Mons. Mazzitelli: No se puede amordazar la defensa del derecho a la vida

Mons. Mazzitelli: No se puede amordazar la defensa del derecho a la vida

En el marco de la Solemnidad de la Anunciación del Señor, el obispo auxiliar de Mendoza, monseñor Marcelo Mazzitelli, presidió este lunes 25 de marzo la “Misa por la Vida” en la basílica Nuestra Señora del Rosario.

En su homilía, recordó la anunciación del Señor, “misterio que nos revela la misericordia de Dios, su amor entrañable y fiel para con la humanidad”, y afirmó que “la encarnación es el comienzo de la redención”.

“La promesa anunciada al pueblo fiel de Israel se hace cumplimiento abriendo una nueva esperanza. Es la que llevaba María en su corazón, una joven piadosa que guardaba la salvación de Dios. Esa esperanza era la tierra fértil para el anuncio que llega a su vida través del ángel Gabriel”, relató.

“En la Anunciación es presentado aquel que ha de ser engendrado en el vientre virginal de María, el hijo del Altísimo, a quien se le dará el trono de David, y reinará para siempre. Será santo y será llamado hijo de Dios”, recordó.

“¿Cómo reaccionar frente a tal anuncio? Sólo queda la confianza. La fe de quien se apoya en Dios”, señaló.

“A lo largo de la historia de la salvación, Dios ha confiado a hombres y mujeres una misión que les era notificada. En el caso del anuncio a María, no se le comunica solamente lo que ha de hacer y lo que se le pide, queda expectante una respuesta nacida de la libertad de María. Es la única, en la Sagrada Escritura, de quien se espera una respuesta”, añadió.

“María dirá entonces: ‘Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu palabra’. En el silencio de Nazaret, toda la creación se alegra con ese sí. La vida entera de María se hace apertura a la voluntad de Dios, se deja sorprender respondiendo con una confianza sin límites, testimonia ser una mujer de fe. La pequeñez de su servidora es sostenida por la omnipotencia y fidelidad de Dios”, sostuvo el obispo.

Hoy nosotros, discípulos del Señor, nos alegramos y agradecemos por el amor del Padre que nos ha donado a su Hijo para que tengamos vida, y vida en abundancia. También agradecemos a María, agradecemos su ‘sí’ que atravesó toda la creación y que sigue resonando en la historia. Pero lo que es gratitud se convierte en desafío para nosotros, llamados a confiar en un Dios que no abandona y cumple sus promesas”, advirtió.

“Los que tenemos fe nos sentimos en la experiencia dolorosa de la hostilidad a la fe, los que pretenden hacer invisible la fe de los creyentes. Como María, estamos llamados a peregrinar en la certeza de que no nos faltará la gracia para poder ser fieles a la misión que la Iglesia ha recibido de nuestro señor Jesucristo”, continuó el prelado.

En ese sentido, consideró que “la misma realidad nos interpela a peregrinar con esperanza, somos herederos de la promesa que se va cumpliendo en la historia, peregrinamos con un horizonte en nuestro corazón”.

“En el Magníficat que canta María, al descubrirse llamada a la misión de ser la madre del Mesías, resuena la esperanza de todo un pueblo. Será la fuerza que la sostendrá en momentos en que su corazón será atravesado por una espada de dolor. Porque tenemos esperanza, y esa esperanza es nuestro Dios, podemos caminar en la historia con los ojos fijos en Jesús”, aseguró.

Finalmente, afirmó: “Como María estamos llamados a hacer de nuestro sí a Dios, una respuesta de caridad. Hoy más que nunca nuestra nación, herida por la desunión, por las grietas, por enfrentamientos, herida por una pobreza que siente, estamos llamados a ser testigos de la comunión”.

“Con ocasión de esta solemnidad celebramos hoy el Día del Niño por Nacer, instituido por ley en nuestro país en el año 1998, que sostiene en su decreto, que el derecho a la vida no es una cuestión de ideología, ni de religión, sino una emanación de la naturaleza humana”, explicó monseñor Mazzitelli.

“Afirmamos en este día que vale toda vida. El papa Francisco en Evangelii Gaudium señala que en la acción de la Iglesia hay un signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha”.

“Entre esos débiles, dice el Papa, que la Iglesia quiere mirar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana, en orden de hacer con ellos lo que se quiera. Quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo”, alertó.

“Frecuentemente para ridiculizar la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico y conservador. Se nos pretende amordazar, señalando nuestras miserias, pero no se puede amordazar cuando lo que se defiende es el derecho a la vida”, sostuvo.

“Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer, está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Dice el Papa ‘supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo’”, recordó.

“Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno, pasarían a ser instrumento de grupos ideológicos, y no del derecho que significa la dignidad de cada ser humano”, agregó.

Finalmente, señaló que “el acercarnos a un debate no significa relativizar la defensa de la vida en todos los estados de su desarrollo, desde la concepción hasta la muerte natural. Al contrario, lo hacemos con la convicción de luchar por el derecho humano fundamental, que es la vida. Sin vida no hay derechos humanos y sin ellos no hay libertad”.

“No somos sordos a las angustias de las personas que viven situaciones dramáticas a la hora de asumir la responsabilidad de una vida en gestación, especialmente la mujer que lleva el embarazo. Pero no se puede resolver un drama con otro al quitar la vida a un inocente”, aseveró.

“Tanto nosotros, como comunidad cristiana, como el Estado, debemos procurar las circunstancias que garanticen el acompañamiento y contención”, instó.

“Defendemos la vida en el vientre gestante pero también nos interpela la vida de niños a los que se les ha robado su infancia, de patas sucias abriendo los taxis, de niños durmiendo en la calle, de ancianos olvidados”, enumeró.

Finalmente, refiriéndose a “la tragedia del aborto”, advirtió que “los grupos que pretenden legalizar lo que es ilegalizable, se manejan con eufemismos, hablan de interrupción. Un aborto no interrumpe un embarazo, lo termina con la muerte, no se puede retomar”, aclaró. “Una cantidad de semanas no legitima la muerte o la vida, es la misma vida en estado de desarrollo”, añadió.

“Toda vida es sagrada, tenemos que alegrarnos de que cada vida tiene una misión, que cada vida tiene su dignidad. Que María, madre del Hijo de Dios, y como madre que recibimos al pie de la cruz, nos acompañe en nuestro peregrinar para crecer en la fe, en la esperanza y en la caridad”, pidió. “Que podamos seguir cada día de nuestras vidas diciendo ‘sí’ a la voluntad de Dios”.+

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