octubre 2017

San Juan de Cuyo (AICA): El arzobispado de San Juan de Cuyo comunicó con pesar el fallecimiento del presbítero Román Rogelio del Rosario Becerra, vicario general de la arquidiócesis. Sus restos son velados en la capilla del Colegio del Tránsito de Nuestra Señora y serán sepultados el 1º de noviembre a las 11 en el cementerio de la capital, previa celebración de la misa a las 10 en la misma capilla.
El arzobispado de San Juan de Cuyo comunicó con pesar el fallecimiento del presbítero Román Rogelio del Rosario Becerra, vicario general de la arquidiócesis. Sus restos son velados en la capilla del Colegio del Tránsito de Nuestra Señora (General Acha y Abraham Tapia, Trinidad) y serán sepultados el 1º de noviembre a las 11 en el cementerio de la capital.

El sacerdote, de 62 años, falleció en la mañana del 31 de octubre, mientras se encontraba al cuidado de las Hermanas del Colegio del Transito de Nuestra Señora, por un delicado cuadro de salud.

Durante el día de hoy serán celebradas dos misas en su memoria en la capilla del colegio: una a las 16, presidida por el arzobispo, monseñor Jorge Lozano, y otra a las 20. El sepelio será mañana a las 11 horas en el Cementerio de la Capital, previa celebración de la Santa Misa a las 10 horas en la misma Capilla del Colegio El Tránsito.

El Padre Román Becerra nació en la ciudad de San Juan el 29 de septiembre de 1955. Cursó estudios primarios en el Colegio Santo Domingo y secundarios en la Escuela de Comercio Libertador Gral. San Martin. Posteriormente ingresó al Seminario San Carlos Borromeo, de la Ciudad de Rosario, y recibió su ordenación sacerdotal el 20 de diciembre de 1982.

Su trayectoria sacerdotal
Durante dos años fue formador del Seminario Menor de Rosario.

En el año 1984 llegó a la capital de San Juan, donde fue designado vicario parroquial de la parroquia de la Santísima Trinidad, cumpliendo funciones además como capellán del Colegio El Tránsito y en el Hospital Rawson.

Designado como párroco en el año 1984, fue trasladado a la parroquia Nuestra Señora de Fátima, tarea que cumplió hasta el año 1990.

Su celo sacerdotal y el cariño por los más necesitados, lo llevó en 1985 a impulsar la catequesis para personas con capacidades especiales.

Al inicio de la década del 90, su tarea pastoral lo llevó como vicario de la parroquia San Juan Bautista, en la iglesia catedral.

Si uno de sus desvelos fue la catequesis especial, lo fue también el cariño que sentía por la ayuda espiritual a los enfermos. Fue fundador junto a otros presbíteros del Servicio Sacerdotal Nocturno en el año 1992. Y en 1995 organizó los equipos del Teléfono de la Esperanza para atención del suicida.

Desde 1996 hasta el 2000 fue párroco en la parroquia de la Santísima Trinidad, pasando luego a cumplir funciones, también de párroco, en Nuestra Señora de la Merced, en la ciudad capital.

En 2003 fue designado vicario general de la arquidiócesis de San Juan de Cuyo.

En 2007, al cumplir 25 años como sacerdote, el Santo Padre Benedicto XVI lo nombró prelado de honor, pasando a formar parte de la familia pontificia.

Pese a su delicada salud, que lo llevó a vivir bajo los cuidados de la comunidad de las Hermanas del Colegio del Transito de Nuestra Señora, el sacerdote continuó con sus tareas pastorales y de ayuda espiritual hasta que sus fuerzas se fueron limitando, quedando bajo el cuidado de las religiosas hasta los últimos días.+

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Ciudad del Vaticano (AICA): Según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el papa Francisco invitó a expertos de todo el mundo al Vaticano los días 10 y 11 de noviembre para impulsar el desarme nuclear, en un momento de fuerte tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte. “El papa trabaja con determinación para promover las condiciones necesarias que nos permitan vivir en un mundo sin armas nucleares”, anunció el portavoz del Vaticano, Greg Bruke.
Según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el papa Francisco invitó a expertos de todo el mundo al Vaticano los días 10 y 11 de noviembre para impulsar el desarme nuclear, en un momento de fuerte tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte. “El papa trabaja con determinación para promover las condiciones necesarias que nos permitan vivir en un mundo sin armas nucleares”, anunció el portavoz del Vaticano, Greg Bruke.

El simposio lleva por título “Perspectivas para un mundo libre de armas nucleares y por un desarme integral” y en él la Santa Sede estará representada por el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y por el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, entre otros.

Participarán algunos premios Nobel de la Paz como el bangladesí Muhammad Yunus (2006), la británica Mairead Corrigan-Maguire (1976), la estadounidense Jody Williams (1997), el argentino Adolfo Pérez Esquivel (1980) y el egipcio Mohamed El Baradei (2005).

También intervendrán la responsable de asuntos de Desarme en las Naciones Unidas, Izumi Nakamitsu; Paolo Cotta-Ramusino, secretario general de Pugwash, organización con el Nobel de la Paz en 1995; y Beatrice Fihn, directora de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), que este año logró ese mismo galardón.

Asistirán asimismo, el enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura; François Bugnion, del Comité Internacional de la Cruz Roja, o la vicesecretaria de la OTAN, Rose Gottemoeller.

El papa Francisco considera el desarme nuclear como “un imperativo moral y humanitario” y durante su discurso en la sede de Naciones Unidas, en septiembre de 2015, reclamó la “total prohibición” de las armas atómicas.+

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Bogotá (Colombia) (AICA): “Una grave violación a la dignidad de la persona”: así definieron los obispos colombianos la decisión de la Corte Constitucional referida a la aplicación de la eutanasia, en particular, aquella que se refiere a los menores de edad.
“Una grave violación a la dignidad de la persona”: así definieron los obispos colombianos la decisión de la Corte Constitucional referida a la aplicación de la eutanasia, en particular, aquella que se refiere a los menores de edad.

En un comunicado fechado 27 de octubre, haciéndose eco de las palabras del romano pontífice, los prelados proclaman que “no se puede jugar con la vida”, y que la eutanasia, “es una grave violación a la dignidad de la persona”, que “lleva a los ancianos, a los enfermos y a los que tienen algún tipo de limitación a pensar que su existencia es menos digna y valiosa”, y en consecuencia “a cerrar las puertas de su esperanza”.

Los prelados señalan que el propósito de la reglamentación ordenada por la Corte Constitucional es contrario al principio constitucional de defensa de la vida, y abre las puertas para que la sociedad llegue a legitimar la supresión de algunas personas y la negación de los más débiles y necesitados.

La Sala Quinta de Revisión de la Corte Constitucional ha resuelto ordenar al Ministerio de Salud y Protección Social que presente en el plazo de un año un proyecto de ley en el que proponga la regulación de lo que consideran el “derecho fundamental a morir dignamente” para mayores de edad y también para niños y adolescentes.

Asimismo, en la sentencia se reitera la exhortación al Congreso de la República para que en dos años emita la regulación de la denominada “muerte digna” para mayores de edad y niños y adolescentes.

En un comunicado emitido a raíz de esta resolución, los obispos de Colombia recuerdan que la eutanasia es el acto de poner fin deliberadamente a la vida de un ser humano y supone “una grave violación a la dignidad de la persona”.
‘Abre las puertas a legitimar la supresión de algunas personas’

Los prelados añaden que la eutanasia “lleva a los ancianos, a los enfermos y a los que tienen algún tipo de limitación a pensar que su existencia es menos digna y valiosa, y, por lo tanto, a cerrar las puertas de su esperanza”.

“Además, encontramos que el propósito de la reglamentación ordenada por la Corte va en contra vía del principio constitucional de defensa de la vida y abre las puertas para que la sociedad llegue a legitimar la supresión de algunas personas y la negación de los más débiles y necesitados”, advierten.

En su mensaje, los obispos piden a los legisladores y a los profesionales de la salud que tomen en consideración las implicaciones morales, éticas y sociales que este tipo de determinaciones conlleva y recuerdan el llamamiento del papa Francisco a asumir “decisiones valientes y contra corriente” en defensa de la vida, especialmente de la de los más pobres y débiles.+

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Obispos colombianos: La eutanasia en menores de edad es una “grave violación a la dignidad de la persona”

Bogotá (Colombia) (AICA): “Una grave violación a la dignidad de la persona”: así definieron los obispos colombianos la decisión de la Corte Constitucional referida a la aplicación de la eutanasia, en particular, aquella que se refiere a los menores de edad.
“Una grave violación a la dignidad de la persona”: así definieron los obispos colombianos la decisión de la Corte Constitucional referida a la aplicación de la eutanasia, en particular, aquella que se refiere a los menores de edad.

En un comunicado fechado 27 de octubre, haciéndose eco de las palabras del romano pontífice, los prelados proclaman que “no se puede jugar con la vida”, y que la eutanasia, “es una grave violación a la dignidad de la persona”, que “lleva a los ancianos, a los enfermos y a los que tienen algún tipo de limitación a pensar que su existencia es menos digna y valiosa”, y en consecuencia “a cerrar las puertas de su esperanza”.

Los prelados señalan que el propósito de la reglamentación ordenada por la Corte Constitucional es contrario al principio constitucional de defensa de la vida, y abre las puertas para que la sociedad llegue a legitimar la supresión de algunas personas y la negación de los más débiles y necesitados.

La Sala Quinta de Revisión de la Corte Constitucional ha resuelto ordenar al Ministerio de Salud y Protección Social que presente en el plazo de un año un proyecto de ley en el que proponga la regulación de lo que consideran el “derecho fundamental a morir dignamente” para mayores de edad y también para niños y adolescentes.

Asimismo, en la sentencia se reitera la exhortación al Congreso de la República para que en dos años emita la regulación de la denominada “muerte digna” para mayores de edad y niños y adolescentes.

En un comunicado emitido a raíz de esta resolución, los obispos de Colombia recuerdan que la eutanasia es el acto de poner fin deliberadamente a la vida de un ser humano y supone “una grave violación a la dignidad de la persona”.
‘Abre las puertas a legitimar la supresión de algunas personas’

Los prelados añaden que la eutanasia “lleva a los ancianos, a los enfermos y a los que tienen algún tipo de limitación a pensar que su existencia es menos digna y valiosa, y, por lo tanto, a cerrar las puertas de su esperanza”.

“Además, encontramos que el propósito de la reglamentación ordenada por la Corte va en contra vía del principio constitucional de defensa de la vida y abre las puertas para que la sociedad llegue a legitimar la supresión de algunas personas y la negación de los más débiles y necesitados”, advierten.

En su mensaje, los obispos piden a los legisladores y a los profesionales de la salud que tomen en consideración las implicaciones morales, éticas y sociales que este tipo de determinaciones conlleva y recuerdan el llamamiento del papa Francisco a asumir “decisiones valientes y contra corriente” en defensa de la vida, especialmente de la de los más pobres y débiles.+

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Mons. Stanovnik animó a rezar por la santidad del pueblo argentino

Corrientes (AICA): En el marco de la 21ª Jornada de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino y la Glorificación de sus Siervos de Dios, prevista para mañana, el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, invitó a la comunidad diocesana a rezar para que “seamos un pueblo más santo y, al mismo tiempo, tengamos más ejemplos que nos entusiasmen a entrar por el camino de la santidad”.
En el marco de la 21ª Jornada de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino y la Glorificación de sus Siervos de Dios, prevista para mañana, el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, invitó a la comunidad diocesana a rezar para que “seamos un pueblo más santo y, al mismo tiempo, tengamos más ejemplos que nos entusiasmen a entrar por el camino de la santidad”.

“Orar por esta intención, es pedirle a Dios que los argentinos y las argentinas seamos santos, porque lo mejor que nos puede pasar es que nos vayamos convirtiendo en el Santo Pueblo de Dios”, destacó en un mensaje para esta jornada.

“Santo no quiere decir transformarse en un ser de ‘otro mundo’, eso en todo caso sería un alienígena, o alguien que estaría fuera de sí. En cambio, los santos son hombres y mujeres que se entusiasmaron por la persona de Jesús, se sintieron profundamente amados y transformados por Él, y se ‘arremangaron’ para entregar toda su vida al servicio de los otros, especialmente de los que más sufren”, precisó.

El prelado citó ejemplos de vida “luminosa” como el Cura Brochero, Antonia de San José Figueroa o Laura Vicuña, pero también otros a los que podría llamarse “menos luminosos, pero no necesariamente menos santos”, y enumeró: “El esposo fiel a su mujer, la madre dedicada generosamente a sus hijos, el joven o la joven estudiante que se esfuerzan por ser buenos compañeros, cercanos a los que los demás desprecian y discriminan, y responsables en su estudio; el abuelo o la abuela que tienen paciencia y ofrecen sus achaques por el bien de sus hijos y de sus nietos, que no reniegan y viven con alegría y paz su ancianidad…

“El trabajador que cumple bien con su trabajo, o el empresario que es justo, equitativo y generosamente solidario con sus empleados; el funcionario público que es honesto, insobornable y entregado el bien común, un promotor convencido de la cultura del encuentro, y atento especialmente a los más pobres y marginados”, agregó.

“¡Díganme si los argentinos no estamos urgidos a entrar de cuerpo entero por el camino de la santidad! ¡Qué importante es, entonces, que recemos por la santificación del pueblo argentino! Porque la santidad es una gracia y una misión, un don, como es un don la vida y, por consiguiente, también una tarea, una responsabilidad que nos exige cultivar y hacer fecunda esa gracia”, sostuvo.

Por último, monseñor Stanovnik afirmó que esta jornada también es una ocasión para rezar por los “casi 50 argentinos y argentinas que están en proceso de ser declarados santos, para que el ejemplo de su vida cristiana y su intercesión nos entusiasmen y sostengan en el camino de la santidad”.+

Texto completo del mensaje

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Mañana se celebra la Jornada Nacional de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino

Buenos Aires (AICA): ¨El amor nos hace santos, alegres y servidores en la sociedad¨, con esa consigna la Conferencia Episcopal Argentina convocó a unirse a la 21ª Jornada Nacional de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino y la Glorificación de sus Siervos de Dios prevista para mañana, 1° de noviembre, solemnidad de Todos los Santos. ¨Oremos juntos para que todos los argentinos busquemos la santidad¨, pidieron los obispos.
"El amor nos hace santos, alegres y servidores en la sociedad", con esa consigna la Conferencia Episcopal Argentina convocó a unirse a la 21ª Jornada Nacional de Oración por la Santificación del Pueblo Argentino y la Glorificación de sus Siervos de Dios prevista para mañana, 1° de noviembre, solemnidad de Todos los Santos.

"Oremos juntos para que todos los argentinos busquemos la santidad", pidieron los obispos en la convocatoria.

La jornada tiene el propósito de rogar por la pronta glorificación de aquellos a los que se les abrieron causas de canonización. También sensibilizar al pueblo argentino e invitarlo a rezar no sólo por los siervos de Dios, los beatos o venerables, sino también para redescubrir la vocación a la santidad.

Por tal motivo, la Delegación de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) para las Causas de los Santos, que preside monseñor José María Arancibia, arzobispo emérito de Mendoza, ha preparado una serie de materiales que pone a disposición de las diócesis e instituciones para la difusión y animación de la Jornada: una gacetilla, un cartel para la difusión a través de los sitios Web y redes sociales y tres videos de distinta temática y duración: uno de 30 segundos con una invitación a la Jornada de oración; otro, de 90 segundos, ¿La santidad, es para todos? y un tercero de 150 segundos: Siguiendo el ejemplo de los santos.

Los tres videos fueron publicados en el canal Youtube de la CEA y también de la Delegación para las Causas de los Santos, a fin de que valiéndose de los respectivos links puedan publicarlos en las páginas web y redes sociales.

1) Invitación a la Jornada de oración (30”). El amor de Dios nos hace santos, alegres y servidores en la sociedad. Oremos juntos para que todos los argentinos busquemos la santidad.

2) ¿La santidad, es para todos? (90”). Jesús nos llama y nos santifica con nuestra cooperación. Todos estamos invitados a ser amigos de Jesús, caminar a su lado y llevar su amor a los demás. Él prometió que así seríamos felices.

3) Siguiendo el ejemplo de los santos (150”), Oremos por la santidad del pueblo argentino, siguiendo el ejemplo de los santos. Ellos son modelos del amor a Dios y a los hermanos, nos enseñan y ayudan a vivir los valores del Evangelio de Jesús.

Canal Youtube de la Delegación:

• Video 1: Invitación a la Jornada de oración

• Video 2: ¿La santidad, es para todos?

• Video 3: Siguiendo el ejemplo de los santos

Canal Youtube de la CEA:

• Video 1: Invitación a la Jornada de oración

• Video 2: ¿La santidad, es para todos?

• Video 3: Siguiendo el ejemplo de los santos

Sitio Web de la Delegación: www.causasdelossantosenargentina.org. Eventuales consultas: delegadocs.cea@gmail.com.+

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Buenos Aires (AICA): Sacerdotes, religiosos y laicos del decanato Paternal – Colegiales repetirán este año el gesto misionero “Consuelen a mi pueblo”, cuyo objetivo es acompañar a las personas que se acercarán al Cementerio de la Chacarita para dejar una ofrenda el miércoles 1º y el jueves 2 de noviembre, en el marco de la celebración de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos. Se instalarán mesas-altares en varios puntos y se celebrarán misas en la capilla del camposanto.
Sacerdotes, religiosos y laicos del decanato Paternal – Colegiales repetirán este año el gesto misionero “Consuelen a mi pueblo”, cuyo objetivo es acompañar a las personas que se acercarán al Cementerio de la Chacarita para dejar una ofrenda el miércoles 1º y el jueves 2 de noviembre, en el marco de la celebración de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos.

Los organizadores destacaron que este gesto se repite hace 18 años y tiene el propósito de “acercar el mensaje de misericordia de Jesús Vivo y de la Resurrección a todas las personas que llegan al cementerio a recordar a sus familiares y amigos”.

Las mesas misioneras se ubicarán en los accesos peatonales al cementerio, en la puerta principal que da a la avenida Guzmán, en el panteón y en el atrio de la capilla central.

En cada mesa-altar se coloca mantel blanco, crucifijo e imagen de la Virgen María, caja para las intenciones, cartilla con oraciones, estampas y botellas de agua bendita.

Según los organizadores, unas 15.000 personas concurren al cementerio en estos días.

Mañana, la misa en la capilla de la necrópolis será presidida a las 12 por el presbítero Lisandro Boyle, párroco de Santa Clara de Asís.

El jueves 2, a las 9, presidirá la celebración eucarística el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli. A las 12 celebrará el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Ares y a las 15, la Eucaristía estará a cargo del presbítero Rodrigo Valdez, párroco de San Pablo.

La participación está abierta a todos los agentes de pastoral y pueden inscribirse en el correo electrónico consuelen@gmail.com para los turnos que van, en cada día, de 8.30 a 11, 11 a 13.30 y de 13.30 a 16.+

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El Card. Dziwisz propone a San Juan Pablo II como Patrono de Europa

Varsovia (Polonia) (AICA): Con encuentros en las ciudades de Czestochowa, Lodz y Varsovia se llevó a cabo en Polonia el congreso Europa Christi, en el que participaron el arzobispo emérito de Cracovia, Card. Stanislaw Dziwisz, que fue secretario de San Juan Pablo II; el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Card. Robert Sarah; y el arzobispo copto católico Kyrillos Kamal William Samaan. En la exposición inaugural el Card. Dziwisz efectuó una propuesta notable: “Europa necesita de un nuevo patrón y propongo que sea San Juan Pablo II”.
Con encuentros en las ciudades polacas de Czestochowa, Lodz y Varsovia y con el lema “Abran las puertas a Cristo”, se llevó a cabo en Polonia el Congreso “Europa Christi”, en el que participaron, entre otros, el arzobispo emérito de Cracovia, cardenal Stanislaw Dziwisz, quien fue secretario de San Juan Pablo II; el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cardenal Robert Sarah; y el arzobispo copto católico Kyrillos Kamal William Samaan.

En la exposición inaugural del congreso, el cardenal Dziwisz efectuó una propuesta notable: “Europa necesita de un nuevo patrón y propongo que sea San Juan Pablo II”.

El purpurado polaco fundamentó su propuesta en el profundo conocimiento del santo pontífice sobre la importancia del rescate de las raíces cristianas del continente europeo y los auténticos valores que lo edificaron. “Europa se enfrenta a grandes retos: la crisis ideológica, el colapso demográfico, el debilitamiento de la función natural de la familia, el problema de la migración, que requiere prudencia y decisiones con visión de futuro, necesita ayuda del cielo y el ejemplo de los santos, porque sola no puede responder a esos desafíos”, indicó el cardenal Dziwisz. “Y no hay santo más contemporáneo que comprenda nuestro tiempo mejor que Juan Pablo II”.

“Nadie puede negar que Juan Pablo II ha contribuido a los cambios trascendentales en Alemania y Europa”, expresó el arzobispo emérito de Cracovia, y recordó que San Juan Pablo II tenía una visión de una Europa unida no superficialmente, sino a través del perdón y la reconciliación. “Para él, el primer elemento para construir su unidad fue la pedagogía del perdón. Dos guerras mundiales, que tuvieron lugar principalmente en este continente, causaron mucho daño. Hoy hay muchas heridas en Europa y los tiempos modernos causan nuevos daños”, expuso el purpurado polaco. “No hay Europa sin perdón y reconciliación, sin resolver los problemas del pasado. La tesis de algunos políticos europeos que argumentan que los problemas del pasado deberían dejarse a la historia para centrarse en el presente y el futuro es errónea”.

La unidad de Europa, según comentó el cardenal Dziwisz, no era para San Juan Pablo II la de una especie de estado federal, sino la de una “Europa de Patria”, cuyos valores centrales son “la dignidad de la persona, la santidad de la vida humana, la posición central de la familia basada en el matrimonio, la importancia de la educación, la libertad de pensamiento y la libertad religiosa, la protección de los individuos y grupos sociales, el trabajo percibido como un bien social y personal y el ejercicio del poder político como servicio”.+

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Católicos y luteranos: “Es mucho más lo que tenemos en común que lo que nos divide”

Ciudad del Vaticano (AICA): “Estamos profundamente agradecidos por el camino ecuménico que hemos recorrido juntos en los últimos 50 años, que ha redundado en la eliminación de prejuicios, una mayor comprensión mutua y la identificación de decisivos acuerdos teológicos”, se lee en la declaración conjunta de la Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, firmada hoy martes 31 de octubre, con motivo de finalizar el año de conmemoración de la reforma de Lutero, de la que en 2017 se cumplen 500 años.
“Estamos profundamente agradecidos por el camino ecuménico que hemos recorrido juntos en los últimos 50 años, que ha redundado en la eliminación de prejuicios, una mayor comprensión mutua y la identificación de decisivos acuerdos teológicos”, se lee en la declaración

También recuerdan el inicio del año de conmemoración, que tuvo lugar justo hace un año en Suecia, con una oración conjunta entre el papa Francisco y el presidente de entonces de la Federación Luterana Mundial, Munib Younan, y tras la que firmaron un documento que “recoge el compromiso de seguir recorriendo juntos el camino ecuménico hacia la unidad por la que oraba Cristo” y declaraba que “sentimos el dolor de quienes comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia redentora de Dios en la mesa de la Eucaristía.

En el comunicado conjunto publicado hoy, ambas Iglesias se felicitan por ser la primera vez que se aborda la Reforma luterana desde un punto de vista ecuménico, reconociendo que, “si bien el pasado no se puede cambiar”, se puede dar una perspectiva más unitaria que separadora. Además, agradecen los actos de oración conjunta y encuentros teológicos que se han dado este año en distintas partes del mundo.

Finalmente se han comprometido a continuar con el diálogo hacia la unidad de acuerdo a la voluntad de Cristo.

El 31 de octubre de 1517, el monje agustino Martín Lutero clavó una propuesta en las puertas de la iglesia de Wittenberg, Alemania para debatir la doctrina sobre la penitencia y el uso de indulgencias en la puerta del Palacio de Wittenberg, en Alemania. Posteriormente, Lutero desarrolló esos 95 principios de su doctrina llegando a una distinta a la fe católica. Esa fecha es considerada el inicio de la Reforma Protestante.

Declaración conjunta
"El 31 de octubre de 2017, último día del año de conmemoración ecuménica común de la Reforma, estamos muy agradecidos por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma, conmemoración que compartimos juntos y con nuestros asociados ecuménicos del mundo entero. Asimismo, pedimos perdón por nuestros fracasos, las formas en que los cristianos han herido el Cuerpo del Señor y se han ofendido unos a otros durante los 500 años transcurridos desde el inicio de la Reforma hasta hoy.

Nosotros, luteranos y católicos, estamos profundamente agradecidos por el camino ecuménico que hemos recorrido juntos en los últimos 50 años. Esa peregrinación, sostenida por nuestra oración común, el culto y el diálogo ecuménico, redundó en la eliminación de prejuicios, una mayor comprensión mutua y la identificación de decisivos acuerdos teológicos. Frente a tantas bendiciones a lo largo del camino, elevamos nuestros corazones en alabanza al Dios Trino por la misericordia recibida.

En este día damos una mirada retrospectiva a un año de notables eventos ecuménicos que comenzó el 31 de octubre de 2016 con la oración común luterano-católico romana en Lund, Suecia, en presencia de nuestros asociados ecuménicos. Durante la presidencia de ese servicio, el papa Francisco y el obispo Munib A. Younan, entonces presidente de la Federación Luterana Mundial, firmaron una declaración conjunta que recoge el compromiso de seguir recorriendo juntos el camino ecuménico hacia la unidad por la que oraba Cristo (cf. Juan 17.21). Ese mismo día, nuestro servicio conjunto a quienes necesitan nuestra ayuda y solidaridad también se vio fortalecido por una declaración de intención entre Caritas Internationalis y la Federación Luterana Mundial – Servicio Mundial.

El papa Francisco y el presidente Younan declararon juntos: “Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa como expresión concreta de la unidad plena. Sentimos el dolor de quienes comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia redentora de Dios en la mesa de la Eucaristía. Reconocemos nuestra conjunta responsabilidad pastoral para responder al hambre y la sed espirituales de nuestro pueblo de de ser uno en Cristo. Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que también progresen mediante la renovación de nuestro compromiso con el diálogo teológico.”

Las bendiciones de este año de conmemoración incluyen el hecho de que por primera vez, luteranos y católicos hayan considerado la Reforma desde una perspectiva ecuménica, lo que dio lugar a un nuevo enfoque de los acontecimientos del siglo XVI que llevaron a nuestra separación. Reconocemos que si bien el pasado no se puede cambiar, su influencia sobre nosotros hoy en día se puede transformar para que sea un estímulo al crecimiento de la comunión y un signo de esperanza a fin de que el mundo supere la división y la fragmentación. Una vez más, resultó claro que lo que tenemos en común es mucho más que aquello que nos divide.

Nos alegra que la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, firmada en un acto solemne por la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica Romana en 1999, también fuera firmada en 2006 por el Consejo Metodista Mundial y por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas en este año de conmemoración. Además, hoy mismo será acogida y recibida por la Comunión Anglicana en una ceremonia solemne en la abadía de Westminster. Sobre esta base nuestras comuniones cristianas pueden construir un vínculo más estrecho de consenso espiritual y testimonio común en el servicio del evangelio.

Reconocemos con gratitud, los numerosos eventos de oración y culto comunes que luteranos y católicos celebraron junto con sus asociados ecuménicos en distintas partes del mundo, los encuentros teológicos y las publicaciones significativas que dieron sustancia a este año de conmemoración.

De cara al futuro, nos comprometemos a seguir nuestro camino común, guiados por el Espíritu de Dios, hacia la mayor unidad de acuerdo a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo. Con ayuda de Dios, pretendemos discernir a través de la oración nuestra comprensión de la Iglesia, la Eucaristía y el Ministerio, buscando un consenso sustancial que permita superar las restantes diferencias que existen entre nosotros. Con profunda alegría y gratitud, confiamos en “que el que comenzó en [nosotros] la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1.6)".

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Mons. Santiago llamó a los jóvenes a “sensibilizar el amor de Dios para con otros”

San Nicolás (Buenos Aires) (AICA): El obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Hugo Santiago, presidió la misa de clausura de la Jornada Diocesana de la Juventud, que reunió el fin de semana a los jóvenes de la diócesis con el lema “Con Ella llegamos a Vos, y con Vos renovamos la historia”. En su homilía, el obispo llamó a los jóvenes a ser instrumentos para que otros descubran el amor de Dios.
Una multitud de jóvenes participó del viernes 27 al domingo 29 de octubre de la Jornada Diocesana de la Juventud, en preparación al Encuentro Nacional de Juventud (ENJ) que se llevará a cabo el año próximo en Rosario. El obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Hugo Santiago, presidió la misa de clausura de la Jornada, que
reunió a los jóvenes de la diócesis con el lema “Con Ella llegamos a Vos, y con Vos renovamos la historia”.

Durante la celebración, que tuvo lugar en el santuario diocesano María del Rosario de San Nicolás, monseñor Santiago expresó su alegría y agradecimiento por tener un equipo diocesano de Pastoral Juvenil, con la colaboración de varios sacerdotes de la diócesis.

Refiriéndose al Evangelio, consideró que el primer mandamiento no es un mandamiento, sino que es una “maduración del corazón”, y consideró que el amor de Dios se hace sensible en la vida de cada persona a través de quienes la aman.

“El amor de Dios se sensibilizó para conmigo a través de toda la gente que me quiso”, afirmó el prelado, y señaló que la misión es “sensibilizar el amor de Dios para con otro”.

“No sé cómo me saldrá, pero entiendo que esa es mi misión: otros tienen que descubrir que Dios los ama a través mío. Tengo que poner mi granito de arena para que otros descubran que Dios es padre, que ama, que Jesucristo se entregó por vos. Tengo que ser uno más en la cadena; el amor de Dios madura así”, añadió.

El obispo aseguró que “tenemos la capacidad de amar en la medida en que tomamos conciencia de que somos amados, que Dios nos ama”, y llamó a los jóvenes a “buscar rostros y gestos” para descubrir y aprender ese amor, así como “Jesus aprendió el amor de Dios a través de María y de José”.

“Nuestra gran vocación es el amor: nacer por amor, recibir amor, y en la madurez de la vida, entregar amor, saber entregarte, servir para que otro viva, para que otro sea feliz, para que otro se realice”, concluyó.+

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Buenos Aires (AICA): “Los jóvenes han empezado a ponerse de pie y quieren participar, ser protagonistas, quieren juntarse”, indicó el obispo auxiliar de Buenos Aires y Vicario de Juventud, monseñor Alejandro Daniel Giorgi, en una entrevista durante el primer Congreso de los Jóvenes de Buenos Aires “Juntarnos 2017”. El prelado habló de la realidad juvenil actual y animó a participar del II Encuentro Nacional de Juventud.
Convocados por la Pastoral de Juventud de la arquidiócesis de Buenos Aires, unos quinientos animadores de jóvenes porteños participaron los días 28 y 29 de octubre del primer Congreso de los Jóvenes de Buenos Aires “Juntarnos 2017”. Al finalizar el encuentro, se elaboró una proclama final en la que indicaron qué buscan como Iglesia joven arquidiocesana.

En una entrevista concedida a AICA, el obispo auxiliar de Buenos Aires y Vicario de Juventud, monseñor Alejandro Daniel Giorgi, dio sus impresiones sobre el encuentro y habló sobre la realidad juvenil actual.

-En el marco del Sínodo Arquidiocesano que la Iglesia de Buenos Aires se encuentra transitando, ¿qué aspectos positivos destaca del Juntarnos 2017?
-Juntarnos es una iniciativa joven que partió de los jóvenes y es un espacio para que vuelvan a ponerse de pie y hagan suya la Iglesia. Los jóvenes de Buenos Aires tuvieron muchas otras convocatorias, pero hace mucho tiempo que no tenían una similar a esta. Se hizo a través de un trabajo capilar: se visitaron los decanatos, el consejo presbiteral, las parroquias, se tendieron puentes con movimientos, instituciones, colegios, con la vida religiosa. Fue un trabajo que dio soporte a todo, pero que obviamente no se ve, y que para nosotros también es muy valioso, no forma parte solo del Juntarnos sino que es la punta de un iceberg de una tarea de volver a fortalecer la trama juvenil porteña.

-El año que viene se realizará el II Encuentro Nacional de Juventud ¿Por qué animaría a la juventud porteña a participar?
-Hoy la Iglesia universal, y también la Iglesia nacional, ha puesto el centro de su mirada de nuevo en los jóvenes. El Sínodo de los Jóvenes al que el papa Francisco está convocando para octubre de 2018, en Roma, y las Jornadas Regionales de la Juventud (JRJ) de la Región Buenos Aires, que se realizaron en 2014 y 2016, fueron peldaños como para pensar en un encuentro nacional después de 32 años, que es el segundo porque el primero -en el cual yo participé como joven- fue en 1985, en Córdoba.

Eso está indicando una nueva hora de los jóvenes en la Iglesia universal y muy propiamente en la Iglesia nacional. Los jóvenes han empezado a ponerse de pie y quieren participar, ser protagonistas, quieren juntarse. Quieren ser protagonistas activos, también como cuerpo social en la elaboración de un proyecto de vida para la Iglesia, para nuestra Argentina y para el mundo.

-¿Cómo ve el trabajo que se realizó este año en la Pastoral de Juventud de la arquidiócesis y cuál cree que será el camino a transitar en el futuro?
Hay un núcleo de jóvenes que ya desde hace tres años está trabajando muy duro haciendo un trabajo capilar en parroquias, colegios, movimientos. Es una tarea dura pero muy fecunda. Para mí, lo valioso de estos años es que estamos intentando generar una red, una trama juvenil de una Iglesia viva, una iglesia joven, que tiene que inexorablemente salir a buscar a los otros jóvenes que son el 80% o 90% de los jóvenes argentinos y en concreto de nuestra arquidiócesis. Son jóvenes que están más allá de nuestras zonas de confort, de nuestra comunidad, de nuestra parroquia y que los tenemos que salir a buscar, no porque seamos proselitistas, sino precisamente porque Jesús nos está esperando ahí. +


Jóvenes porteños en el Juntarnos 2017.

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San Salvador de Jujuy (AICA): El obispado de Jujuy sugirió ofrecerle a los niños la posibilidad de conocer e imitar la vida de los santos, y no celebrar una fiesta “importada” y que “no coincide con la fe de nuestro pueblo” como es Halloween. Animó a las comunidades diocesanas y a todo hombre de buena voluntad a “transformar estas celebraciones con la levadura del Evangelio que nos exhorta a la santidad de vida”.
El obispado de Jujuy recordó que “la celebración de Halloween es una de esas cosas ‘importadas’ que no coinciden con nuestra cultura ni con la fe de nuestro pueblo que mayoritariamente profesa la fe cristiana”.

“No es bueno que los niños entren como jugando en los caminos del ocultismo y del terror, porque hoy que hay tanta información y tanta posibilidad de conectividad, los niños pueden entrar a páginas inconvenientes y comenzar un camino de imprevisibles consecuencias”, advirtió en un comunicado.

La curia jujeña consideró que “sería mucho mejor ofrecerle a los niños la posibilidad de conocer e imitar la vida de los santos”, e invitó a que el 1º de noviembre, celebración de todos los santos, se favorezca “el conocimiento de la vida y el ejemplo de los santos y que los niños, si quieren, se disfracen de santos y ofrezcan estampitas en vez de otras cosas”.

“Lo que señalamos no quiere ofender a nadie, sino simplemente, ofrecer algunas indicaciones para encaminar nuestras celebraciones por el recto sendero del bien, en especial cuando se trata de los niños”, precisó.

El obispado de Jujuy animó a las comunidades y a todo hombre de buena voluntad a “transformar estas celebraciones con la levadura del Evangelio que nos exhorta a la santidad de vida”.

Texto del comunicado
Desde hace ya un tiempo que en muchos lugares se celebra el 31 de octubre, vísperas de la fiesta de Todos los Santos, una fiesta que no es cristiana ni argentina.

La celebración de Halloween es una de esas cosas “importadas” que no coinciden con nuestra cultura ni con la fe de nuestro pueblo que mayoritariamente profesa la fe cristiana.

De origen druida, de tiempos antes de Cristo y del hemisferio norte de Europa (Irlanda) procede este festejo, que pone en danza brujas y figuras de terror, mezclándolo todo con la “inocencia” de los niños que se disfrazan y piden golosinas.

Creemos que debemos tener en cuenta lo siguiente:
1.- No coincide con nuestros valores cristianos. Los cristianos creemos en Dios y en su infinita misericordia, mucho más fuerte que el mal en el mundo. El que está con Dios no teme.

2.- No es bueno que los niños entren como jugando en los caminos del ocultismo y del terror, porque hoy que hay tanta información y tanta posibilidad de conectividad, los niños pueden entrar a páginas inconvenientes y comenzar un camino de imprevisibles consecuencias.

3.- Sería mucho mejor ofrecerle a los niños la posibilidad de conocer e imitar la vida de los santos. Ya que el 1 de noviembre celebramos “a todos los santos”, favorezcamos el conocimiento de la vida y el ejemplo de los santos y que los niños, si quieren, se disfracen de santos y ofrezcan estampitas en vez de otras cosas.

Lo que señalamos no quiere ofender a nadie, sino simplemente, ofrecer algunas indicaciones para encaminar nuestras celebraciones por el recto sendero del bien, en especial cuando se trata de los niños.

Animamos a nuestras comunidades y a todo hombre de buena voluntad a transformar estas celebraciones con la levadura del Evangelio que nos exhorta a la santidad de vida.+

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Buenos Aires (AICA): Con la lectura de un especial saludo del papa Francisco, se realizaron unas Jornadas Canónicas con motivo de los 25 años de la Facultad de Derecho Canónico Santo Toribio de Mogrovejo, de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires (UCA). Las Jornadas, que se efectuaron juntamente con la Sociedad Argentina de Derecho Canónico (Sadec), se desarrollaron durante los días 24, 25 y 26 de octubre y tuvieron lugar en el auditorio Santa Cecilia de la UCA.
Con la lectura de un especial saludo del papa Francisco, se realizaron unas Jornadas Canónicas con motivo de los 25 años de la Facultad de Derecho Canónico Santo Toribio de Mogrovejo, de la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires (UCA).

Las Jornadas, que se efectuaron juntamente con la Sociedad Argentina de Derecho Canónico (Sadec), se desarrollaron durante los días 24, 25 y 26 de octubre y tuvieron lugar en el auditorio Santa Cecilia de la UCA.

Asistieron más de ciento ochenta participantes que compartieron las conferencias dictadas por monseñor Marcelo Colombo, obispo de La Rioja; la profesora Carmen Peña García de la Universidad de Comillas, Madrid; y el profesor Manuel Arroba Conde, de la Universidad Lateranense de Roma.

Asistieron también el Gran Canciller de la UCA, cardenal Mario Poli, quien presidió la Eucaristía del primer día; el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, que presidió el acto académico, juntamente con el arzobispo rector de la UCA, monseñor Víctor Manuel Fernández; la vicerrectora María Clara Zamora; el decano de la Facultad de Derecho Canónico, presbítero Mauricio Landra y el vicepresidente de Sadec, monseñor Víctor Pinto.

Tras agradecer estos 25 años de fecunda labor académica, se recordó a decanos, docentes, administrativos y alumnos de la Facultad, y se entregaron diplomas a los graduados licenciada María Inés Franck, licenciada Julieta Leven Areco, doctor Viateur Nibaruta, y doctor Álvaro Pacheco Carve SJ.

En este cuarto de siglo se graduaron en la Facultad más de 120 licenciados y 25 doctores en Derecho Canónico. A lo que hay que sumar la intensa tarea de investigación, publicación literaria y asesoramiento a la Iglesia no sólo de la Argentina, sino también de Sudamérica.+

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Mons. Aguer: sobre las murmuraciones y el chismorreo

La Plata (Buenos Aires) (AICA): El arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, en su reflexión televisiva en el programa Claves para un Mundo Mejor, emitido por el Canal 9 el pasado sábado 28 de octubre, cuestionó los vicios de la murmuración y del chismorreo, ¨un defecto en el que muchas veces hasta también los consagrados incurrimos. Quizá lo que no nos atreveríamos a decir en voz alta lo decimos en secreto pero igualmente hacemos daño a alguien¨.
El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, en su semanal reflexión televisiva en el programa Claves para un Mundo Mejor, emitido por el Canal 9 el pasado sábado 28 de octubre, cuestionó los vicios de la murmuración y del chismorreo, "un defecto en el que muchas veces hasta también los consagrados incurrimos. Quizá lo que no nos atreveríamos a decir en voz alta lo decimos en secreto pero igualmente hacemos daño a alguien".

“Hace una semana -comenzó diciendo el prelado- conversábamos sobre lo que yo llamaba un defecto muy frecuente en nosotros, en mi caso muy frecuente, y lo resumía en esta expresión tan corriente que dice “irse de boca” o “hablar de más”.

“Si uno piensa un poquito más a qué se debe esta falta -añadió el arzobispo-, creo que podremos reconocer que en el fondo, es porque nosotros siempre nos creemos mejores de lo que somos. Nuestro ego se infla con gran facilidad y nos parece que estamos capacitados para juzgar de todo y a todos. Son concupiscencias, es decir instintos, inclinaciones desordenadas que nos salen por falta de reflexión, falta de discreción, falta de prudencia".

“Si pensáramos un poco y con mayor detenimiento -prosiguió diciendo- no diríamos ciertas cosas ni diríamos las cosas que muchas veces decimos. Por eso digo que tiene que ver con esa inflación del ego que atropella a los demás, y digo atropellar porque se puede hacer mucho daño con ese hablar de más”.

“Pienso en el caso de la murmuración o el chismorreo. Es un defecto que antes se atribuía a las mujeres, pero yo que tengo muchos años de cura pienso que muchas veces hasta también los consagrados incurrimos en este defecto. Es verdad que esto es en general, se puede decir que es un defecto social. Siempre murmuramos y quizá lo que no nos atreveríamos a decir en voz alta lo decimos en secreto pero igualmente hacemos daño a alguien. Parecería que eso es porque nos sacamos las ganas, nos damos el gusto de hacer y decir lo que queremos. Ahí está la cuestión”.

“Como decía -añadió-, esto tiene que ver con la virtud de la prudencia. En la tradición cristiana la virtud de la prudencia es la base de todas las virtudes morales porque si no hay prudencia no pueden darse las otras virtudes morales, los valores que hoy apreciamos tanto. Pero también tiene que ver con la humildad. Humildad viene de “humus” que es la tierra. Eso somos nosotros y de allí viene la humildad, la necesidad de ser humildes”.

“Es fácil decirlo pero no es tan fácil poner el ego en caja. Es importante que lo tengamos en cuenta, por eso quise volver sobre el tema, porque nunca habremos pensado lo suficiente en él, para que no caigamos en esta tentación, y si hemos caído pedir perdón al Señor y corregirnos”, concluyó monseñor Aguer.+

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Mons. Buenanueva: “Dios interviene, salva y resucita”.

San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió una vez más sus pensamientos sobre el Credo. En su columna semanal en el periódico “La Voz de San Justo”, y con el título “Al tercer día resucitó”, se refirió al misterio pascual de Cristo y se centró en la esperanza de que “Dios interviene, salva y resucita”.
En una nueva entrega de su columna semanal en el periódico “La Voz de San Justo”, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió una vez más sus pensamientos sobre el Credo. Titulada “Al tercer día resucitó”, en esta oportunidad la reflexión se centra en el misterio pascual de Cristo y sostiene que “Dios interviene, salva y resucita”.

“Padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso”, recordó el obispo las palabras que cada domingo pronunciamos en nuestra profesión de fe, y destacó que cada frase del Credo está tomada de la Biblia.

“El Credo le otorga una clara preeminencia a esta secuencia de acontecimientos que constituyen el misterio pascual de Cristo”, afirmó, y explicó que cuando hablamos de “misterio pascual” , por un lado, nos referimos al “plan divino de salvación que se ha manifestado plenamente en Jesús”. La palabra “pascua”, por su parte, indica un paso: “de la muerte a la vida, o también, el paso de Dios que salva”, señaló.

“En el misterio pascual de Cristo, la historia de la salvación ha alcanzado su punto álgido. En la muerte y resurrección de Cristo, Dios se ha manifestado plenamente a la humanidad. Y lo ha hecho, antes que, con palabras, con el gesto supremo de la entrega de su Hijo y el don de su Espíritu”, añadió el prelado.

Monseñor Buenanueva anticipó que a partir de este domingo, “nuestras reflexiones se van a centrar en la culminación del misterio pascual: la glorificación de Jesús, que el Credo indica con las expresiones: resucitó al tercer día, subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre”.

Haciendo hincapié en la fórmula “resucitó al tercer día”, detalló que el verbo “resucitar”, originalmente significa: “despertarse del sueño” o, también, “ponerse de pie”.

“Se trata de una metáfora: el morir es como entrar en un profundo sueño que no tiene despertar. Los relatos evangélicos nos dicen que Dios Padre no dejó a su Hijo en poder de la muerte: lo ‘despertó’ y lo ‘puso de pie’”, señaló.

La referencia que se hace en el Credo sobre los “tres días” también aparece en la Biblia, advirtió el obispo, y aclaró que “no se trata de un dato temporal”, sino que con esta expresión “se quiere señalar que Dios nunca abandona al justo, no lo deja en poder de sus enemigos. Dios siempre interviene en favor de su pueblo, y da salvación”. La evocación de los “tres días”, indicó, “es expresión de una esperanza de salvación”.

“Dios interviene en la historia concreta de las personas. Al despertar a Jesús del sueño de la muerte, Dios Padre ha metido sus manos en la historia siempre dramática de la humanidad que, tantas veces, llega a situaciones sin salida. Y lo ha hecho de manera inesperada, definitiva y original. Y, cuando todo parecía estar ya determinado por la muerte, en esa situación extrema y desesperada, el amor de Dios supo abrir una puerta de salvación”, concluyó, recordando que la esperanza cierta es que “Dios interviene, salva y resucita. Tenemos que volver sobre esta afirmación de fe”, exhortó.+

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Mons. Martínez alentó a evangelizar y humanizar la cultura

Posadas (Misiones) (AICA): El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, llamó a comunicar el Evangelio en un contexto cultural “cambiante”, pero advirtió que “si no partimos de una verdadera comprensión de la realidad, difícilmente podremos llegar a nuestros jóvenes y a nuestras familias”. “En este contexto deberemos evangelizar y humanizar nuestra cultura, interpretar sus códigos, corregir, asumir y plenificar”, subrayó.
El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, ratificó el camino sinodal elegido por la diócesis e instó a enfatizar los tres temas elegidos: “El laico y la santidad en el mundo”, “Cómo evangelizar a los jóvenes” y “Cómo evangelizar a la familia”.

El prelado recordó que es “en este marco que decidimos replantear nuestra catequesis de iniciación cristiana”, y reconoció que “cada día experimentamos muchos desafíos potenciados por una sucesión ininterrumpida de cambios con los cuales nos enfrentamos”.

“No bien digerimos algunos de estos cambios ya aparecen otros nuevos. Deberemos tomar conciencia de que el pluralismo social, está instalado de hecho en la realidad, y carece de sentido, en nuestra pastoral, vivir enojados o frustrados por lo que nos toca”, sugirió.

“Muchas veces encontraremos que esta realidad contradice nuestros criterios, y es cierto que no tendremos que ceder a nuestra identidad, desde ya que no”, sostuvo.

Monseñor Martínez consideró que "hay que “ser discípulos misioneros, es decir, tenemos que ser testigos de Cristo en esta realidad, pero si nos equivocamos de realidad y la idealizamos, no la podremos evangelizar”.

“Con esta realidad convivimos en nuestra pastoral, con posturas diferentes, con rutinas, en la inestabilidad, con la ausencia de la visión de conjunto, con una cultura fragmentada, con una cultura que vive en contacto permanente con lo efímero y con lo descartable”, añadió.

El obispo admitió que “los agentes de pastoral muchas veces, no encontramos cómo comunicar el Evangelio en este contexto cultural cambiante. Si no partimos de una verdadera comprensión de la realidad, difícilmente podremos llegar a nuestros jóvenes y a nuestras familias”.

“Los temas frente a lo nuevo pueden provocar, también, en nuestros agentes de pastoral, actitudes regresivas hacia lo tradicional, peleándose desde una realidad que ya no existe, con discursos rígidos, y no pudiendo encontrar respuestas que lleven a asumir los desafíos de la nueva realidad, que permitan anunciar a Cristo, el Señor”, planteó.

“En este contexto deberemos evangelizar y humanizar nuestra cultura, interpretar sus códigos, corregir, asumir y plenificar”, concluyó.+
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Mons. Buenanueva: “Dios interviene, salva y resucita”.

San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió una vez más sus pensamientos sobre el Credo. En su columna semanal en el periódico “La Voz de San Justo”, y con el título “Al tercer día resucitó”, se refirió al misterio pascual de Cristo y se centró en la esperanza de que “Dios interviene, salva y resucita”.
En una nueva entrega de su columna semanal en el periódico “La Voz de San Justo”, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió una vez más sus pensamientos sobre el Credo.
Titulada “Al tercer día resucitó”, en esta oportunidad la reflexión se centra en el misterio pascual de Cristo y sostiene que “Dios interviene, salva y resucita”.

“Padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso”, recordó el obispo las palabras que cada domingo pronunciamos en nuestra profesión de fe, y destacó que cada frase del Credo está tomada de la Biblia.

“El Credo le otorga una clara preeminencia a esta secuencia de acontecimientos que constituyen el misterio pascual de Cristo”, afirmó, y explicó que cuando hablamos de “misterio pascual” , por un lado, nos referimos al “plan divino de salvación que se ha manifestado plenamente en Jesús”. La palabra “pascua”, por su parte, indica un paso: “de la muerte a la vida, o también, el paso de Dios que salva”, señaló.

“En el misterio pascual de Cristo, la historia de la salvación ha alcanzado su punto álgido. En la muerte y resurrección de Cristo, Dios se ha manifestado plenamente a la humanidad. Y lo ha hecho, antes que, con palabras, con el gesto supremo de la entrega de su Hijo y el don de su Espíritu”, añadió el prelado.

Monseñor Buenanueva anticipó que a partir de este domingo, “nuestras reflexiones se van a centrar en la culminación del misterio pascual: la glorificación de Jesús, que el Credo indica con las expresiones: resucitó al tercer día, subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre”.

Haciendo hincapié en la fórmula “resucitó al tercer día”, detalló que el verbo “resucitar”, originalmente significa: “despertarse del sueño” o, también, “ponerse de pie”.

“Se trata de una metáfora: el morir es como entrar en un profundo sueño que no tiene despertar. Los relatos evangélicos nos dicen que Dios Padre no dejó a su Hijo en poder de la muerte: lo ‘despertó’ y lo ‘puso de pie’”, señaló.

La referencia que se hace en el Credo sobre los “tres días” también aparece en la Biblia, advirtió el obispo, y aclaró que “no se trata de un dato temporal”, sino que con esta expresión “se quiere señalar que Dios nunca abandona al justo, no lo deja en poder de sus enemigos. Dios siempre interviene en favor de su pueblo, y da salvación”. La evocación de los “tres días”, indicó, “es expresión de una esperanza de salvación”.

“Dios interviene en la historia concreta de las personas. Al despertar a Jesús del sueño de la muerte, Dios Padre ha metido sus manos en la historia siempre dramática de la humanidad que, tantas veces, llega a situaciones sin salida. Y lo ha hecho de manera inesperada, definitiva y original. Y, cuando todo parecía estar ya determinado por la muerte, en esa situación extrema y desesperada, el amor de Dios supo abrir una puerta de salvación”, concluyó, recordando que la esperanza cierta es que “Dios interviene, salva y resucita. Tenemos que volver sobre esta afirmación de fe”, exhortó.+

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Formosa (AICA): El presidente del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), presbítero José Álvarez, participó en Formosa de una jornada de capacitación y reflexión que los días 19 y 20 de octubre reunió a 400 docentes y directivos de colegios de la región. El sacerdote disertó sobre la oportunidad que tiene la Iglesia de “vivir y proponer un estilo de vida convincente frente a la crisis de valores y el cambio de época” y aseguró: “La revolución de la ternura está en marcha”.
El presidente del Consejo Superior de Educación Católica (Consudec), presbítero José Álvarez, participó en Formosa de una jornada de capacitación y reflexión que los días 19 y 20 de octubre reunió a 400 docentes y directivos de colegios de la región.

El sacerdote disertó sobre la oportunidad que tiene la Iglesia de “vivir y proponer un estilo de vida convincente frente a la crisis de valores y el cambio de época”.

El presbítero Álvarez llamó a poner el acento en “la ternura del Amor con que Dios nos mira mostrando a Cristo, como un compañero presente en la vida de los hombres en todas las condiciones en que la dramaticidad de la vida nos coloca”.

Posteriormente, en un segundo momento, la doctora Paola Conti y el doctor Federico Monguelos, disertaron sobre protocolo y detección en caso de abusos.

Estuvieron presentes el obispo de Formosa, monseñor: José Vicente Conejero Gallego, y el jefe del Departamento de Educación Privada, licenciado Javier Gallardo, entre otras autoridades.

En este marco, el diácono Roberto González, presidente del Consejo de Educación Católica de Chaco, se reunió con los representantes legales de los colegios. La misa por la tarde fue presidida por el padre Roberto Carlos Camusso SDB.

Asistieron al encuentro personal representantes del Instituto Santa Teresita, el Hogar Juana Teresa y la Escuela Parroquial Nuestra Señora de la Paz (Las Lomitas), Instituto San José (Comandante Fontana) e Instituto Monte Calvario (Pirane).

También lo hicieron referentes del Colegio Inmaculada Concepción (Palo Santo), del Instituto San José, Santa Catalina y el Centro de Profesionales Ottorino Zanón (Clorinda), San Francisco de Misión Laishi y Santa Clara de Laishi (Riacho He He), y del jardín infantes Estrella de Belén (Laguna Blanca).

De Formosa capital, asistieron el Instituto Santa Isabel, Don Bosco, Domingo Sabio, María Auxiliadora de Paredes, San José Obrero, el jardín de infantes de la Liga de Madres, Virgen Niña, Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Carmen, San Miguel y Divino Niño.+

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San Luis (AICA): La comunidad de San Luis celebro este 29 de octubre la Fiesta Diocesana de la Familia. La actividad fue organizada por la Pastoral Diocesana de Familia y se desarrolló en el Club Deportivo Aseba. La misa inicial fue presidida por el obispo diocesano, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea.
Convocada por la Pastoral Diocesana de Familia, se llevó a cabo en San Luis este 29 de octubre la Fiesta Diocesana de la Familia, que tuvo lugar en el Club Deportivo Aseba.

La misa inicial fue presidida por el obispo, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea, y concelebrada por el delegado episcopal para la Pastoral de Familia, presbítero Mauricio Verón.

En su homilía, el obispo se refirió a la centralidad del amor a Dios y al prójimo en la vida cristiana. Explicó que este amor está expresado en los diez mandamientos de la ley de Dios, que son mandamientos de amor.

El pastor subrayó que es necesario amar lo que Dios nos manda para alcanzar lo que nos promete. También destacó que la vivencia de este amor se inicia en la familia cristiana y se convierte en una “segunda naturaleza”.

Finalizada la eucaristía, los participantes compartieron el almuerzo, juegos, deportes y diversos entretenimientos para toda la familia.+

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Mons. César Daniel Fernández llamó a los jóvenes a ser protagonistas

Buenos Aires (AICA): Miles de jóvenes peregrinaron este domingo 29 de octubre al santuario de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, en Jujuy. La misa fue presidida por el obispo, monseñor César Daniel Fernández.
La diócesis de Jujuy recibió el domingo 29 de octubre a miles de jóvenes que llegaron de toda la región y de ciudades fronterizas de Bolivia para participar del cierre de una de las fiestas más populares de la región: la conmemoración de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, patrona de la provincia.

La peregrinación al santuario de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, patrona de la provincia de Jujuy, ubicado a siete kilómetros de San Salvador de Jujuy, es la actividad culminante de un mes cargado de fiestas populares.

Se calcula que un millón de personas participaron en las peregrinaciones que cada domingo de octubre se hicieron hasta el santuario de la Virgen, con grupos de jóvenes que caminan desde zonas "muy alejadas", como Susques, La Quiaca y otros pueblos de la Puna, pero también desde la Quebrada, el Ramal y los Valles. El templo se encuentra en ésta última región.

Arribaron además delegaciones juveniles de localidades salteñas como Tartagal y Aguas Blancas. Otros, en cambio, llegaron desde la ciudad boliviana de Yacuiba, distante a más de 350 kilómetros de la capital jujeña.

Muchos peregrinaron en familia, conservando así una tradición que se remonta al siglo XVII. La misa central fue presidida por el obispo de Jujuy, monseñor César Daniel Fernández, y concelebrada por un gran número de sacerdotes, que durante la mañana escucharon confesiones.

En la homilía, el prelado exhortó a los jóvenes a “ser protagonistas” y a no tener miedo de “construir un mundo nuevo”.

“No hay mejor noticia que un Dios que se entregó por amor a nosotros” destacó monseñor Fernández, y reconoció que el amor de Dios da esperanza, fuerza y alegría para construir nuestra vida. “Que esta juventud que tenemos sea la esperanza de un mundo mejor”, animó. +

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¿Qué busca la juventud porteña? Proclama del I Congreso de Jóvenes de Buenos Aires

Buenos Aires (AICA): Convocados por la Pastoral de Juventud de la arquidiócesis de Buenos Aires, animadores de jóvenes porteños participaron los días 28 y 29 de octubre del primer Congreso de los Jóvenes de Buenos Aires “Juntarnos 2017”. Con una proclama final, los congresistas manifestaron la realidad de la juventud porteña y el camino que buscan transitar.

Unos quinientos animadores de jóvenes de la arquidiócesis de Buenos Aires fueron convocados por la Pastoral de Juventud porteña a participar los días 28 y 29 de octubre del primer Congreso de los Jóvenes de Buenos Aires “Juntarnos 2017”.

La apertura del encuentro, que se realizó en el colegio Pío IX, del barrio porteño de Almagro, estuvo a cargo arzobispo de Buenos Aires, del cardenal Mario Aurelio Poli. El cardenal recibió a los jóvenes y los instó a buscar a Jesús en la ciudad. “El Cristo que queremos encontrar en el camino anda escondido por nuestro barrio”, señaló. Además, haciéndose eco de la invitación del papa Francisco a la Jornada por los Pobres, invitó a comprometerse con nuestros hermanos más necesitados, y finalizó animando a los presentes “a ser manos benditas en el camino que hoy quieren emprender”.

A continuación, los jóvenes se reunieron en grupos de trabajo para conocerse y debatir las distintas identidades que existen en la Iglesia porteña. Cada comunidad, con un moderador a cargo, reflexionó y compartió sus fortalezas y debilidades, sus esperanzas y sus miedos.

Por la tarde, la consigna de cada grupo fue “construir siluetas que reflejaran las distintas realidades que atraviesan nuestro jóvenes”. Figuras en tamaño real, repletas de imágenes y diálogos presentes en el corazón del joven fueron colocadas en el patio del colegio y se invitó a todos a descalzarse y a reflexionar con recogimiento sobre lo expuesto.

Luego, en el gimnasio del colegio San Francisco de Sales, se celebró una misa presidida por el obispo auxiliar de Buenos Aires y Vicario de Juventud, monseñor Alejandro Daniel Giorgi, el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Ares, y el presbítero Gerardo Söding, de la diócesis de San Isidro.

En la homilía, el presbítero Söding invitó a los congresistas a reflexionar sobre “el hambre de los jóvenes”. “¿Cuánto hace falta para saciar el hambre de los jóvenes de Buenos Aires?”, preguntó y, recordando el milagro de la multiplicación de los panes, enfatizó: “Jesús toma lo que hay, lo agradece, lo bendice y lo reparte. Nada puede perderse”. Al concluir la celebración eucarística, se cantó el himno del Congreso Juntarnos: “Multiplicar, aquí hay un joven”. Más tarde, los jóvenes compartieron una cena que incluyó bandas musicales en vivo, música para bailar e instructores de zumba.

El segundo día del encuentro, se realizó una dinámica en la que los jóvenes debían realizar gestos con el prójimo que tenían en frente “para recordar que alrededor nuestro no solo hay personas, también hay hermanos, con historias, sueños y miedos igual que nosotros”.

Después, el presbítero Söding brindó una charla sobre Jesucristo y el Reino de Dios, en la que invitó a reflexionar sobre la importancia de ver al Reino de Dios como algo que está dentro y entre nosotros. “El mismo Jesús no define al Reino como una cosa o un lugar, sino que nos habla a través de imágenes, de parábolas, nos cuenta cómo es ese Reino, a qué se parece”, indicó.

En su exposición, el sacerdote animó profundizar con la parábola del sembrador. “¿Cuáles son esos pájaros que se roban mi semilla? Como jóvenes, ¿cuáles son esas espinas que nos clavan, esas piedras que no nos dejan crecer? ¿Cuándo nos sentimos verdadera tierra fértil, lista para dar fruto?”, fueron las preguntas que los jóvenes respondieron en formato de tuits y que fueron publicados en las redes sociales de la Vicaría de Jóvenes.

Por la tarde, el coordinador nacional de la Pastoral de Juventud, Mariano García, habló del II Encuentro Nacional de Juventud que se realizará en mayo de 2018, en la ciudad de Rosario, y animó a los jóvenes a participar.

Finalmente, los grupos de trabajo se reunieron nuevamente para resumir lo vivido en el encuentro en cuatro proclamas relacionadas con la parábola del sembrador: aquella tierra que queremos abonar, esas piedras que queremos sacar, qué pájaros queremos espantar y espinas arrancar. Partiendo de este trabajo se elaboró, luego, la proclama final del Congreso de Jóvenes 2017.

Texto de la proclama:
Los jóvenes de Buenos Aires reunidos en el Congreso Juntarnos 2017 representando las voces de nuestras comunidades, queremos seguir caminando juntos en la búsqueda de una Iglesia abierta adaptada a la realidad juvenil teniendo en cuenta la dimensión misionera y espiritual. Una Iglesia con mente abierta que salga al encuentro de otras Instituciones para visibilizar y seguir construyendo redes, para trabajar juntos sobre las realidades de nuestros jóvenes.

Necesitamos espacios de formación integral (que atraviesen todas las dimensiones de la vida de un joven) para todos los agentes pastorales, sobre las realidades juveniles.

Queremos romper con las estructuras rígidas que no promueven la reflexión y fomentan la exclusión porque no tienen en cuenta los intereses de los jóvenes y mantienen un lenguaje anticuado y alejado de sus realidades. Deseamos que no exista el miedo a hablar concreta y específicamente de Dios.

Rechazamos la invitación al descontrol y al consumismo extremo. No valemos por lo que hacemos sino por lo que somos.

Los jóvenes queremos evitar que la búsqueda de lo inmediato nos haga caer en respuestas poco profundas, porque eso nos lleva al conformismo y a la comodidad que nos estanca.

Soñamos con una Iglesia en la que todos somos escuchados. Necesitamos estructuras que se adapten a nuestras realidades, con opiniones que no estén cargadas de preconceptos, ni prejuicios que nos estereotipen. Deseamos ser mirados con amor y sentirnos cuidados. Queremos ser acompañados y sostenidos en nuestras búsquedas, aún cuando nos equivocamos en el proceso.

No queremos tener miedo a cambiar: confíen en nosotros para seguir haciendo crecer el Reino dentro y entre nosotros.

Descubrimos miedos en nosotros e inseguridades que llevan a estancarnos. Muchos de nosotros nos vemos expuestos a situaciones de violencia, ‘bullying’, estigmatización y discriminación.

Creemos que determinadas estructuras rígidas, no nos permiten ser dinámicos.
A veces nos sentimos ahogados por la sobrecarga de compromisos y responsabilidades que se nos exigen en los distintos ámbitos en los que nos desenvolvemos cotidianamente, incluso se llegan a perder de vista nuestros procesos personales.

Sigue resonando en nuestros corazones una pregunta: ¿Qué buscamos? Animémonos a ser protagonistas en este camino.+

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Pese a la lluvia y la nieve, numerosos fieles peregrinaron a la Virgen de las Nieves

San Carlos de Bariloche (AICA): La lluvia, la nieve y las temperaturas bajas, no impidieron que numerosos barilochenses participaran el 29 de octubre de la XXIV Peregrinación a la gruta de Nuestra Señora de las Nieves, que llevó por lema “Con María oremos y trabajemos por la paz y la esperanza de nuestro pueblo”. La misa fue presidida por el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, y concelebrada por el obispo de San Carlos de Bariloche, Juan José Chaparro CMF, quienes agradecieron el esfuerzo de los peregrinos.
La lluvia, la nieve y las temperaturas bajas, no impidieron que numerosos fieles de la diócesis de San Carlos de Bariloche participaran el domingo 29 de octubre de la XXIV Peregrinación a la gruta de Nuestra Señora de las Nieves, que llevó por lema “Con María oremos y trabajemos por la paz y la esperanza de nuestro pueblo”.

Un grupo de devotos salió desde Plaza Belgrano, en el centro barilochense, y otro lo hizo desde los barrios altos de la ciudad por un camino de montaña, en el que la caída de nieve fue intensa.

La misa en la gruta de la Virgen fue presidida por el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, y concelebrada por el obispo de San Carlos de Bariloche, Juan José Chaparro CMF, quienes agradecieron el esfuerzo de los peregrinos pese a las condiciones climáticas.

“La situación no es fácil y a veces, ante estas situaciones que nos duelen, este es un momento para encontrar paz”, expresó monseñor Chaparro al finalizar la misa.

“La espiritualidad es una fortaleza. Por eso han venido de los rincones de la diócesis, de Ñorquinco a Jacobacci”, destacó.

Monseñor Chaparro agradeció la presencia del nuncio, al manifestar: “No tenemos al papa Francisco, pero tenemos a su representante desde hace cinco años”.

Ahora, monseñor Tscherrig tiene un nuevo destino que es Roma. Es el primer nuncio no italiano en Italia. Un cambio dentro de tantos que hay que ir haciendo poco a poco. Yo le hice esta invitación hace unos años y pese a tener destino tuvo la delicadeza de venir por un día”, reveló.

Durante la celebración de la misa, las inclemencias del tiempo obligaron a los peregrinos a abrir sus paraguas o a taparse, como muchos sacerdotes, con capuchas.+

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“En este tiempo, los cristianos están llamados a dar nuevamente alma a Europa, a despertar la conciencia”, expresó el papa Francisco, el sábado 28 de octubre, en el discurso que dirigió a los participantes del seminario “(Re) thinking Europe. Una contribución cristiana al futuro del proyecto europeo”, organizado en el Vaticano, del 27 al 29 de octubre, por la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), en colaboración con la Secretaría de Estado.

Participaron de este Encuentro, además de representantes de la Iglesia, Franz Timmermans, primer vicepresidente de la Comisión Europea, Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, Mairead McGuinness, primera vicepresidente del Parlamento Europeo, además de otros líderes políticos europeos.

“No es este, por tanto, el tiempo de construir trincheras, sino el de tener la valentía de trabajar para perseguir plenamente el sueño de los Padres fundadores de una Europa unida y concorde, comunidad de pueblos que desean compartir un destino de desarrollo y de paz”, señaló el pontífice en su discurso. Destacando que “quien se atrinchera detrás de las propias posiciones, termina por sucumbir”.

Más adelante el pontífice advirtió que hoy “vemos cómo la paz es un bien frágil y las lógicas particulares y nacionales corren el riesgo de frustrar los sueños valientes de los fundadores de Europa”.

Francisco advirtió que la paz requiere amor a la verdad y también creatividad. “La Unión Europea mantendrá fidelidad a su compromiso de paz en la medida en que no pierda la esperanza y sepa renovarse para responder a las necesidades y a las expectativas de los propios ciudadanos”, expresó.

“Europa, agregó Francisco, desde el Atlántico hasta los Urales, desde el Polo Norte hasta el Mar Mediterráneo, no se puede permitir perder la oportunidad de ser ante todo un lugar de diálogo, sincero y constructivo al mismo tiempo, en el que todos los protagonistas tienen la misma dignidad. Estamos llamados a construir una Europa en la que podamos encontrarnos y confrontarnos a todos los niveles”, subrayó.

Por último el Santo Padre afirmó que “en este tiempo, los cristianos están llamados a dar nuevamente alma a Europa, a despertar la conciencia, no para ocupar los espacios —esto sería proselitismo—, sino para animar procesos que generen nuevos dinamismos en la sociedad”.

“Es precisamente cuanto hizo san Benito, proclamado no por casualidad patrón de Europa por Pablo VI; él no se detuvo en ocupar los espacios de un mundo perdido y confuso. Sostenido por la fe, miró más allá y desde una pequeña cueva de Subiaco dio vida a un movimiento contagioso e imparable que rediseñó el rostro de Europa”.

Texto completo del discurso del Santo Padre
Eminencias, Excelencias,
Distinguidas autoridades,

Señoras y señores:
Me complace estar presente en la conclusión del Diálogo (Re)Thinking Europe. Una contribución cristiana al futuro del proyecto europeo promovido por la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE). Saludo de forma particular al presidente, el Cardenal Reinhard Marx, como también al honorable Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, y les agradezco por las deferentes palabras que me han dirigido. Quisiera expresar a cada uno de ustedes mi más profundo agradecimiento por haber intervenido en este importante espacio de debate. Gracias.

El diálogo de estos días ha sido una oportunidad para reflexionar ampliamente sobre el futuro de Europa desde múltiples ángulos, gracias a la presencia entre vosotros de diversas personalidades eclesiales, políticas, académicas o sencillamente representantes de la sociedad civil. Los jóvenes han podido expresar sus expectativas y esperanzas, confrontándose con los más ancianos, quienes, a su vez, han tenido la ocasión de ofrecer su propio bagaje cargado de reflexiones y experiencias. Es significativo que este encuentro buscase ser sobre todo un diálogo en un espíritu de confrontación libre y abierta, a través de la cual enriquecerse mutuamente e iluminar el camino del futuro de Europa, más allá de la senda que todos juntos estamos llamados a recorrer para superar las crisis que padecemos y para afrontar los desafíos que nos esperan.

Hablar de una contribución cristiana para el futuro del continente significa ante todo preguntarse sobre nuestro deber como cristianos hoy, en estas tierras fecundamente plasmadas por la fe a lo largo de los siglos. ¿Cuál es nuestra responsabilidad en un tiempo en el que el rostro de Europa está cada vez más marcado por una pluralidad de culturas y de religiones, mientras que para muchos el cristianismo se percibe como un elemento del pasado, lejano y ajeno?

Persona y comunidad
En el ocaso de la antigua civilización, cuando las glorias de Roma se convertían en esas ruinas que todavía hoy podemos admirar en la ciudad; mientras nuevos pueblos presionaban a lo largo de las fronteras del antiguo Imperio, un joven se hizo eco de la voz del Salmista: «¿Quién es el hombre que quiere la vida y desea ver días felices?».1 Al proponer esta cuestión en el Prólogo de la Regla, san Benito orientó la atención de sus contemporáneos, y también la nuestra, sobre una concepción del hombre radicalmente diversa de la que había distinguido la época clásica Greco-romana y aún más de la violenta que había caracterizado las invasiones bárbaras. El hombre ya no es simplemente un civis, un ciudadano dotado de privilegios para consumarse en el ocio; ya no es un miles, combativo servidor del poder de turno; sobre todo ya no es un servus, mercancía de cambio privada de libertad, destinada únicamente al trabajo y al desgaste.

San Benito no se preocupa de la condición social, ni de la riqueza, ni del poder. Él mira la naturaleza común de cada ser humano, que, cualquiera que sea su condición, anhela profundamente la vida y desea días felices. Para san Benito no hay roles, hay personas: no hay adjetivos sino sustantivos. Este es uno de los valores fundamentales que ha traído el cristianismo: el sentido de la persona, creada a imagen de Dios. A partir de ese principio se construyeron los monasterios, que con el tiempo se convertirían en cuna del renacimiento humano, cultural, religioso y, también, económico del continente.

La primera, y tal vez la mayor, contribución que los cristianos pueden aportar a la Europa de hoy es recordar que no se trata de una colección de números o de instituciones, sino que está hecha de personas. Lamentablemente, a menudo se nota cómo cualquier debate se reduce fácilmente a una discusión de cifras. No hay ciudadanos, hay votos. No hay emigrantes, hay cuotas. No hay trabajadores, hay indicadores económicos. No hay pobres, hay umbrales de pobreza. Lo concreto de la persona humana se ha reducido así a un principio abstracto, más cómodo y tranquilizador. Se entiende la razón: las personas tienen rostros, nos obligan a asumir una responsabilidad real y «personal»; las cifras tienen que ver con razonamientos, también útiles e importantes, pero permanecerán siempre sin alma. Nos ofrecen excusas para no comprometernos, porque nunca nos llegan a tocar en la propia carne.

Reconocer que el otro es ante todo una persona significa valorar lo que me une a él. El ser personas nos une a los demás, nos hace ser comunidad. Por lo tanto, la segunda contribución que los cristianos pueden aportar al futuro de Europa es el descubrimiento del sentido de pertenencia a una comunidad. No es una casualidad que los padres fundadores del proyecto europeo eligieran precisamente esa palabra para identificar el nuevo sujeto político que estaba constituyéndose.

La comunidad es el antídoto más grande contra los individualismos que caracterizan nuestro tiempo, contra esa tendencia generalizada hoy en Occidente a concebirse y a vivir en soledad. Se tergiversa el concepto de libertad, interpretándolo como si fuera el deber de estar solos, libres de cualquier vínculo y en consecuencia se ha construido una sociedad desarraigada, privada de sentido de pertenencia y de herencia. Para mí, esto es grave.

Los cristianos reconocen que su identidad es ante todo relacional. Están integrados como miembros de un cuerpo, la Iglesia (cf. 1 Co 12,12), en el que cada uno con su propia identidad y peculiaridades participa libremente en la edificación común. De forma análoga, esta relación se da también en el ámbito de las relaciones interpersonales y de la sociedad civil. Frente al otro, cada uno descubre sus méritos y defectos; sus puntos fuertes y sus debilidades; en otras palabras, descubre su rostro, comprende su identidad.

La familia, como primera comunidad, sigue siendo el lugar fundamental para ese descubrimiento. En ella, la diversidad se exalta y al mismo tiempo se recompone en la unidad. La familia es la unión armónica de las diferencias entre el hombre y la mujer, que cuanto más generativa y capaz sea de abrirse a la vida y a los demás, tanto más será verdadera y profunda. Del mismo modo, una comunidad civil está viva si sabe estar abierta, si sabe acoger la diversidad y las cualidades de cada uno y, al mismo tiempo, sabe generar nuevas vidas, así como también desarrollo, trabajo, innovación y cultura.

Persona y comunidad son, por tanto, los pilares de la Europa que como cristianos queremos y podemos ayudar a construir. Los ladrillos de ese edificio se llaman: diálogo, inclusión, solidaridad, desarrollo y paz.

Un lugar de diálogo
Hoy toda Europa, desde el Atlántico hasta los Urales, desde el Polo Norte hasta el Mar Mediterráneo, no se puede permitir perder la oportunidad de ser ante todo un lugar de diálogo, sincero y constructivo al mismo tiempo, en el que todos los protagonistas tienen la misma dignidad. Estamos llamados a construir una Europa en la que podamos encontrarnos y confrontarnos a todos los niveles, así como lo era en un cierto sentido la antigua ágora. Ella era, de hecho, la plaza de la pólis. No solo un espacio de intercambio económico, sino también el corazón neurálgico de la política, sede en la que se elaboraban las leyes para el bienestar de todos; lugar hacia el que se asomaba el templo, de tal modo que a la dimensión horizontal de la vida cotidiana no le faltara nunca el aliento trascendente que mira más allá de lo efímero, de lo pasajero y provisorio.

Todo eso nos empuja a considerar el papel positivo y constructivo que en general tiene la religión en la construcción de la sociedad. Pienso, por ejemplo, en la importancia del diálogo interreligioso para favorecer el conocimiento recíproco entre cristianos y musulmanes en Europa.

Desafortunadamente, cierto prejuicio laicista, todavía en auge, no es capaz de percibir el valor positivo que tiene para la sociedad el papel público y objetivo de la religión, prefiriendo relegarla a una esfera meramente privada y sentimental. Se instaura así también el predominio de un cierto pensamiento único,2 muy extendido en la comunidad internacional, que ve en las afirmaciones de una identidad religiosa un peligro para la propia hegemonía, acabando así por favorecer una falsa contraposición entre el derecho a la libertad religiosa y otros derechos fundamentales. Hay una separación entre ellos.

Favorecer el diálogo —cualquier diálogo— es una responsabilidad fundamental de la política y, lamentablemente, se nota demasiado a menudo cómo esta se transforma más bien en un lugar de choque entre fuerzas opuestas. Los gritos de las reivindicaciones sustituyen a la voz del diálogo. Desde varios lugares se tiene la sensación de que el bien común ya no es el objetivo primario a perseguir y ese desinterés lo perciben muchos ciudadanos. Encuentran así terreno fértil en muchos países las formaciones extremistas y populistas que hacen de la protesta el corazón de su mensaje político, sin ofrecer un proyecto político como alternativa constructiva. El diálogo viene sustituido por una contraposición estéril, que puede también poner en peligro la convivencia civil, o por una hegemonía del poder político que enjaula e impide una verdadera vida democrática. En un caso se destruyen puentes y en el otro se construyen muros. Y hoy Europa conoce ambos.

Los cristianos están llamados a favorecer el diálogo político, especialmente allí donde está amenazado y prevalece el enfrentamiento. Los cristianos están llamados a dar nueva dignidad a la política, entendida como máximo servicio al bien común y no como una ocupación de poder. Esto requiere también una adecuada formación, porque la política no es «el arte de la improvisación», sino una alta expresión de abnegación y entrega personal en ventaja de la comunidad. Ser líder exige estudio, preparación y experiencia.

Un ámbito inclusivo
La responsabilidad de los líderes es la de favorecer una Europa que sea una comunidad inclusiva, libre de un equívoco de fondo: inclusión no es sinónimo de aplastamiento indiferenciado. Al contrario, se es auténticamente inclusivos cuando se saben valorar las diferencias, asumiéndolas como patrimonio común y enriquecedor. En esta perspectiva, los emigrantes son un recurso más que un peso. Los cristianos están llamados a meditar seriamente sobre la afirmación de Jesús: «Fui forastero y me hospedastes» (Mt 25,35). Ante el drama de los refugiados y de los desplazados, no se puede olvidar, de ningún modo, el hecho de estar ante personas que no pueden ser elegidas o descartadas por el propio gusto, según lógicas políticas, económicas o incluso religiosas.

Sin embargo, esto no contrasta con el deber de toda autoridad de gobierno de gestionar la cuestión migratoria «con la virtud propia del gobernante, es decir, la prudencia»,3 que debe tener en cuenta tanto la necesidad de tener un corazón abierto, como la posibilidad de integrar plenamente a nivel social, económico y político a los que llegan al país. No se puede pensar que el fenómeno migratorio sea un proceso indiscriminado y sin reglas, pero no se pueden tampoco levantar muros de indiferencia o de miedo. Por su parte, los mismos emigrantes no deben olvidar el compromiso importante de conocer, respetar y también asimilar la cultura y las tradiciones de la nación que los acoge.

Un espacio de solidaridad
Trabajar por una comunidad inclusiva significa edificar un espacio de solidaridad. Ser comunidad implica de hecho que nos apoyemos mutuamente y, por tanto, que no pueden ser solo algunos los que lleven pesos y realicen sacrificios extraordinarios, mientras que otros permanecen enrocados defendiendo posiciones privilegiadas. Una Unión Europea que, al afrontar sus crisis, no redescubriera el sentido de ser una única comunidad que se sostiene y se ayuda —y no un conjunto de pequeños grupos de interés— perdería no solo uno de los desafíos más importantes de su historia, sino también una de las oportunidades más grandes para su futuro.

La solidaridad, esa palabra que tantas veces parece que se quiera eliminar del diccionario. La solidaridad, que en la perspectiva cristiana encuentra su razón de ser en el precepto del amor (cf. Mt 22,37-40), no puede ser otra cosa que la savia vital de una comunidad viva y madura. Junto al otro principio cardinal de la subsidiariedad, esta se refiere no solo a las relaciones entre los Estados y las regiones de Europa. Ser una comunidad solidaria significa cuidar de los más débiles de la sociedad, de los pobres, de los que son descartados por los sistemas económicos y sociales, a partir de los ancianos y los desempleados. Pero la solidaridad exige también que se recupere la colaboración y el apoyo recíproco entre las generaciones.

A partir de los años sesenta del siglo pasado está teniendo lugar un conflicto generacional sin precedentes. Al entregar a las nuevas generaciones los ideales que han hecho grande a Europa, se puede decir hiperbólicamente que se ha preferido la traición a la tradición. Al rechazo de lo que llegaba de los padres, le ha seguido el tiempo de una dramática esterilidad. No solo porque en Europa se tienen pocos hijos —nuestro invierno demográfico—, y demasiados son los que han sido privados del derecho a nacer, sino también porque nos hemos encontrado incapaces de entregar a los jóvenes los instrumentos materiales y culturales para afrontar el futuro.

Europa vive una especia de déficit de memoria. Volver a ser comunidad solidaria significa redescubrir el valor del propio pasado, para enriquecer el propio presente y entregar a la posteridad un futuro de esperanza.

Muchos jóvenes se encuentran, sin embargo, perdidos ante la ausencia de raíces y de perspectivas, están desarraigados, «llevados a la deriva por todo viento de doctrina» (Ef 4,14); a veces también «prisioneros» de adultos posesivos, a los que les cuesta sostener la tarea que les corresponde. Es importante la tarea de educar, no solo ofreciendo un conjunto de conocimientos técnicos y científicos, sino sobre todo trabajando «para promover la perfección íntegra de la persona humana, también para el bien de la sociedad terrestre y para la construcción de un mundo que debe configurarse más humanamente».4 Esto exige la implicación de toda la sociedad. La educación es una tarea común, que requiere la activa participación al mismo tiempo de los padres, de la escuela y de las universidades, de las instituciones religiosas y de la sociedad civil. Sin educación, no se genera cultura y se vuelve árido el tejido vital de las comunidades.

Una fuente de desarrollo
La Europa que se redescubre comunidad será seguramente una fuente de desarrollo para sí y para todo el mundo. El desarrollo hay que entenderlo en la acepción que el beato Pablo VI dio a tal palabra. «Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre. Con gran exactitud ha subrayado un eminente experto: “Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera”».5

Ciertamente al desarrollo del hombre contribuye el trabajo, que es un factor esencial para la dignidad y la maduración de la persona. Se necesita que haya trabajo y se necesitan también condiciones adecuadas de trabajo. En el siglo pasado no han faltado ejemplos elocuentes de empresarios cristianos que han comprendido cómo el éxito de sus iniciativas dependía sobre todo de la posibilidad de ofrecer oportunidades de empleo y condiciones dignas de trabajo. Es necesario volver a empezar desde el espíritu de esas iniciativas, que son también el mejor antídoto a los desequilibrios provocados por una globalización sin alma, una globalización «esférica», que —más atenta al beneficio que a las personas— ha creado gran cantidad de pobreza, desempleo, explotación y malestar social.

Sería oportuno también redescubrir la necesidad de una concreción del trabajo, sobre todo para los jóvenes. Hoy muchos tienden a rehuir de trabajos en sectores que antes eran cruciales, porque son considerados fatigosos y poco remunerados, olvidando cuánto son indispensables para el desarrollo humano. ¿Qué sería de nosotros sin el compromiso de las personas que con el trabajo contribuyen a nuestra alimentación cotidiana? ¿Qué sería de nosotros sin el trabajo paciente e ingenioso de quien teje los vestidos que llevamos o construye las casas en las que vivimos? Muchas profesiones consideradas hoy de segundo grado son fundamentales. Lo son desde el punto de vista social, pero sobre todo lo son por la satisfacción que los trabajadores reciben del poder ser útiles para sí y para los otros a través de su compromiso diario.

También corresponde a los gobiernos crear las condiciones económicas que favorezcan un sano empresariado y niveles adecuados de empleo. A la política le compete especialmente reactivar un círculo virtuoso que, a partir de inversiones a favor de la familia y de la educación, consienta el desarrollo armonioso y pacífico de toda la comunidad civil.

Una promesa de paz
Finalmente, el compromiso de los cristianos en Europa debe constituir una promesa de paz. Fue este el pensamiento principal que animó a los firmantes de los Tratados de Roma. Después de dos guerras mundiales y violencias atroces de pueblos contra pueblos, había llegado el momento de afirmar el derecho a la paz.6 Es un derecho. Pero todavía hoy vemos cómo la paz es un bien frágil y las lógicas particulares y nacionales corren el riesgo de frustrar los sueños valientes de los fundadores de Europa.7

Sin embargo, ser trabajadores de paz (cf. Mt 5,9) no significa solamente trabajar para evitar las tensiones internas, trabajar para poner fin a numerosos conflictos que desangran al mundo o llevar alivio a quien sufre. Ser trabajadores de paz significa hacerse promotores de una cultura de la paz. Esto exige amor a la verdad, sin la que no pueden existir relaciones humanas auténticas y búsqueda de la justicia, sin la que el abuso es la norma imperante de cualquier comunidad.

La paz exige también creatividad. La Unión Europea mantendrá fidelidad a su compromiso de paz en la medida en que no pierda la esperanza y sepa renovarse para responder a las necesidades y a las expectativas de los propios ciudadanos. Hace cien años, precisamente en estos días, empezaba la batalla de Caporetto, una de las más dramáticas de la Gran Guerra. Fue el ápice de una guerra de deterioro, como fue el primer conflicto mundial, que tuvo su triste primado de causar innumerables víctimas frente a conquistas irrisorias. De ese acontecimiento aprendemos que quien se atrinchera detrás de las propias posiciones, termina por sucumbir. No es este, por tanto, el tiempo de construir trincheras, sino el de tener la valentía de trabajar para perseguir plenamente el sueño de los Padres fundadores de una Europa unida y concorde, comunidad de pueblos que desean compartir un destino de desarrollo y de paz.

Ser alma de Europa
Eminencias, Excelencias, ilustres huéspedes:

El autor de la Carta a Diogneto afirma que «los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo».8 En este tiempo, los cristianos están llamados a dar nuevamente alma a Europa, a despertar la conciencia, no para ocupar los espacios —esto sería proselitismo—, sino para animar procesos que generen nuevos dinamismos en la sociedad.9

Es precisamente cuanto hizo san Benito, proclamado no por casualidad patrón de Europa por Pablo VI; él no se detuvo en ocupar los espacios de un mundo perdido y confuso. Sostenido por la fe, miró más allá y desde una pequeña cueva de Subiaco dio vida a un movimiento contagioso e imparable que rediseñó el rostro de Europa.

Él, que fue «mensajero de paz, realizador de unión, maestro de civilización»,10 nos muestre también a nosotros cristianos de hoy cómo de la fe brota siempre una esperanza alegre, capaz de cambiar el mundo. Gracias.

Que el Señor nos bendiga, bendiga nuestro trabajo, bendiga a nuestros pueblos, nuestras familias, nuestros jóvenes, nuestros ancianos, bendiga a Europa. Muchas gracias.

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1 San Benito, Regla, Prólogo, 14. Cf. Sal 33,13.
2 La dictadura del pensamiento único. Meditación matutina en la Capilla de la Domus Sanctae Marthae, 10 abril 2014.
3 Conferencia de prensa durante el vuelo de regreso de Colombia, 10 septiembre 2017.
4 Concilio Ecuménico Vaticano II, Decl. Gravissimum educationis, 28 octubre 1965, 3.
5 Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 26 marzo 1967, 14.
6 Cf. Discurso a los estudiantes y al mundo académico, Bolonia 1 octubre 2017, n. 3.
7 Cf. ibíd.
8 Carta a Diogneto, VI.
9 Cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 223.
10 Pablo VI, Carta ap. Pacis Nuntius, 24 octubre 1964.

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