Monseñor Sánchez sucede en el cargo a monseñor Alfredo Horacio Zecca, a quien el papa Francisco aceptó la renuncia en junio.
En la explicación del escudo, el arzobispo señala que en el centro se encuentra la Eucaristía, “fuente y cumbre de toda la vida cristiana, memoria cotidiana y agradecida de la Iglesia, sobre la que se funda su alegría evangelizadora. “La Eucaristía hace la Iglesia. La Iglesia hace la Eucaristía”.
“Las manos, al tiempo que forman un cáliz que contiene la Eucaristía, simbolizan el servicio al Pueblo de Dios que el Obispo desea ejercer en su ministerio, a imagen de Cristo, ‘que no vino para ser servido, sino para servir’”, añade. La vida del obispo, “llena de la presencia de Jesús ofrece a todos los hombres a Cristo Vivo con la entrega alegre de su vida en servicio a todos”, aseguró. El obispo “debe comportarse como el que sirve”, sin buscar “honores”, cuidando al “Pueblo de Dios” con “ternura y misericordia”, sostiene.
En el fondo del escudo se encuentran los cerros tucumanos, simbolizando la tierra de origen del obispo, con colores vivos, propios del Jardín de la República. “Es la Iglesia en relación a un lugar. Es una porción del Pueblo de Dios en un territorio determinado. Cada territorio tiene su extensión, su geografía, su paisaje, su clima, sus características, sus posibilidades, sus limitaciones y dificultades. La diócesis es la Iglesia presente en un lugar determinado”.
La estrella, por su parte, “simboliza a la Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización, Madre del Evangelio viviente y Madre de Misericordia, a la que el obispo encomienda su ministerio”; en un fondo azul de cielo de los cerros tucumanos. “En la escuela de María, la Iglesia aprende continuamente el estilo de una maternidad generosa y atenta, de un amor que no espe¬ra, sino que se adelanta a las necesidades de los hombres y las atiende en concreto, dándoles no sólo la vida, sino el gozo y el sentido de la vida misma”, explica.
El lema episcopal, “Estoy entre ustedes como el que sirve”, está tomado de Lucas 22, 27. “Porque el obispo quiere ser transparencia de Jesús Buen Pastor, que entrega la vida por las ovejas por medio del servicio alegre y evangelizador. Entregarse cada día en el ministerio episcopal; dar la Palabra y darse a sí mismo hecho Palabra, dar la Eucaristía y darse a sí mismo hecho pan, darse para hacer crecer la comunidad en un itinerario de fe madura y de caridad”, concluye.
El papa Francisco nombró el 23 de agosto, al presbítero Carlos Alberto Sánchez, como el nuevo arzobispo de Tucumán.
El prelado nació en San Miguel de Tucumán el 24 de abril de 1963. Realizó su formación sacerdotal en el Seminario Menor Conciliar San José y en el Seminario Mayor Nuestra Señora de la Merced y San José, de la arquidiócesis de Tucumán. Fue ordenado sacerdote el 24 de junio de 1988 en la catedral Nuestra Señora de la Merced, de Tucumán.
El nuevo arzobispo fue vicario parroquial en las parroquias Corazón de María, San Pio X, Nuestra Señora de Luján y Nuestra Señora del Rosario, en Burruyacu. Luego fue rector del Seminario Menor y director espiritual del Seminario Mayor de Tucumán. De 2007 a 2011 se desempeñó como vicario general de la arquidiócesis. En 2011 asumió como párroco de La Victoria, basílica Nuestra Señora de la Merced.
Entre 2012 y 2014 fue vicario Episcopal para la Pastoral. Es Delegado para la Pastoral Juvenil y Vocacional, Profesor de introducción a la Sagrada Escritura y de Teología Moral en el Instituto Superior de Ciencias Sagradas "Sto. Toribio" y de Teología Pastoral en el Seminario Mayor. Además es miembro del Colegio de Consultores.+
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