede sembrar la duda, te puede perturbar, te puede ensuciar, desestabilizarte o tentarte en muchas cosas; pero también es cierto que la cizaña puede salir de lo más profundo de nuestro corazón. Por eso el ser humano siempre es un misterio de luces y sombras, cosas buenas y también algunas negativas.

"Frente a esta constatación -prosiguió reflexionando monseñor Frassia-, esta tensión, esta dualidad, no ontológica, pero sí una tensión entre lo bueno y lo malo, la verdad y la mentira, la gracia y el pecado, está la paciencia de Dios enfrentada a nuestra impaciencia. Paciencia de Dios que espera hasta el final y nuestra impaciencia que no soporta ver el error en otros, o no soporta ver nuestras propias fragilidades. Frente a esta visión negativa uno sucumbe, pierde la esperanza, pierde la constancia y pierde la perseverancia. Es importante la actitud de paciencia de Dios y también de nuestra perseverancia.

"El perdón de Dios viene siempre, vence siempre, viene para todos, no excluye a nadie y ningún pecado puede romper el puente de la misericordia de Dios. Como decía San Juan XXIII “Dios es la dulzura y esa es la plenitud de la fuerza”. También nosotros debemos ser suaves y dulces con nuestros hermanos. Recordando a San Francisco de Sales: “una gota de miel atrae más que un tonel de vinagre”.

El obispo concluyó invitando a pedir al Señor "sabiduría y paciencia, pero que siendo conscientes de que todos tenemos un regalo, un don, y además una respuesta y una responsabilidad, que prevalezca en nosotros el bien y vaya disminuyendo notablemente el mal en nuestras vidas.+

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