El niño Jesús llevó esperanza y misericordia a las cárceles

Ezeiza (Buenos Aires) (AICA): “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”, dice Jesús. Con esa premisa y acompañados por el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ y el obispo auxiliar, monseñor Jorge Torres Carbonell, miembros de la pastoral penitenciaria recorrieron el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza llevando a los hermanos privados de la libertad el anuncio de la Buena Noticia con un pesebre viviente. AICA estuvo allí y registró los momentos más significativos de este gesto concreto de misericordia que generó el agrado del papa Francisco.
Miembros de la pastoral penitenciaria de la diócesis de Lomas de Zamora visitaron el 21 de diciembre el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza con un pesebre viviente dedicado a los internos. El obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ y su obispo auxiliar, monseñor Jorge Torres Carbonell acompañaron la actividad llevando la bendición a los presos para esta Navidad.

Caracterizados como María, José y los Reyes Magos, los colaboradores de la pastoral recorrieron los diferentes pabellones llevando la imagen del Niño Jesús, mientras el coro interpretaba los clásicos villancicos. Los trabajadores penitenciarios reconocieron que año a año, la llegada del pesebre “es un bálsamo, una alegría”.

Por la mañana, el pesebre visitó el Complejo Federal N°4 de mujeres, donde se sucedieron momentos de emotividad, de alegría, de oración y aplausos con la llegada del Niño Jesús y los simpáticos Reyes Magos que repartieron golosinas a las internas.

Por la tarde, y acompañados por monseñor Torres Carbonell, los miembros de la pastoral carcelaria recorrieron la Unidad N°1 de varones, donde también recibieron muestras de alegría y emoción por parte de los reclusos, quienes al oír los villancicos salían de sus celdas para participar de la actividad con cantos y aplausos.

En cada pabellón, el prelado sostuvo en alto la imagen del Niño Jesús e impartió la bendición a quienes allí están presos y a sus familias, recordándoles la importancia de la esperanza y deseando la paz.

El pesebre fue organizado por María Patricia Alonso, coordinadora del equipo nacional de Pastoral Carcelaria, y contó con la participación del juez de la Cámara Federal de Casación Penal, Alejandro Slokar; la juez de la Cámara Federal de Casación Penal, Ángela Ledesma; la juez nacional de Ejecución Penal, María Jimena Monsalve; la secretaria del Juzgado Nacional de Ejecución Penal N°5, Paula Orfus; y los secretarios delegados de Ejecución Penal, Luis López Lo Curto, Víctor Brescia, Marion Vecino, Yamila Massad y Juan Ignacio Milano Lingua.

Una vez más, y en vísperas de la llegada de Jesús, la pastoral carcelaria realizó un gesto de misericordia, de esperanza y de hermandad, dando un paso hacia la tan deseada “cultura del encuentro”, que predica el Santo Padre. Enterado de la actividad, Francisco se comunicó con Patricia Alonso para felicitarla por la tarea llevada a cabo.

“Nuestros niños Jesús”
Un rato antes de que el pesebre recorriera los pabellones del Complejo Federal Penitenciario N°1, los jueces y secretarios se acercaron a la Unidad de mujeres N°31 para realizar otro gesto concreto de misericordia: compartir un momento con las mamás que se encuentran presas junto a sus hijos, y llevar regalos navideños para los pequeños.

La visita fue ocasión para que los representantes de la justicia recorran las instalaciones del penal, dialoguen con el personal del jardín de infantes que funciona allí y escuchen las situaciones particulares y necesidades de las internas.

“Estos son nuestros niños Jesús”, manifestó el juez Slokar al referirse a los 35 niños que viven en la cárcel, cumpliendo una condena junto a sus mamás. Desprotegidos, olvidados, descartados de la sociedad, los bebés nacen excluidos y permanecen hasta los 4 años privados de su libertad.

“Creo que estos niños a quienes les llevamos juguetes sufren la peor de las penas: la cárcel desde su nacimiento hasta los 4 años en razón de los delitos de su madre”, añadió Slokar. “En definitiva, la cohabitación carcelaria hace pagar la culpa de los padres en los hijos”, lamentó.

“El encierro en estos chicos provoca deterioros irreversibles, porque no tiene un efecto regresivo como en el adulto, sino directamente impeditivo de la evolución y desarrollo de cualquier persona”, advirtió el juez, y consideró necesaria la implementación de soluciones "más dignas y menos violentas".

Ante esta situación, el magistrado recordó que es indispensable insistir en la postura del papa Francisco para con los encarcelados, a quienes desde el inicio de su ministerio sacerdotal visita con frecuencia y actualmente, en su papado, reafirma la necesidad de realizar con ellos gestos de misericordia.+

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