Nuevo sacerdote de la Orden Cartujana

Deán Funes (Córdoba) (AICA): La prelatura de Deán Funes celebró el sábado 23 de febrero, la ordenación presbiteral de Fray Martín Parente, monje cartujo, en la catedral Nuestra Señora del Carmen. Presidió la Eucaristía monseñor Gustavo Zurbriggen, obispo prelado de Deán Funes, acompañado por el obispo prelado emérito, monseñor Aurelio Khün, y el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, y sacerdotes presentes.
El sábado 23 de febrero la Cartuja San José, de la prelatura de Deán Funes celebró la ordenación presbiteral de Fray Martín Parente, monje cartujo, en la catedral Nuestra Señora del Carmen. Presidió la Eucaristía monseñor Gustavo Zurbriggen, obispo prelado de Deán Funes, acompañado por el obispo prelado emérito, monseñor Aurelio Khün, y el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, entre otros sacerdotes.

Durante su homilía, el obispo le recordó al neopresbítero las enseñanzas de San Juan Pablo II en la exhortación apostólica “Les daré pastores según mi corazón”, en la que indica que “el sacerdote, por el sacramento del Orden Sagrado, es enviado por el Padre, por medio de Jesucristo, con el cual, como cabeza y pastor de su pueblo se configura de un modo especial para vivir y actuar con la fuerza del Espíritu Santo al servicio de la Iglesia y por la salvación del mundo”.

“Por el Orden Sagrado, vas a ser consagrado por el Espíritu Santo y configurado con Jesucristo el Buen Pastor, para servir a su Pueblo. Por eso tendrás que aprender siempre de Jesucristo, Él es el sacerdote, con quien serás configurado y al que tendrás que aprender a imitar a lo largo de tu vida. Esta configuración con Jesucristo hace que, a partir de ahora, tu persona sea presencia sacramental de Cristo Pastor. Por eso obrarás ‘in persona Christi’, es decir, haciendo presente sacramentalmente a Jesús; y tendrás que suplicar al Espíritu Santo para que tengas las actitudes y el corazón de Jesús, el buen Pastor”, le dijo monseñor Zurbriggen.

Asimismo, le mostró las dos dimensiones que debía tener su corazón sacerdotal desde ese día en adelante: “Como el Hijo, una total obediencia al Padre para hacer siempre sólo la voluntad del Padre, y una total disponibilidad para dar la vida por tus hermanos”.

El obispo prelado de Deán Funes describió al corazón sacerdotal con forma de cruz: “Una orientación vertical de escucha y obediencia al Padre, alimentada en la oración, como lo hacía Jesús, quien en largos momentos de soledad orante escuchaba el querer de Dios. Y una orientación horizontal, con los brazos abiertos, como la cruz, para abrazar, servir, perdonar, confortar, para dar la vida a los demás según el ejemplo de Cristo”.

“Todos los sacerdotes, y ahora vos, tenemos que pedirle al Señor que nos conceda una unión intensa con Él, en el amor filial del Padre y en el amor fraterno por todas las personas a las que serviremos con nuestro ministerio”, dijo al concluir.+

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