Catequesis del Papa: La comunión está en el ADN de la comunidad cristiana

Ciudad del Vaticano (AICA): “La comunión triunfa sobre las divisiones, es el primer testimonio que brindan los apóstoles y hoy sigue siendo el camino para ser testigos, está en el “ADN de la comunidad cristiana”, señaló el papa Francisco en la mañana de hoy, miércoles 12 de junio, duranta la audiencia general. La comunión en la comunidad cristiana fue el tema abordado por el pontífice continuando con su catequesis dedicada a los Hechos de los Apóstoles.
“La comunión triunfa sobre las divisiones, es el primer testimonio que brindan los apóstoles y hoy sigue siendo el camino para ser testigos, está en el “ADN de la comunidad cristiana”, señaló el papa Francisco en la mañana de hoy, miércoles 12 de junio, duranta la audiencia general. La comunión en la comunidad cristiana fue el tema abordado por el pontífice continuando con su catequesis dedicada a los Hechos de los Apóstoles.

Dirigiéndose a las 20 mil personas presentes en la Plaza San Pedro, el Papa observó que en los Hechos “está el viaje del Evangelio”. “Todo comienza a partir de la Resurrección de Cristo. En efecto, este no es un acontecimiento entre otros, sino que es la fuente de la vida nueva. Los discípulos lo saben y -obedientes al mandato de Jesús- permanecen unidos, concordes y perseverantes en la oración. Se ciñen a María, la Madre, y se preparan para recibir el poder de Dios, pero no de manera pasiva, sino consolidando la comunión entre ellos”.

“Esa primera comunidad estaba formada por 120 hermanos y hermanas: un número que contiene el 12, emblemático para Israel, porque representa las doce tribus, y emblemático para la Iglesia, en razón de los doce apóstoles elegidos por Jesús. Pero ahora, luego de los hechos dolorosos de la Pasión, los apóstoles del Señor ya no son doce, sino once. Uno de ellos, Judas, ya no está: se quitó la vida aplastado por el remordimiento”.

“Pero ya antes de ello, había comenzado a separarse de la comunión con el Señor y con los otros, a hacer la suya, a aislarse, a apegarse al dinero llegando a instrumentalizar a los pobres, a perder de vista el horizonte de la gratuidad y del don de sí, hasta permitir que el virus del orgullo le infectara la mente y el corazón, haciendo que de «amigo» pasase a transformarse en enemigo y en «guía de los que arrestaron a Jesús». Judas había recibido la gracia de formar parte de los íntimos de Jesús y de participar en su mismo ministerio, pero llegado un punto él pretendió ‘salvar’ su vida por sí mismo, con el resultado de perderla. Dejó de pertenecer a Jesús con el corazón, y pasó a estar fuera de la comunión con Él y con los suyos. Dejó de ser discípulo y se colocó por encima del Maestro. Lo vendió y con el «precio de su delito» compró un terreno, que no produjo frutos pero que quedó impregnado con su misma sangre”.

“Si Judas prefirió la muerte a la vida y siguió el ejemplo de los impíos, cuya vida es como la oscuridad y va camino a la ruina, los once, en cambio, eligieron la vida y la bendición, y se vuelven responsables de hacer que ésta fluya a su vez en la historia, de generación en generación, del pueblo de Israel a la Iglesia. El evangelista Lucas nos hace ver que frente al abandono de uno de los doce, que ha creado una herida en el cuerpo comunitario, es necesario que su cargo pase a otro. ¿Y quién podía asumirlo? Pedro señala el requisito: el nuevo miembro debe haber sido un discípulo de Jesús desde el inicio, es decir, desde el bautismo en el Jordán, hasta el final, es decir, hasta la ascensión al cielo. Hay que reconstituir el grupo de los doce. Llegado este punto, se inaugura la praxis del discernimiento comunitario, que consiste en ver la realidad con los ojos de Dios, desde una perspectiva de unidad y comunión”.

Y desde esta óptica, la comunidad ruega a Dios para que señale al elegido entre dos candidatos, José Berseba y Matías. En la elección de este último se reconstituye “el cuerpo de los doce, signo de que la comunión triunfa sobre las divisiones, sobre el aislamiento, sobre la mentalidad que absolutiza la esfera privada, signo de que la comunión es el primer testimonio que brindan los apóstoles. Jesús les había dicho: «Por esto sabrán que son mis discípulos: si se aman unos a otros»”.

“Los doce manifiestan en los Hechos de los Apóstoles el estilo del Señor. Son testigos acreditados de la obra de salvación de Cristo y no manifiestan al mundo su presunta perfección, sino que, a través de la gracia de la unidad, hacen que surja Otro, que ya vive en un mundo nuevo, en medio de su pueblo: Jesús, el Señor. Los apóstoles eligen vivir bajo el señorío del Resucitado en la unidad entre los hermanos, que se vuelve la única atmósfera posible del auténtico don de sí”.

“También nosotros necesitamos redescubrir la belleza de dar testimonio del Resucitado, saliendo de las actitudes autorreferenciales, renunciando a retener los dones de Dios y no cediendo a la mediocridad. El reagrupamiento del colegio apostólico muestra cómo en el ADN de la comunidad cristiana están la unidad y la libertad de sí mismos, que permiten no temer a la diversidad, no apegarse a las cosas y a los dones y volverse mártires, es decir, testigos luminosos del Dios vivo que obra en la historia”.

La vida debe ser siempre respetada
En el saludo que dirigió a los polacos, Francisco reafirmó que “la vida es sagrada porque es don de Dios. Estamos llamados a defenderla desde su concepción en el vientre materno hasta su edad avanzada, cuando está marcada por la enfermedad y el sufrimiento. No es lícito destruir la vida ni convertirla en objeto de experimentaciones o concepciones falsas. Les pido rezar para que la vida humana siempre sea respetada, testimoniando de esta manera los valores evangélicos, especialmente en el ámbito de la familia”. +

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